EN LA VIÑA DEL SEÑOR
POR GABRIELA CHOMER GABRIELA CHOMER
El rinconcito
de la consentida
La decisión del exmilitante del Partido Socialista, Eduardo Muñoz Inchausti, de mostrar su currículum para tratar de ser nombrado delegado presidencial regional en nuestra región, sorprendió a algunos, pero a otros no.
Muñoz, que ahora milita en UNIR, el movimiento que creó su líder, el derrotado candidato a senador por Coquimbo, Marcelo Díaz, habría manifestado su intención hace mucho tiempo, cuando en UNIR tenían las esperanzas de que Marcelo Díaz fuera nombrado ministro del gabinete del presidente electo, Gabriel Boric, cosa que no ocurrió. Incluso también trató de ser subsecretario, pero la misión volvió a ser infructuosa. A muchos les viene el recuerdo de que el actual diputado por el Distrito 7, Marcelo Díaz, fue un opositor a la candidatura presidencial de Gabriel Boric. Tanto fue así que llegó a presentar una peregrina precandidatura presidencial, a modo de bloquear la del magallánico.
Eduardo Muñoz, quien se desempeña cómo secretario académico de la Escuela de Administración Pública de la Universidad de Valparaíso, no es un desconocido en la Región, ya que para el gabinete regional del 2014, cuando la Presidenta Michelle Bachelet se aprontaba a designar el Gobierno Regional de Valparaíso, Muñoz Inchausti también comenzó a promover su candidatura para intendente regional, pero no llegó ni a estar en la terna de su partido, que promovió el nombre del que terminara siendo intendente, Ricardo Bravo Oliva. No es un desconocido, ya que a pesar de estudiar tardíamente Administración Pública -muy meritorio, por lo demás- y en modalidad vespertina, llegó a trabajar con su amigo Arturo Barrios como su jefe de gabinete, cuándo éste fue nombrado subsecretario del Consejo Nacional de Culturas y las Artes, más conocido como el Ministerio de las Culturas y las Artes. Es más, cuando el "Negro" Barrios probó suerte como candidato a diputado a finales del 2009, y a sólo meses del término del gobierno de la Presidenta Bachelet, renunciando a la subsecretaría, fue reemplazado primero como subrogante y luego como titular por su colaborador Eduardo Muñoz. Fue tal la carambola, que a semanas de producirse el cambio de mando, la entonces ministra Paulina Urrutia también dejó el gabinete, siendo subrogada por Muñoz Inchausti, quien pudo lograr que lo designaran ministro de Cultura, aunque sólo fuera por unas semanas. Al final, como decía Gabriel Valdés, lo único importante es lo que les puedes contar a los nietos.
Pero esa pasada por el Ministerio de Cultura es lo que le puede volver a traer problemas a Muñoz, ya que su periodo en el cual trabajó con Barrios y culminó siendo ministro no solo fue cuestionado por la Contraloría General de la República, que emitió sendos preinformes y más tarde un duro informe final reclamando mala utilización de recursos públicos, especialmente en viáticos y gastos de representación.
Finalmente la Contraloría falló en contra de Eduardo Muñoz, quien fue castigadoo con la sanción disciplinaria de suspensión del empleo por dos meses con goce del cincuenta por ciento de la remuneración. Quien tuvo que materializar finalmente la medida ordenada por la Contraloría fue su nuevo empleador de ese entonces, en el año 2014, ya que Muñoz no había vuelto a trabajar en un organismo público una vez que había ganado el gobierno la derecha el año 2010. No obstante, Muñoz Inchausti solicitó que la medida sancionatoria quedara prescrita, ya que sólo debería aplicarse si se hubiera encontrado trabajando en el Ministerio de las Culturas. Y, como estaba en otro organismo público, pero diferente al que fue sancionado, no debería aplicarse. En estricto rigor, quería correr la misma suerte de su entonces correligionario Rodrigo Uribe, que también fue castigado por la Contraloría cuando fue Seremi de Vivienda, pero cuando llegó la sanción estaba trabajando como Secplac en la Municipalidad de Quilpué, y por ende, no se le pudo aplicar la sanción del organismo contralor.
Pero esta intención le abre a Muñoz otro frente interno en la propia Universidad de Valparaíso, que había cerrado filas con Nataly Campusano para llegar a la delegación presidencial regional. Incluso el conflicto puede llegar aún más allá, ya que su jefe directo, Diego del Barrio quien es el director de Administración Pública en la UV, está muy comprometido con la candidatura de Campusano.
Pero quienes conocen al "Pelado" Muñoz dicen que, pese a todo, está muy entusiasmado, e incluso está tratando de buscar el apoyo del alcalde Jorge Sharp, quien ya le habría levantado el pulgar de Territorios en Red, para poder correr con algo de opciones en sus sueños de convertirse en delegado.