En resumen
El año pasado, "La insubordinación de la fotografía" (Metales Pesados) ganó en Estados Unidos el Premio al Mejor Libro de Estudios de Cultura Visual Latinoamericana en LASA (Asociación de Estudios Latinoamericanos).
Los fotógrafos no siguieron las órdenes
1- ¿Cuáles son tus intereses intelectuales? - De niña siempre me gustó leer Literatura, Historia y Filosofía y cuando salí del colegio estudié Licenciatura en Letras en la UC con la idea de ser investigadora. Hice un magíster y un doctorado en Literatura Hispanoamericana en Estados Unidos y siempre me ha interesado la relación entre literatura y fotografía, palabra e imagen. Después de terminar el doctorado me interesé en la reflexión sobre la imagen en la fotografía y la relación entre fotografía e historia. Hoy soy profesora en la Universidad Pública de Nueva York y me gusta mucho ser parte de este proyecto.
2- ¿Cómo llegaste a escribir sobre la fotografía chilena en tiempos de dictadura? - Partió con una invitación de Lucía Guerra para exponer en un coloquio en California sobre cine, ciudad y literatura. Había visto "La ciudad de los fotógrafos, el documental de Sebastián Moreno, y reflexioné sobre esa historia no contada sobre la actividad fotográfica documental, el fotoperiodismo y de registro de esa época. Gracias a un Fondart el 2012 pude viajar a Chile y conocer el trabajo en dictadura. La fotografía había sido usada como herramienta de personas comunes y corrientes, lo que yo llamo "la imaginación civil".
3- ¿Por se volvió tan gravitante la publicación de las fotografías de Lonquén? - Porque fue el primer hallazgo de osamentas humanas y la primera vez que hubo evidencia física de que, efectivamente, habían ocurrido desapariciones. La Vicaría tuvo un rol invaluable y se aseguró que la evidencia fuera tratada con responsabilidad y seriedad para evitar cualquier tipo de montaje o encubrimiento. La imagen de los hornos se volvió icónica, empezó a aparecer y circular y resonar. Significa distintas cosas, remite no solo a ese acto en particular, sino que también a los esfuerzos de las familias por justicia.
Ángeles Donoso Macaya es experta en teoría e historia de la fotografía. Hace clases en NYC.
3 preguntas
Ángeles Donoso, el testimonio de las imágenes
Paz Errázuriz
Vicente Ruiz, el performer que ideó un desnudo icónico
"Vicente Ruiz: A tiempo real", de Matías Cardone y Julio Jorquera, debutará el 26 de abril tras su preestreno en Santiago a Mil. El documental muestra las andanzas del bailarín y artista visual chileno
La democracia era aún una utopía lejana. En las calles se respiraba opresión y orden forzado. La verdadera reacción estaba en sitios clandestinos y se desarrollaba a la luz de la performance, la provocación y la música punk. En Chile existió contracultura y Vicente Ruiz fue la figura fundamental de esa escena subterránea. Con carisma e imaginación, supo conectar distintas voces y propuestas para condensarlas en obras que cuestionaban el estado de las cosas.
No es raro que un director inquieto como Matías Cardone sea ahora quien le de visibilidad a esa escena a través de un documental construido con material de archivo exclusivo. Responsable de "Palabras cruzadas, los amigos de Matta Clark" (2014), su misión siempre ha sido alumbrar zonas inexploradas a través de investigaciones documentales necesarias para ampliar el espectro de estudio. De esa inquietud nace "Vicente Ruiz: A tiempo real", documental codirigido con Julio Jorquera que se estrenará el 26 de abril en cines del país.
El trabajo en este caso consistió en editar horas de material inédito. Son registros de montajes y escenas tras bambalinas, muchos de ellos realizados por Enzo Blondel, ojo/cámara testigo de esos años en que los artistas se congregaban en lugares como el Trolley, Matucana 19 y el Cine Tobalaba. La lista es amplia: Jorge González de Los Prisioneros, Patricia Rivadeneira, Javiera Parra, Titín Moraga y la bailarina Verónica Urzúa, por nombrar solo a algunos. ¿Las obras? "En vivo", "Medea", "Mishima", "Teorema", "Antígona". Muchas de ellas eran adaptaciones de clásicos a la luz de los acontecimientos el país. Pizas híbridas ¬-entre el teatro, la performance y la danza- musicalizadas por bandas de rock en vivo.
Curiosamente, la presentación más polémica de todas ocurrió en democracia. Se trata de "Por la cruz y la bandera", desfile realizado en 1992 en el Museo de Bellas Artes con el fin de denunciar la discriminación hacia las minorías sexuales. La prensa de la época centró el escándalo principalmente en el desnudo de Patricia Rivadeneira.
"Vicente Ruiz. A tiempo real" revive estas performances con material de archivo exclusivo. Son registros análogos que destilan nostalgia por su imagen de baja definición. Cardone y Jorquera toman la decisión de no salir nunca de ese pasado y que la actualización, o el comentario de ese material de archivo, sea únicamente a través de las voces de quienes participaron. Todo aquí tiene la dinámica reflexiva de la revisión. Son testimonios que dan cuenta del poder magnético de Ruiz, la agenda adelantada del colectivo (feminismo, disidencia sexual, derechos de las minorías), la moral de la época y, finalmente, el paso del tiempo. El cierre tiene a Ruiz bailando solo en un teatro vacío, lidiando con sus fantasmas y con los ecos de la juventud perdida. Es un extracto de "La desaparición del tiempo", pieza que el año pasado marcó su regreso triunfal a la luz pública.
El documental debutará en salas de cine el 26 de abril, tras su preestreno en santiago a mil.
Por Andrés Nazarala R.
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