El Twittero Patrimonial porteño
Distinguido en esa condición por la Fundación Futuro por su aporte a la valoración del patrimonio de Valparaíso, a través de una cuenta que recibe hasta más de tres millones de vistas al mes, aquí cuenta en primera persona la historia de su amor por el Puerto.
Mi padre, Giacomo Vaccarezza Pasqualetti, llegó en barco a Valparaíso desde Italia a los pocos años de terminada la Segunda Guerra Mundial en busca de un mejor futuro. Sus padres le decían que se iba "alla fine del mondo". En un comienzo trabajó con su tío Francesco Vaccarezza, quien tenía en Playa Ancha el Emporio El Sol, en la calle Munizaga esquina San Pedro. Unos 10 años después mi padre compró en la Avenida Playa Ancha el Emporio San Pablo, hoy es una sucursal de Banco Estado.
Mi madre, Gilda Barbagelata Canessa, es hija de inmigrantes italianos. Mis bisabuelos maternos llegaron en barco a Buenos Aires, en tren a Mendoza y en burro a Chile a través de la cordillera. Mi bisnonna, Rosa Costa, a quien tuve la dicha de conocer, me contaba todas estas historias. La familia de mi madre vivía en el Pasaje Barbagelata del cerro Santo Domingo en Valparaíso.
Mi abuelo, Juan Barbagelata Schiappacasse, tenía en la Plazuela San Francisco, pleno barrio fundacional, la Mercería y Ferretería El Arca de Noé. Repartían a lomo de burro los productos por todos los barrios. Todos ellos eligieron vivir en Valparaíso, porque sus cerros, sus calles y pasajes, sus esquinas, sus escalas, y el puerto les recordaban en gran medida a su querida Génova.
Hitos de valparaíso y caminatas con el nonno
Soy nacido y criado en Pancho, el primero de los Vaccarezza nacido en Chile. Crecí mirando desde el balcón la entrada y partida de las naves, el movimiento portuario, y la Silla del Gobernador, señal en la cual se puede confiar tanto como en un barómetro. Mi colegio fue la Scuola Italiana de Valparaíso. Vivimos por muchos años en la Avenida Playa Ancha y aprendí a nadar en la piscina del Deportivo Playa Ancha. Mi vida ha transcurrido en este querido puerto.
Desde siempre he mantenido en mi memoria las largas caminatas por las calles de Valparaíso con mi nonno Juan. Visitábamos el Muelle Prat, la Estación Puerto, el Molo de Abrigo, el sector de La Matriz. Caminábamos por el plan, me contaba historias de la ciudad, sus experiencias de niño durante la Guerra Civil, y ya más adulto con el gran terremoto de agosto de 1906. Pasábamos por un helado a La Llapa de calle Clave, por un berlín al excafé Vienés de calle Esmeralda, y en sus salones, lugar de interesantes conversaciones, se podía encontrar a Renzo Pecchenino "Lukas". Infaltable era en los fines de semana ir a ver los partidos en el Parque Alejo Barrios.
Sin duda el terremoto de 1906 marcó un antes y un después en la ciudad puerto. Este cataclismo dejó una gran destrucción y provocó un par de años de intensos debates parlamentarios, en donde la ciudadanía porteña solicitaba con urgencia la reconstrucción de Valparaíso, conjuntamente con las futuras obras portuarias. Mi nonno me contó muchas veces lo mal que la pasó la ciudad y cómo los porteños lograron llevar adelante su desarrollo. ¡La ciudad siempre ha sabido ponerse de pie!
Otro hito clave para Valparaíso fue el inicio de la construcción del Molo de Abrigo en el año 1912, una de las obras más importantes del siglo XX, porque la gran desventaja del puerto era la desprotección frente a los vientos del noroeste que soplaban con furia inaudita. Esto obligaba a las naves a internarse en alta mar para capear el temporal, por lo que el molo permitió tener aguas calmas y un mejor desarrollo portuario. Otra época significativa fue la presencia de los dos diques llamados "Valparaíso" y "Santiago", lo cual constituyó una demostración de poderío comercial y económico.
10 MIL FOTOS ANTIGUAS DE la ciudad
Gracias a mi nonno supe muchas cosas de la ciudad, fue el inspirador de mi interés por Valparaíso y su historia, como lo fue mi padre por Génova en Italia.
Es así como desde hace muchos años comencé a buscar fotografías antiguas de la ciudad. En mi archivo ya debe haber unas diez mil, y desde hace unos once años las comparto en mi cuenta de Twitter (@RenzoVaccarezza).
A las fotografías les doy un contexto. Con los 280 caracteres de Twitter he logrado mostrar la historia y el patrimonio de Viña del Mar, de Santiago, de las principales ciudades y pueblos de Chile, pero principalmente de Valparaíso.
Soy un agradecido de cada uno de mis seguidores, los que me leen diariamente, y de los muchos que además comparten conmigo sus comentarios, sus fotos, sus historias y anécdotas. A lo largo de estos años en Twitter, he descubierto lo reconfortante y emocionante que es para las personas y para mí recordar juntos los paisajes e historia de Valparaíso y de Chile. Es, sin duda, una invitación a viajar en el tiempo, y darle un relato a los daguerrotipos y fotografías.
Estoy muy agradecido con Fundación Futuro y con su directora Magdalena Piñera, por haberme distinguido con el Premio Ciudad como el "Twittero Patrimonial". Mi cuenta de Twitter ha recibido hasta más de tres millones de visitas al mes, lo que demuestra el gran afecto por la cultura, la historia y el patrimonio. Esta cuenta la hemos creado todos nosotros.
También agradezco a El Mercurio de Valparaíso por su interés en fomentar el patrimonio cultural a través, por ejemplo, del "Pequeño Twittero Ilustrado" que aparece en la contratapa los miércoles.
Por último, duele ver el actual estado de la ciudad. Llama la atención que en Valparaíso todo esté "permitido", menos el cuidado, cariño y respeto al patrimonio. Hay una cierta impunidad en adueñarse de las veredas para vender absolutamente de todo, en botar basura, en beber alcohol y acampar en la vía pública, en los rayados, entre otros.
¡Pero no pierdo la esperanza de ver nuevamente a un Valparaíso más querido, más limpio, respetado! 2
en la excalle de la aduana, hoy prat, que considera "una de las más lindas de chile". gracias a las largas caminatas que hacía con su nonno, se la sabe de memoria desde que era niño.