Correo
Mal momento caturro
Analizando las últimas campañas de Santiago Wanderers, considero que el problema no radica en los directores técnicos que ha tenido, sino que en los propios jugadores. La juventud y falta de experiencia de unos y la poca calidad y compromiso de otros son los principales factores de las paupérrimas actuaciones. A ello tenemos que agregarle la pésima administración general del club. Está de moda que empresarios extranjeros compren clubes que atraviesan por crisis deportivas y económicas. Pol lo tanto, tendlemos que aplendel chino mandalín.
Jorge Valenzuela Araya
Propuesta
Felicito a don Winston por su crónica "La pelota no se mancha", publicada el 9 de mayo en la última página de vuestro Diario. Invito a que los actuales y pasados dirigentes de Wanderers la lean con atención.
A nombre de la enorme mayoría de wanderinos que reflexionamos y sufrimos el desastre al que han llevado los diversos dirigentes de la SAD a nuestro querido club, solicitamos con urgencia que la única gestión fundamental a la que se aboque la familia Sánchez que controla el club, sea la de ubicar gente ligada y actualizada a la gestión deportiva y financiera del fútbol profesional, para invertir y controlar la gestión de Wanderers antes de que descendamos al amateurismo y desaparezca un club que, a pesar del mal momento a que nos ha conducido la SAD, sigue siendo el tercer o cuarto equipo con la mayor cantidad de hinchada del país.
El fútbol profesional no es una "industria" (como lo suelen catalogar los dirigentes de la SAD), es una actividad deportiva, social, emocional, que necesita ser sanamente rentable para sustentarse en el tiempo, con la identidad de toda una ciudad, como lo es Valparaíso.
Don Reinaldo y familia: dejemos la soberbia y el autoritarismo de lado; demos participación colaborativa a los socios para ubicar urgentemente un grupo u organización dedicada a la actividad del fútbol profesional para que se haga cargo de Wanderers antes de que sea demasiado tarde. Con todo respeto y apoyo para el salvataje del club.
Nathan Novik
Comisión de Armonización
Según la Real Academia Española (RAE), la palabra armonizar significa "poner en armonía, o hacer que no discuerden o se rechacen dos o más partes de un todo, o dos o más cosas que deben concurrir al mismo fin".
Desde el punto de vista musical, armonizar es acompañar una melodía a través de acordes pertenecientes a la misma tonalidad en que se encuentra dicha melodía, de modo que cada acorde sirva de sustento armónico para las distintas notas melódicas (para la platea) y componer acordes de modo que formen un conjunto bello o agradable (para la galería).
A propósito, la Convención Constitucional enfrentará su última semana de votaciones, para luego entregar el borrador de la nueva Constitución a la Comisión de Armonización, que deberá, como tal, armonizar el mencionado texto para ser presentado a la ciudadanía, que la deberá aprobar o rechazar, momento en el cual tendrá vital importancia la "armonización" realizada por dicha instancia.
Vale mencionar que destemplar y desunir son antónimos de armonizar.
Luis Enrique Soler Milla
IPC
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de abril registró un aumento del 1,4% en comparación con el mes de marzo y un acumulado de 10,5% anual. Pero ¿qué significa realmente esto? El IPC es un índice que es calculado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y mide las variaciones de precios de los bienes y servicios en un periodo determinado, por lo que refleja el aumento o disminución de la canasta principal que consumen los hogares chilenos.
El que los precios aumenten en una economía y las remuneraciones se mantengan sin variación, al menos en el corto plazo, quiere decir que las personas pueden adquirir menos cosas que las que adquirían anteriormente. Esto refleja una disminución en el poder adquisitivo.
Frente a esta situación se sugiere realizar ciertas acciones, como evaluar los hábitos de gasto, evitar nuevas deudas, darnos el tiempo para cotizar, utilizar programas de fidelización y no descuidar los ahorros.
Dr. Danilo Leal Director Ing. Civil Industrial e Ing. Industrial UNAB, sede Viña del Mar
Inflación verbal
La situación económica actual pareciera reflejarse en el lenguaje, en el hablar cotidiano, en discursos, charlas, conversaciones que darían cuenta de una inflación verbal. Las palabras están perdiendo su valor adquisitivo, es decir, su poder representativo y, por lo mismo, su verosimilitud, producto de las formas de habla exagerada, el estilo hiperbólico, la preferencia por la caricaturización absurda y extremadamente ridiculizante.
Por lo anterior, este abuso de palabras, el excesivo gasto de vocablos excedentes, nos hace consumir innecesarios parloteos, chácharas, paliques, que no son más que chauchas; la moneda de un peso o diez, quizá, pronto, de cien, que nadie quiere como vuelto.
Juan Pablo Reyes Núñez
Memoria
Un aspecto de la vida del ser humano que es evidente, propia de su naturaleza y, por tanto, esencial es la memoria. Necesitamos recordar y por eso nos caracterizamos por el registro, no tan solo en el ámbito práctico (registro civil, registro de bautismo, registro electoral, etc.), sino también en la dimensión subjetiva: registramos acontecimientos, personas, lugares y emociones.
Esta forma de registro tiene en los tatuajes un modo de comprensión del cuerpo como tela archivadora y memoria del recuerdo. Porque, aunque el olvido es esencial para vivir y podríamos vivir sin recuerdos, decía Nietzsche, deseamos atesorar algún recuerdo de algún modo.
Agustín de Hipona enseñaba que la memoria es una potencia del alma, y en ésta también era posible inscribir las experiencias de la vida. De ahí que el alma es una tabula rasa y tan solo es acreedora de contenido por la experiencia sensible corporal. En este sentido y en último término, la memoria es un registro no visible, donde es posible editar y olvidar ciertos recuerdos, pero que aun así registra como la tinta en la piel la existencia presente.
Por tanto, no son inocuas las acciones que hacemos ni lo que vemos, pues cuando el ser humano muere, el alma guarda memoria de su existencia precedente.
Alejandro González Hidalgo Cura