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por la alcaldesa (de Santiago) Irací Hassler. Y la verdad es que ese proceso fue muy importante, porque nos permitió hacer un termómetro de lo que la ciudadanía estaba esperando de nuestra candidatura. En ese proceso se definieron prioridades y temáticas relevantes donde sin duda aparecían temas que, si bien los habíamos abordado en la primera vuelta, tomaron fuerza como la seguridad pública, seguridad ciudadana, el tema de la educación, el del endeudamiento de los jóvenes en las universidades, el tema de los derechos sociales para los niños y niñas. Una de las características de nuestro Presidente electo es su capacidad de escuchar y de aprender de otros, sobre todo de ese pueblo que ha hablado mucho con él, que lo ha sentido muy cerca y que le ha transmitido necesidades concretas que por supuesto él se ha comprometido a abordar en su gobierno para ir resolviendo poco a poco las necesidades que tenemos en el país, donde la verdad es que nos hemos encontrado con sectores que están muy abandonados por muchos años y que hoy tienen las esperanza de ser considerados en este proceso.
-La figura de Gabriel Boric ha generado ilusión y altas expectativas. ¿De qué modo pretenden manejarlas considerando un escenario futuro que no será fácil, con crisis económica y sin mayoría en el Congreso?
-Las expectativas son sin lugar a dudas altísimas. Esta es una elección distinta a otras, porque es la de mayor participación desde que es voluntaria. Incluso más que el plebiscito, lo cual es muy decidor de que aquí hubo personas que se levantaron a votar sabiendo que en procesos anteriores no lo habían hecho. Las personas de alguna manera tuvieron un incentivo distinto para ir a participar. Gabriel Boric es el candidato más votado en la historia de Chile y el más joven. Todos esos elementos configuran un escenario distinto respecto de qué es lo que hay detrás de eso. Hay expectativas en la juventud, hay expectativas en los cambios, en las transformaciones, hay sueños también, de personas que quieren que su calidad de vida cambie. Hay muchas cosas que son muy importantes, parte del programa y de los compromisos que hemos asumido, y que nuestra disposición como parte de quienes hemos impulsado esta propuesta de gobierno es cumplir con aquello. Tenemos una tremenda responsabilidad, sabemos que no va a ser fácil, se requiere de mayorías parlamentarias que hoy son relativas, porque efectivamente hay nuevas fuerzas políticas en el Congreso que se han declarado de oposición, como es el caso de la DC, pero que también están disponibles a colaborar en algunos aspectos. Lo mismo esperamos de otras fuerzas. Hay muchas personas del Partido de la Gente que votaron por Boric y eso quedó claro en la segunda vuelta, pero que también tienen representación parlamentaria y que no sabemos cómo se van a comportar en el proceso; hay dudas respecto de eso. Pero evidentemente por eso es tan importante que el movimiento social juegue un rol en esto. Tratar de dejar en manos de las instituciones únicamente el proyecto de país o la implementación del programa de gobierno sería un error. El movimiento feminista, el de los trabajadores, el movimiento social en su conjunto, debe estar muy alerta y activo en la implementación y el empuje del programa de gobierno para que este se cumpla, porque no va a depender sólo del gobierno y su voluntad, sino que también de la voluntad política de lo parlamentarios que están en ejercicio a partir del 11 de marzo.
-"En la medida de lo posible", "transar sin renunciar", fueron frases criticadas por su coalición. El escenario económico complejo y un Congreso sin mayoría harán muy difícil cumplir con el programa.
-Nosotros vamos a partir con el empeño y el esfuerzo de cumplir con nuestro programa. No vamos a renunciar previamente a esa opción. El gobierno se instala el 11 de marzo y obviamente nuestra disposición es a cumplir con el programa y hacer todos los esfuerzos que estén en nuestras manos para hacer lo posible. Pero no todo depende del gobierno. Hay esfuerzos que van a depender de la voluntad política que se exprese en el Parlamento y en eso nosotros estamos disponibles a dialogar, a conversar, a convencer también de la justicia que hay en nuestras propuestas, que además han surgido del movimiento social, de la organización ciudadana, del movimiento feminista. Nosotros creemos que hay muchas cosas que son absolutamente justas, que son necesarias, que son incluso en algunos casos de sentido común y que vamos a ponerlas sobre la mesa y a abrir el debate democrático como corresponde. Si la derecha o algunos sectores de derecha pretenden negarnos la sal y el agua y no dialogar, disponerse a vetar cualquier iniciativa que venga de este gobierno, bueno, la ciudadanía tendrá que juzgar eso y por eso también es tan importante que el movimiento social juegue un rol en este proceso, porque si la derecha se va a disponer a no permitirnos gobernar, lamentablemente las consecuencias no las va a vivir sólo el gobierno ni Gabriel Boric, sino que las va a vivir el pueblo de Chile. Yo espero que los diputados y diputadas de derecha que no son parte de este gobierno y que van a ser una oposición activa, tengan disposición a que las buenas ideas también las miren en su mérito.
