Desalentador ataque a un símbolo porteño
El "Valparaíso", escrito con letras gigantes en Muelle Barón, fue víctima de uno de aquellos que sistemáticamente dañan la ciudad. Las conductas destructivas y demoledoras nada respetan y forman parte de una suerte de competencia que nunca termina, emporcando los espacios públicos.
Con letras gigantes se lee en el sector Muelle Barón, "Valparaíso". Es un saludo a los visitantes que llegan a ese punto de atracción turística y también a los navegantes. La iniciativa, concretada hace pocos días, corresponde a los operadores turísticos y de servicios del antiguo muelle, en conjunto con EPV y Sercotec.
La gigantografía se convirtió en lugar propicio para los visitantes que se toman allí fotografías como prueba de su paso por la ciudad patrimonial, tal como ocurre con el Reloj de Flores de Viña del Mar.
Irresponsable y también irrespetuoso, un individuo eligió este flamante símbolo porteño para hacer piruetas, saltando letra por letra. El daño fue inevitable. La estructura no está hecha para soportar tal peso.
Pese a la promesa de reparación que hizo el autor de las acrobacias se formuló denuncia a Carabineros.
"La idea original fue hacer un regalo a Valparaíso", dice Daniela Feliú, presidenta de la Asociación Gremial de operadores del muelle. Se trataba, afirma, de "conformar una postal maravillosa", conjugando las letras con el nombre, Valparaíso, con los cerros. Se piensa, además, iluminar esta novedosa enseña porteña.
Buenas ideas y buenas intenciones que, desgraciadamente chocan con los genes destructivos que recorren la ciudad, desde los cerros al plan.
Lo ocurrido con este letrero es reiteración de lo que viene ocurriendo desde hace tiempo en la ciudad, destruyendo su fisonomía y condición patrimonial. Las conductas destructivas y demoledoras nada respetan y forman parte de una suerte de competencia que nunca termina con participantes alertas en busca de nuevos blancos, emporcando y saturando espacios públicos y privados. El daño del Muelle Barón podrá ser reparado, quizás sin gran costo, pero la acción del joven acróbata es un factor más de desaliento para quienes piensan en contribuir a mejorar la ciudad con ideas simples e innovadoras.
Recientemente se ha creado una Corporación para la administración del Sitio Patrimonio Mundial, con participación de la Municipalidad y del sector privado. Hay esperanzas que la nueva institucionalidad regularice la gestión del valor patrimonial asignado a Valparaíso. Era claramente necesaria una directriz en una gestión que hasta ahora aparece dispersa, pero de nada valen las estructuras sin un sentimiento ciudadano, colectivo de trabajo y colaboración en esa gestión cuyo objetivo es la preservación del Sitio de Patrimonio Mundial y de su marco, que es la ciudad.
Lo ocurrido con las letras gigantes advierte que no basta con una Corporación, hay que avanzar en educación para el patrimonio, en respeto a la ciudad y también, sin reservas, en sancionar a quienes destruyen, pues no solo dañan bienes materiales, sino que también desalientan el trabajo de quienes buscan mejorar para todos Valparaíso.