Violencia escolar y el ejemplo de los adultos
La vuelta a clases presenciales, tras la prolongada interrupción, tiene consecuencias en la sociabilidad y en la conducta estudiantil. Se ha diluido con ese aislamiento la convivencia social, la generación de amistades y la relación cara a cara. El rol de los profesores se limitó a cumplir con los programas en la medida de lo posible, pero no podían actuar como educadores integrales.
La violencia está acompañando la vuelta a las clases presenciales suspendidas por largo tiempo debido a la pandemia. Violencia en importantes liceos de la capital y también en Valparaíso y La Calera. La violencia es una nueva pandemia que se ha instado en el país y que se expresa en los más variados campos. Escenario frecuente son las calles donde la conflictividad en el tránsito desemboca en reacciones desmedidas, como aquella que protagonizó un carabinero que hizo disparos en la avenida Marina por un incidente en la vía. Por otro lado, tenemos respaldo a la violencia llamada "protesta social", ello expresado en el retiro de la aplicación de la Ley de Seguridad Interior del Estado en más de un centenar de casos.
Explicaciones sobre la violencia, una de cuyas peores expresiones la encontramos en numerosos homicidios, pueden ser muchas, pero hay que prestar especial atención a los casos donde los protagonistas son jóvenes, nuevas generaciones que serán protagonistas del quehacer ciudadano. Una explicación es el largo periodo de aislamiento que han tenido niños y adolescentes en general, con clases remotas y con mucho intercambio en redes sociales donde prima la descalificación, el bullying y el insulto fácil.
Se ha diluido con ese aislamiento la convivencia social, la generación de amistades y la relación cara a cara. En ese mismo escenario de clases virtuales el rol de los profesores se limitó a cumplir con los programas en la medida de lo posible, sin poder actuar como educadores integrales, orientando conductas y resolviendo conflictos en terreno. Por todo ello, ahora el encuentro, si bien es grato para los estudiantes, también es complejo, pues adquiere una condición de apertura largamente esperada.
La psicóloga Lilian Pérez, doctora en Neurociencia Cognitiva y académica de la UPLA recomienda que "más que trabajar los contenidos académicos, que no son menores, lo primero es trabajar la parte social y emocional, cómo ha impactado a estos niños todo esto". Se refiere la profesional a tensiones derivadas de la pandemia y la situación económica que afecta a los hogares. Acertado diagnóstico del cual deben tomar nota profesores y también las familias.
Violeta León, presidenta regional del Colegio de Profesores, llama a "enseñar que hay otras formas de convivencia, trabajar apoyando a los barrios y comunidades educando en la resolución de problemas y conflictos cotidianos".
Pero esta enseñanza no es solo tarea del colegio, es responsabilidad de los adultos en general, de quienes tienen responsabilidades sociales, económicas y políticas. El control de la violencia juvenil parte en el control del lenguaje, hoy saturado por la coprolalia, y también en el ejemplo que entregan en su conducta los mayores especialmente en este momento de cambiante e incierto escenario político.