-Su rol va a ser clave en este escenario. ¿Como va en sus conversaciones con otras fuerzas políticas?
-A partir del encargo que nos ha hecho el Presidente a un equipo de personas que estamos trabajando y ayudando en la instalación de lo que va a significar el próximo gobierno en todo el proceso previo de trabajo, todo lo que hay que preparar, incluidos los vínculos con el Parlamento, ya iniciamos un trabajo. Yo soy parlamentaria electa recientemente, primera mayoría nacional, esa es una razón de mucho orgullo y honor, pero también de mucha responsabilidad, y creo que de alguna manera ha habido un planteamiento de parte del país en cuanto al rol de nuestra generación política. Quienes venimos del movimiento social o estudiantil, aquellos que hemos luchado juntos con Gabriel, con Camila, con Giorgio, con Izkia (Siches), con Miguel Crispi, con Jorge Sharp, con Irací Hassler, Javiera Reyes… hemos tenido un camino de lucha, de trabajo conjunto durante muchísimos años. Somos personas que hemos estado en distintos espacios de la política desde hace muchos años e incluso a veces en espacios distintos. Tuvimos diferencias, pero también construimos juntos, marchamos juntos y juntas y hoy estar con esta responsabilidad, con Gabriel a la cabeza, de alguna manera también nos une a todos y todas.
Eso también ha implicado abrir nuevos espacios de diálogo más allá de lo que nuestra generación significa, porque claramente la política no está configurada solo de quienes hemos venido en este proceso de lucha, también hay gente que viene de otras generaciones, de otras luchas también, de otras experiencias. Todo eso debe ser compatibilizado, tiene que ser trabajado. Digo esto porque estamos llevando adelante conversaciones con otros sectores políticos, con parlamentarios y parlamentarias con mayor experiencia que de todas maneras tienen mucho que aportar a esto, personas que han llevado años de trabajo en el Parlamento que nos pueden aportar y ayudar a mejorar y a pensar de mejor manera esta coordinación que vamos a requerir en el Congreso y que evidentemente va a partir por voluntad política que cada uno de nosotros ponga para que el programa de gobierno se cumpla. Y más que eso, para que las personas que están esperando con muchos sueños y expectativas que se pueda cumplir esta propuesta, finalmente puedan tener resultados concretos en sus vidas.
-El anticomunismo fue uno de los argumentos clave de la campaña de Kast. ¿Por qué se le teme tanto al PC?
-Creo que es evidente que la dictadura militar dejó instalada en un cierto aspecto de la cultura una estigmatización y una posición política profundamente anticomunista. Eso es algo que es una realidad, lo hemos visto, lo hemos vivido diariamente en redes sociales, con personas que plantean que hay que matar a los comunistas, que no hay que dejarlos en ningún espacio. He visto declaraciones de personas como Rojo Edwards, por ejemplo, diciendo que hay que anular a los comunistas en el espacio del gobierno. Es evidente que hay una intolerancia profunda. Yo soy comunista, soy joven, soy mujer, soy estudiante, hoy soy parlamentaria electa con la primera mayoría y soy comunista. Lo pongo como ejemplo porque creo que en esto también se da una dicotomía. De que hay una suerte de instalación de este "demonio" como lo decían Camila y Daniela Serrano en su canción, como este demonio marxista que es muy coherente con este relato que hacía Pinochet cuando hablaba del cáncer marxista. La verdad es que ese nivel de inhumanidad que mostró la dictadura, de intolerancia, hay algunos sectores políticos que lo quieren seguir reproduciendo y lo que quieren seguir resignificando. Pero tengo la impresión de que cada vez más las generaciones nuevas se han ido liberando de ese estigma y de ese prejuicio tan malintencionado que también de alguna manera se ha ido modificando por la vía de los hechos. Las y los comunistas hemos demostrado que tenemos capacidades, que tenemos compromiso, que tenemos la capacidad de gobernar, que no nos comemos a las guaguas, que no somos el monstruo que han tratado de instalar sobre nosotros. 2
"Las y los comunistas hemos demostrado que tenemos capacidades, que tenemos compromiso, que tenemos la capacidad de gobernar, que no nos comemos a las guaguas, que no somos el monstruo que han tratado de instalar sobre nosotros".
la diputada fue clave en la campaña del presidente electo. organizó un puerta a puerta que llegó a 1,3 millones de hogares.
"No todo depende del gobierno. Hay esfuerzos que van a depender de la voluntad política que se exprese en el Parlamento y en eso nosotros estamos disponibles a dialogar, a conversar, a convencer de la justicia que hay en nuestras propuestas".
"Si la derecha se va a disponer a no permitirnos gobernar, las consecuencias no las va a vivir sólo el gobierno ni Gabriel Boric, sino que el pueblo de Chile. Espero una oposición con disposición a que las buenas ideas también las miren en su mérito".
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