LA PELOTA NO SE MANCHA Consejo para hincha caturro
POR WINSTON POR WINSTON
Estimado Sr. Winston: En primer lugar, no tengo claro si ese es su nombre o apellido, tampoco si uno le puede enviar cartas y menos si las publican, pero recuerdo que alguna vez le escribí al Doctor Cariño sobre un amor no correspondido y me dio varios consejos. Ninguno fue útil, pero la pena de amor se compensó al ver mi carta publicada en el diario La Cuarta, que durante años llevé recortada en mi billetera hasta que me la robaron.
El caso es que parte un nuevo torneo para mi querido Santiago Wanderers, pero por enésima vez en la primera B. Lo normal es que un hincha apoye a su club, independiente de la categoría en la que está, pero en esta ocasión siento algo raro.
¿Cómo decirlo? Hasta dónde hay que respaldar a un equipo cuando los dirigentes han hecho todo para degradarlo y, peor todavía, cuando hemos sabido que algunos de los jugadores, incluso los ídolos, se confabularon para perder, no una, sino varias veces durante el 2021.
En fin, escucho que el discurso de los wanderinos es que hay que "bancarlos" en las buenas y en las malas, que somos la hinchada más fiel; pero a veces, como ahora, creo que los dirigentes y los mismos jugadores abusan de esa pasión. No sé si estoy mal, pero mi sensación es que, como dice la canción de Arjona, se nos muere el amor, aunque no sé si es él el que se muere o soy yo el que lo mato.
Santiago Walter Arredondo, su fiel lector.
Respuesta:
La verdad es que, hasta esta carta, dudaba de que alguien leyera mis columnas, menos aún, que alguien pensara en mí como un consejero. Lejos de querer compararme con el "Galeno del Amor" o "Gurú del Cachascán", como le dicen al "Doctor Cariño", trato siempre de ver las cosas de un modo distinto y desdramatizar el deporte, en especial, cuando ahora pareciera ser todo de vida o muerte. Por eso me sorprende su carta, pero no seré indiferente a su drama.
Déjeme decirle que los que llevamos décadas en esto, difícilmente, sentimos esa pasión que tienen los hinchas. Conocemos el "negocio" desde dentro y hemos perdido la capacidad de asombro. A veces, no veo más que a 22 mercenarios corriendo detrás de una pelota, un grupo de funcionarios que olvidó que esto era un juego.
Por eso entiendo su sentimiento y comparto su frustración. No me fío de aquellos hinchas que siguen a sus equipos de forma irracional, sin importar lo que hagan o lo que pase. Eso se aleja de la idea que tengo del amor, se parece más a un reflejo, una acción involuntaria o más bien mecánica, como dar un me gusta en Facebook o insultar a alguien en Twitter.
No se sienta obligado a sentir lo mismo que antes, así no funciona el amor. Viva el duelo del descenso y comience a mirar los partidos sin presión. Analice, estudie a los nuevos jugadores, vea cómo se comportan en cancha poco a poco, usted irá sintiendo cómo de las brasas de su corazón, comienza a volver a encenderse una llama hasta transformarse en ese fuego que tantas veces lo hizo llorar de pena y de alegría en el coloso de Playa Ancha.
Por último, no soy quién para juzgar los gustos musicales, pero si se trata de problemas del corazón, le sugiero buscar otras referencias además de Arjona. Escuche, por ejemplo, algunos tangos, boleros o románticos de antaño como Sandro, Roberto Carlos, o Pablo Milanés. De este último recordé un par de líneas, a propósito de su conflicto con Wanderers: "Si me faltaras no voy a morirme, si he de morir quiero que sea contigo".
Saludos,
Winston