Desarrollo agrícola ante la crisis hídrica
La falta de lluvias y la pérdida de las reservas de nieve exigen soluciones de avanzada replicando experiencias internacionales. Algunos plantean cambios en los cultivos, mientras en la Convención Constitucional aparecen propuestas que llevan a frenar o destruir lo ganado limitando además fuentes de trabajo.
La crisis hídrica, como en todas las crisis, desata una serie de proposiciones y críticas, algunas acertadas y otras disparatadas fruto de la urgencia y la gravedad del problema. En materia de aprovechamiento y almacenamiento no hemos tenido una política a través del tiempo y el recurso hídrico se ha perdido en cantidades sin embalses y debido a sistemas de conducción y riego primitivos.
Los usuarios del agua, sucesivos gobiernos, no han asumido la posibilidad de una crisis confiados en el buen Dios y en los recursos supuestamente inagotables de las nieves eternas. Y en los últimos tiempos se ha desarrollado una actividad agrícola de consumo intensivo de agua, aprovechando condiciones climáticas únicas que permiten cultivos de alto valor más allá de los tradicionales.
Se han desarrollado gracias a la modernización de esos cultivos importantes actividades en rubros como el forestal y el frutícola. Capítulo aparte es la producción vitivinícola que ha puesto a nuestro país en las grandes ligas mundiales.
En el siglo antepasado Chile fue gran exportador de trigo, producto básico en la producción de alimentos, en especial del pan. Pero esas exportaciones fueron desplazadas por la masividad de los cultivos del cereal en otros países que tienen grandes extensiones. Ejemplo concreto, nuestra vecina Argentina.
Así la agricultura nacional, con un mercado interno limitado y con productores conservadores, fue evolucionando hacia ofertas de mayor valor en mercados nacionales e internacionales.
En la actualidad hemos llegado a una categoría de potencia alimentaria con nuestras frutas y vinos. También compertimos con una ganadería selecta y, además, en materia forestal en un nivel, desgraciadamente, básico.
Pero todos estos avances se ven frenados por la crisis hídrica. Algunos plantean cambios en la producción agrícola, mientras en la Convención Constitucional aparecen propuestas sobre el uso de la tierra que llevan a frenar o destruir lo logrado limitando además fuentes de trabajo.
Pero el tema central del agua está además en el consumo humano y la calidad de vida de las personas.
La crisis actual no puede frenar los avances productivos en los campos y la mirada se debe enfocar, sin desechar nuevos cultivos, hacia tecnologías de avanzada para el riego y también, en gran escala, en el aprovechamiento del gran recurso oceánico mediante la desalación. Tanto en sistemas de riego como en el aprovechamiento de las aguas del mar hay experiencias internacionales que es urgente replicar como una solución definitiva a un problema que no se resuelve con leyes que solo significarán destruir avances y posiciones productivas que son logros de la economía nacional.