"Nos dejamos persuadir por buenos argumentos, que nos llevaron a conseguir ciertos consensos"
Pese a obtener la mayoría absoluta en la Comisión de Sistema Político, se anticipó que, a la hora de llegar al pleno y conseguir los dos tercios, la idea de eliminar el Senado y avanzar hacia la unicameralidad se encontraría con un cúmulo de dificultades. De ahí que en las últimas horas, ciertos colectivos ligados al ámbito de la centroizquierda estén trabajando en un acuerdo, cuyo objetivo es la construcción de un sistema político que pueda tener éxito en las votaciones definitivas.
Si bien al histórico militante de Renovación Nacional y convencional por el Distrito 10, Cristián Monckeberg, le dolió que los seis convencionales de derecha que integran la Comisión de Sistema Político fueran excluidos del acuerdo, está convencido de la necesidad de recuperar el Senado, aunque con competencias asimétricas. Eso implica, a su juicio, dejar de ser un obstáculo para la generación de reformas, transformándose en un espacio de encuentro para las regiones. Para un avance así, está dispuesto a comprometer su voto.
- Se plantea que fueron marginados en la Comisión de Sistema de Político, en medio del debate por la forma de gobierno y el modelo de sistema legislativo. ¿Fue así?
- Creo que el debate en la Comisión de Sistema Político ha tenido mucho de transversalidades, pero también de exclusiones. Creo que, de manera errada, la izquierda está privilegiando conformar una mayoría únicamente con sus fuerzas, dejándonos afuera de la discusión. De todas formas, eso no nos va a impedir presentar nuestras indicaciones, propuestas y mejoras al texto que ya se ha ido aprobando, que es lo que corresponde para tener un buen debate.
- Está quedando atrás la idea del unicameralismo y toma fuerza el bicameralismo asimétrico, donde el Senado tiene un rol más bien cercano a las regiones. ¿Se identifican con esa propuesta en Vamos por Chile?
- No se trata de si nos identifica o no. La propuesta de bicameralismo asimétrico tiene coincidencias entre el Colectivo Socialista, Independientes No Neutrales, nosotros y, en menor medida, la UDI, que viene planteando un Senado muy parecido al que existe hoy día, más bien en la lógica de espejo. Nosotros estamos por un sistema bicameral. Creemos que el Poder Legislativo debe ser de pesos y contrapesos y con una revisión más profunda de los proyectos de ley, que no signifique ineficiencia o pérdida de tiempo. En eso tenemos muchas similitudes con el Colectivo Socialista e Independientes No Neutrales y, al parecer, se acercaría mucho a la propuesta que plantea el resto de los colectivos de izquierda. Esperemos que nuestras mejoras sean tomadas en cuenta.
- ¿Qué mejoras van a proponer?
- Te puedo decir, a grandes rasgos, que deben existir dos cámaras legislativas, una de ellas de tipo político que represente a la población, haciéndose cargo de la paridad y de las preocupaciones de los pueblos indígenas, con una labor legislativa que sea intensa. Necesariamente tiene que cumplir un rol fiscalizador del gobierno de turno. En paralelo, estamos absolutamente convencidos de que tiene que haber una cámara territorial o Senado, donde las regiones estén simétricamente representadas. Sol rol tendrá relación con las regiones, sus presupuestos, la descentralización, pero también con las modificaciones a la Constitución y la revisión de algunos proyectos de ley. Si no hay un contrapeso territorial claro, los futuros presidentes podrán hacer lo que quieran.
- ¿Cómo es que quedó atrás el unicameralismo, considerando que en primera instancia la Comisión de Sistema Político lo aprobó?
- Lo que pasa es que en este tema la votación se resolvió con 13 votos a favor del unicameralismo y 12 por la bicameralidad. Sin embargo, se dio una transición a partir de los argumentos de algunos expertos, que dieron cuenta de que funciona mucho mejor un presidencialismo con un sistema bicameral, antes que con uno de tipo unicameral.
- ¿Se dio, entonces, una suerte de transición o aprendizaje?
- Te diría que, a esta comisión, cada uno llegó con su teoría ideal, respecto de cómo debe organizarse el poder político y la forma de gobierno. Mientras que algunos querían un sistema parlamentario como el inglés o el español, donde al Presidente no lo elige la ciudadanía, sino el Congreso; hay otros que llegaron con la idea de un presidencialismo fuerte, sin moverle una coma; se habló también de un presidencialismo atenuado, que compartiera atribuciones con el Congreso; y se propuso un presidencialismo acompañado de un unicameralismo. En fin, para avanzar en esto fueron muy importantes los expertos, que nos señalaron las fortalezas y debilidades de cada uno de estos modelos. Creo que, como comisión, nos dejamos persuadir por los buenos argumentos y eso nos ha llevado a conseguir ciertos consensos.
- Más allá del bicameralismo asimétrico, ¿en qué otros puntos hay consensos?
- Por ejemplo, en avanzar no hacia un hiperpresidencialismo, sino hacia un Presidente que cumpla con su rol, acompañado de un jefe de gabinete un poco más empoderado que el resto de los ministros. Eventualmente, que ese Presidente esté acompañado de un vicepresidente que juegue roles políticos. Todo esto en medio de un sistema legislativo bicameral, más o menos, asimétrico, donde las dos cámaras no hagan lo mismo. Esas ideas han ido cuajando cada vez más, independiente de que la izquierda privilegió -en un ejercicio que no fue bueno- el llegar a acuerdos dentro de sí misma, antes que convocarnos a nosotros a participar. De todas formas, las ideas han ido confluyendo de buena manera.
- ¿Dónde radica el principal problema del Senado, tal como existe hoy día?
- En que tenemos que ser capaces de crear un sistema político, un Presidente y un Congreso, que respondan a los anhelos de la ciudadanía. Cuando un Presidente no puede llevar adelante sus reformas ni cumplir con su programa, vienen la desilusión y la desconfianza. El sistema político que construyamos tiene que responder a eso, no a las mejores soluciones académicas o de laboratorio. Se trata de ver, para la realidad chilena, cómo el sistema político es capaz de conducir cambios y que el Presidente pueda ejecutarlos de la mano de un Parlamento.
"Para poder avanzar fueron muy importantes los expertos que nos señalaron las fortalezas y debilidades de cada uno de los modelos de gobierno propuestos".
"Cuando un Presidente no puede llevar adelante sus reformas ni cumplir con su programa, vienen la desilusión y la desconfianza de la ciudadanía".