LA TRIBUNA DEL LECTOR
POR ALEJANDRO CORVALÁN QUIROZ ACADÉMICO ESCUELA INGENIERÍA Y NEGOCIOS UNIVERSIDAD VIÑA DEL MAR
Desafíos para tiempos difíciles
Estamos a tres semanas de un cambio de ciclo político en nuestro país. Ello ya de por sí es desafiante, pero el escenario internacional y nacional está lleno de variables multidimensionales muy complejas para su pleno abordaje en términos de diagnóstico, diseño e institucionalidad.
En términos económicos, enunciaré cuatro variables muy relevantes que nos condicionarán la velocidad y la intensidad de los cambios que la sociedad chilena ha ido reclamando en diversas formas en los últimos años. El primero de ellos es la inflación y solo me referiré al índice de Precios al Consumidor (IPC) del mes de enero del 2022, que sorprendió a todos con una variación mensual de 1,2%, con lo cual la inflación anualizada alcanzó un 7,7%, más del doble que la meta proyectada por el Banco Central de Chile. La inflación desde hace muchos años en Chile no era una variable crítica, pero durante el 2021 la inflación se instaló en nuestra economía y ha impactado negativamente el costo de la vida de los hogares chilenos y muy particularmente a los sectores de menores ingresos. Un reciente informe del Banco Central de Chile ha estimado que la mitad del incremento de la inflación chilena durante el 2021 se debió al aumento de la demanda interna impulsada por el boom del consumo derivado por el exceso de liquidez, generado por los retiros previsionales y las ayudas estatales. Otro factor interno de aumento del IPC, que se estima en un 20%, ha sido la depreciación del peso chileno. Y, finalmente, se estima que solo un 30% de la inflación se explicaría por factores externos.
La inversión es una variable macroeconómica muy relevante para entender y proyectar el crecimiento futuro de nuestra economía nacional y regional. Por ello es importante las cifras entregadas recientemente por la Corporación de Bienes de Capital (CBC) al cuarto trimestre del 2021 nos muestra una inversión proyectada entre el 2021-2025 de un monto de 71.745 millones de dólares, de los cuales un 67,7% es inversión privada y un 32,3% es inversión pública, En el caso de nuestra Región de Valparaíso, la inversión proyectada solo alcanza a 2.269 millones de dólares, es decir, un 3,2% del total nacional, con lo cual se requerirá un esfuerzo sistemático y deliberado como sociedad regional para desarrollar una política de atracción de inversiones si efectivamente buscamos alcanzar niveles superiores de crecimiento y desarrollo regional.
Si bien la economía chilena ha recuperado de manera sustantiva los empleos perdidos durante la pandemia, aún hay sectores que no recuperarán los niveles de empleo de prepandemia, como son la hotelería y transporte, por mencionar algunos de los más rezagados. En materia de empleo, no solo hay que preocuparse de recuperar los empleos perdidos, sino también considerar el aumento de la población en edad de trabajar, que se incrementó en 450.000 personas en estos dos años. En otras palabras, para tener niveles equivalentes de ocupación debiéramos alcanzar a 9,37 millones de personas y, en consecuencia, nos faltan 690 mil empleos por recuperar durante el 2022. Finalmente, todas la variables anteriores enunciadas convergen en el Producto Interno Bruto (PIB), que tendrá durante los dos próximos años un nivel muy acotado de crecimiento, que dejará rápidamente en el olvido el anómalo e irrepetible PIB del 2021.
En consecuencia, los desafíos son variados y por su naturaleza el principal paradigma que estamos viviendo es el de la complejidad. Por ello concluyo con una frase de dos economistas muy destacados, Abhijt V. Bannerjee y Esther Duflo, ambos catedráticos de Economía del MIT y Nobeles de Economía en el 2019, que nos plantean en su libro "Buena Economía para tiempos difíciles" lo siguiente: "Las ideas son poderosas. Las ideas impulsan el cambio. La buena economía por sí sola no puede salvarnos. Pero sin ella, estamos condenados a repetir los errores del ayer. La ignorancia, las intuiciones, la ideología y la inercia se combinan para darnos respuestas que parecen plausibles, prometen mucho y, previsiblemente, nos traicionarán".
Ojalá esta reflexión nos ayude a ir perfilando una nueva convergencia entre la política y la economía, entre la política y la ciencia en esta segunda década del siglo XXI.