Correo
Motoclock
La realidad se está imponiendo bajo las narices de toda autoridad encargada de este municipio, del delegado y del gobernador. Los robos llegaron en moto al sector más turístico de Viña, escondidos dentro de un casco y con logo de rapidez en la entrega, muy coherente con el estilo de ataque. Si bien la pandemia y el estallido social hicieron lo suyo respecto al turismo, esto último ocurrido en la Av. Perú, más los balazos frente al Muelle Vergara semanas atrás, están anunciando con letras rojas y fuegos artificiales la instalación definitiva de la inseguridad en la Ciudad Jardín y su desplome como destino turístico. Todos los indicadores, noticias en TV y columnas periodísticas anunciaban la caída de mi ciudad.
Quién imaginaría que estos dos actos de robo desvalorizarían la Av. Perú y 8 Norte en cosa de horas. Hemos perdido todos respecto a nuestro vivir cotidiano. Mientras, leemos la confrontación permanente entre los dueños de las victorias y el municipio. Una pequeña encuesta arrasó con ellas; dos pequeños robos terminaron por derrumbar el valor turístico de Viña.
Octavio Quiroz
Estado plurinacional
La aprobación en la Convención Constitucional del denominado "Estado regional" ha provocado con razón inquietud en sectores importantes de Chile por su complejidad y el peligro de caer en un federalismo encubierto. Sin embargo, el "Estado plurinacional", que es lo más grave y cuestionable que se ha aprobado, aparece en un segundo plano, lo que es incomprensible. La identidad y unidad nacional han sido fundamentales en nuestro desarrollo. La historia y símbolos nacionales, como la bandera y el himno nacional, son parte esencial de lo que llamamos Patria chilena. Las políticas de defensa y exterior, que configuran las políticas de Estado, están basadas precisamente en la protección de la identidad, soberanía e integridad territorial de la Nación chilena, única e indivisible. Confundir lo pluricultural con lo plurinacional es más que un error, es mucho más grave e inaceptable.
Fabio Vio Ugarte
Amarillos
Leyendo la prensa del fin de semana me encontré con muchas cartas y columnas sobre el tema "amarillo" y también con una entrevista a Beatriz Sánchez (El Mercurio de Santiago, sábado 19 de febrero), constituyente y excandidata a la Presidencia de la República.
La periodista le hace una muy buena pregunta: "Un grupo de figuras públicas, autodenominado 'Amarillos por Chile', envió una carta expresando su preocupación. ¿Qué le parece su análisis?". Beatriz expresa la más pobre e irresponsable respuesta: "No sé quiénes son ni lo que dicen", esto aunque toda la prensa escrita y digital lo hace presente día a día. ¿Este es el conocimiento de la realidad de Chile? ¿Cómo desconocer que esta es una ola que va creciendo y podrá convertirse hasta en un tsunami por el rechazo? ¿Por qué la izquierda niega lo que es evidente? ¿Será una estrategia para no responder por el susto que ya se siente en la Convención?
Los que nos sentimos "amarillos por Chile" buscamos cambios con moderación y no refundaciones irresponsables que empobrecerán este país. Estamos gritando con todas nuestras fuerzas para consensuar una nueva Constitución que sea la "casa de todos" y no de unos pocos. "No hay peor sordo (sorda) que la que no quiere oír".
P. Enrique Opaso Valdivieso
Plebiscito de salida
Muchos de los que votamos Apruebo no entregamos un cheque en blanco para cualquier cosa, lo hicimos en base a que creemos que Chile necesita una nueva Constitución y que se ajuste a nuestra tradición histórica de país. De ahí la importancia de lo que se ha denominado "Amarillos por Chile". Ahora bien, eso de evaluar lo que salga para decidir un voto, al parecer le ha molestado a quienes dividen el mundo en blanco y negro, los que en definitiva no entienden las reglas básicas de la democracia, esto es la voluntad del elector a la hora de decidir y no reconocer a los iluminados autoritarios que esperan que lo que dicen sea seguido sin cuestionamientos como cuando se arrea el ganado.
Es importante tener presente que lo que se votará en el plebiscito de salida es una propuesta y, como tal, siempre se puede aceptar o rechazar. El rechazo sería doloroso, pero puede ser un camino necesario según la propuesta que se haga. Los maximalismos que algunos pretenden o los deseos refundacionales jugarán su rol, por lo que dejemos algo claro, el resultado del plebiscito dependerá única y exclusivamente de la propuesta que haga la Convención Constitucional.
Carlos Terán Terán
Sistemas de justicia
Hace poco se derogaron artículos de la "Ley Pascua", de 1966, porque daban beneficios a isleños condenados por delitos sexuales, como acoso sexual y violación. El abogado del Consejo de Ancianos de Rapa Nui presentó un escrito en favor de la aplicación de dicha ley, aludiendo a la diversidad y a la cosmovisión del pueblo rapanui. Posteriormente, el Consejo desautorizó y cambió al abogado y defendió la postura contraria a esa ley. Esto demuestra que no será fácil aplicar justicia indígena en base a opiniones de las autoridades tradicionales. Para faltas menores podría ser aplicable otra justicia (tipo Juzgados de Policía Local); para delitos graves, no.
¿Qué pena aplicaría la justicia indígena a un culpable de incendio con resultado de muerte? Celestino Córdoba fue condenado a 18 años. ¿Qué pasaría si por ese delito una autoridad ancestral condenara a un culpable a solo tres años? ¿Cómo reaccionaría la población no mapuche si la víctima fuera uno de ellos? ¿Por qué las autoridades ancestrales de la Araucanía no han actuado de oficio? Los delitos que se cometen diariamente en esa zona son graves, pero no han sido repudiados públicamente por las autoridades autóctonas. En ninguna cosmovisión el fin justifica los medios. Si las autoridades originarias pensaran lo contrario, significaría que un sistema judicial indígena no sería adecuado para la Araucanía.
¿Quién (y cuándo) armonizará los sistemas de justicia nacional e indígena? Sin armonización, la Convención dejará tras de sí un reguero de problemas sin resolver.
José Luis Hernández Vidal
Juan Fernández
La isla Juan Fernández recibió el nombre del marino español que la descubrió en noviembre de 1574 y así mantuvo su identidad hasta 1966, cuando el gobierno de Chile decidió rebautizarla como Robinson Crusoe, que sigue vigente con sentido turístico, conmemorando al protagonista de la novela que publicó Daniel Defoe en 1719, cuyo escenario es una isla frente a Venezuela.
En realidad geográfica es un archipiélago con dos islas principales que originalmente se llamaron Más a Tierra y Más Afuera, lo cual ahora se modifica al introducir un personaje novelesco, ajeno a la historia y el ambiente insular.
Eduardo Reyes Frías