Correo
Patrimonio porteño
Viendo edificios históricos en ruina, mutilados, incendiados, esculturas quebradas, otras robadas, la mayoría rayadas al igual que muchas edificaciones, varias placas conmemorativas desaparecidas, ascensores detenidos y la flota de trolebuses más antigua del mundo "en funcionamiento" aparcada en el borde costero, he llegado a la conclusión que ninguna otra ciudad en el mundo se ha farreado y desperdiciado tanto patrimonio histórico como Valparaíso.
Lautaro Triviño Hermosilla
Inseguridad en Viña del Mar
Sus lectores nos informamos a diario sobre diversos hechos delictuales que están sucediendo en la ciudad de Viña del Mar y otras del país. Una cosa es leerlos y otra, padecerlos.
Hace unos días, después de disfrutar de un almuerzo en la Av. San Martín, me dirigí a buscar mi auto que había dejado al cuidado de quienes atienden el estacionamiento público al costado del Casino por Av. San Martín. Grande fue mi sorpresa al descubrir que mi maletín de trabajo que dejé guardado en el portamaletas había desaparecido. Llamé al cuidador y lo único que obtuve fue una respuesta evasiva: "Vaya a Carabineros y pida revisar la cámara de vigilancia que está en este poste". Efectivamente, constaté que había instalada una cámara panorámica en lo alto de un poste cercano. Sin otra alternativa, concurrí a la Comisaría, distante a pocas cuadras del lugar, donde recibí una sorpresa mayor que la anterior. Después de exponer la situación al cabo de guardia, me respondió: "No pierda su tiempo, señor. En Viña del Mar no funciona ninguna cámara de vigilancia, porque la municipalidad no ha pagado el servicio".
O sea que a la falta de vigilancia de personal de Carabineros, ahora se agrega la de las cámaras de vigilancia. Están dadas todas las condiciones para la delincuencia. De este modo, no puede surgir una ciudad dedicada al turismo.
Jaime Ferrer Mir
Absolutismo de la realidad
Hay una pretensión que en el último término, consciente o no, emerge en toda época y, también, en las personas: el absolutismo de la realidad.
De hecho, la específica forma de la evolución de la modernidad reside en la transformación de los diferentes candidatos a reocupar el espacio del absolutismo de la realidad que dejó la religión en tiempos premodernos.
Del absolutismo religioso -con difusa división de poderes- se ha pasado a un absolutismo de la nación -ya con división de poderes-; luego al absolutismo de clase, para seguir con el de la raza, económico y político. El problema de esta hermenéutica totalizante no es solo que ahoga horizontes alternativos de comprensión y vida, sino también produce una inercia psíquica y espiritual de talante natural e irreversible que no es posible la distancia crítica. Por qué habríamos de criticar algo que se presenta como natural. Y es aquí el nudo de este absolutismo de la realidad, pues anula toda mediación y modalidad para mantener distancia respecto a lo que nos amenaza. La distancia crítica es factible en la medida que existan distinciones de modalidad política, cultural, estéticas, religiosas, capaces de forjar mecanismos de interposición. Nuestro gran peligro siempre será restar valor a otras esferas de acción y comprensión desmoronando las estructuras de producción de distancia en el espacio y el tiempo.
Esto no significa que cada mediación tenga que renunciar a la manera como se comprende. Desde luego, el cristiano ha de seguir buscando la salvación de todos, asumiendo ser una minoría, pero creativa, que ayuda también en el balance del absolutismo de la realidad.
Alejandro González Hidalgo Cura
Visión de la universidad
La Pontificia Universidad Católica de Valparaíso ha sido acreditada por siete años, convirtiéndose así en la primera de nuestra región en alcanzar esta máxima distinción. Ante ello, se hace necesario recordar a sus autoridades, especialmente en este periodo de búsqueda de un nuevo rector, aquel mensaje del Evangelio que nos interpela: "¿De qué sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma?". La PUCV, no cabe duda, es una universidad de excelencia, la acreditación ya citada no es sino la coronación de un proceso de gran trabajo cuyos frutos llevaron a muchos de quienes estudiamos ahí a elegirla como primera opción. Lamentablemente, desde dentro se observa un proceso de degradación de las relaciones humanas y descuido del sello católico que, idealmente, debiese consistir en el ofrecimiento de un encuentro personal con Cristo, que prácticamente no existe hoy. La católica porteña sufre tanto con la politización de su federación y centros de estudiantes como con la indiferencia de muchos alumnos frente a la misión y visión de la universidad, además de la falta de Dios que se traduce en la incapacidad de generar internamente una comunidad sana que pueda ir contracorriente con el mensaje de Jesucristo en nuestra sociedad.
Dios quiera que esto cambie, pues solo con su ayuda no habrá límite alguno para el crecimiento integral de nuestra universidad y podremos ser así "luz del mundo" y "sal de la tierra" porteña.
Fernando López G.
Recursos expresivos
El día 21 de febrero se celebró el Día Internacional de la Lengua Materna. Y en este contexto, quiero agradecer sus recursos expresivos, en especial, por sus pregones. Mágica es la frase "¡Helados York, York los helados!" lanzada al aire y acompañada de dos fuertes soplidos dados a la corneta hecha de cacho de buey, con cierto tono áspero e irónicamente quejumbroso. La otra frase, pero con cierto matiz de melodía cuequera, es el del vendedor de tortillas de rescoldo, con y sin chicharrones, moteméi y empanadas de horno. "¡Toooortillas moteméeeei, eeeempanadas!".
Maravillosos son los voceos rítmicos del afilador de cuchillos, junto al silbido sacado de su flauta de pan, del que "canta" sus escobas, escobillas, escobillones, apoyándose solo con su cariñoso y potente vozarrón, que emite con el alargamiento secuenciado de vocales de la primera y última sílaba de la palabra y haciendo que la /o/ suene como /u/ "eeeescobaaaa"; y del vendedor de diarios, con la pronunciación muy alargada de la vocal /a/ y muy corta de la vocal /o/ "¡diaaaario, diaaaario¡".
Geniales son los "gritos cantaditos" de los vendedores playeros, de cuneta, de feriantes, de martilleros públicos, de auxiliares del transporte público terrestre y del "sapo" de las micros, también del transporte marítimo y aéreo, aunque son más sofisticados y formales.
Poético es el verso de nuestro diario y matinal pregón "¡el aaaaseoooo!, ¡el aaaaseoooo!".
Podríamos decir que los pregones forman parte de uno de los cordones umbilicales a través del cual la lengua materna nos nutre.
Juan Pablo Reyes Núñez