Necesaria estrategia ante la ola delictual
Cámaras seguridad que no funcionan favorecen los ilícitos en un concurrido sector turístico de Viña del Mar. La delincuencia que arrecia en Viña del Mar en la temporada estival, actúa con la mayor impunidad, pues si bien es cierto hay en ese sector presencia policial, es limitada en número y no cuenta con el apoyo que suponen las cámaras de vigilancia.
Un lector escribe a este Diario denunciando que al volver a su automóvil que había dejado estacionado en el sector de avenida San Martín, encontró que desde el portamaletas y le habían robado un maletín con material del trabajo. El cuidador, de esos que abundan en el lugar, le dijo que fuera a Carabineros a revisar las cámaras de vigilancia.
Allí, tras exponer el caso, el funcionario de guardia le expresó que no perdiera su tiempo, "en Viña del Mar no funciona ninguna cámara de vigilancia, porque la municipalidad no ha pagado el servicio".
Siguiendo la serie, el miércoles pasado, en una luz roja de San Martín con 14 Norte, un sujetó introdujo la mano en un automóvil detenido a la espera de avanzar, robando un teléfono celular a la conductora. Ella resistió, se bajó y en medio de forcejeo el delincuente intentó robarle la cartera. Llega Carabineros, denuncia y pide revisar las cámaras de seguridad. "No funcionan", fue la respuesta.
Ya no son hechos aislados, las cámaras están, pero… no funcionan y la supuesta protección a residentes y visitantes de la "ciudad de cuidados" es simplemente una ficción.
Mientras tanto, la delincuencia que tradicionalmente arrecia en Viña del Mar en la temporada estival, actúa con la mayor impunidad, pues si bien es cierto hay en ese sector presencia policial, es limitada en número y no cuenta con el apoyo tecnológico que suponen las cámaras de vigilancia que cumplen un papel preventivo alertando sobre posibles ilícitos y también sirven como medio para perseguir al delincuentes y, finalmente, como prueba ante los tribunales para lograr una condena del autor de algún hecho criminal.
Sobre estas materias puede haber muchas excusas y llegar hasta la administración municipal anterior, recurso fácil que no resuelve el problema del momento, que es una ola delictual que en ese mismo sector ha llegado hasta el homicidio.
Si el problema es tecnológico, se puede resolver, y también si es económico, dando prioridad a la inversión en seguridad, pero la ciudad no puede seguir indefensa, pues hay bienes y especialmente personas expuestas al delito. Y podemos entrar aquí al recurrido tema de los derechos humanos, pues cuando el delito afecta la integridad personal hay una abierta violación a los derechos humanos que, en los hechos, quedan desprotegidos.
Se aproxima el fin de la temporada estival, posiblemente se resuelva el tema de las cámaras de vigilancia, pero no se puede cerrar el capítulo de la seguridad en Viña del Mar, no solo en un barrio, sino que en toda la ciudad. Ante esa necesidad se debe diseñar una estrategia de seguridad con mirada de futuro, con la participación de todos los sectores, como ya lo hemos recomendado desde estas mismas columnas, desde luego autoridades, pero también vecinos y comerciantes que son los potenciales afectados en sus derechos y calidad de vida.