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Rendir o defender la vida
Para quienes estuvimos en la iglesia institucional en el responso del cabo segundo de Carabineros David Andrés Florido Cisterna (Q.E.P.D.), asesinado mientras atendía un procedimiento policial en actos del servicio, nos impresionaron las palabras de su padre, quien con profundo sentimiento habló que su hijo murió por temor a los protocolos de procedimientos y, principalmente, a la persecución penal que sufren los carabineros que en actos propios del servicio usan los medios entregados por el Estado para su defensa y de la sociedad.
Es evidente que todos los carabineros, en el contexto de las leyes de la República, juran rendir la vida si fuese necesario; mas cabe preguntarse si se les entrega por parte de los poderes del Estado el sustento y marco legal idóneo para defender su propia vida cuando deben enfrentarse en difíciles y asimétricas circunstancias a las personas que no creen precisamente en la vida y la paz social. Algunos sabemos la respuesta, solo existe orfandad jurídica en la carencia de leyes que sancionen con mayor grado penal a quienes insultan, agreden o asesinan a un defensor de la sociedad.
Carabineros de Chile tiene alrededor de 900 cuarteles desplegados a lo largo de nuestro querido país. A su vez, hay registro de 1.227 carabineros muertos en actos del servicio, es decir, en un simple ejercicio, faltarían cuarteles que pudieran llevar el nombre de cada uno de ellos en un justo homenaje.
Hoy, quien ataca arteramente a un carabinero lo hace en un contexto de impunidad, un costo cero por su acción dolosa. Además, tiene una defensa gratuita garantizada por la Defensoría Penal Pública, sumándose la persecución ideológica del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) y una falta de apoyo real de las autoridades.
Ya es hora que los poderes del Estado generen las herramientas para que los carabineros, en el cumplimiento de sus funciones, puedan defender su vida sin inhibiciones ni restricciones que los limiten en su accionar humano y profesional.
Hero Negrón Schlotterbach General (r) de Carabineros
En condiciones vulnerables
Los carabineros no mueren por cumplir con su deber, son asesinados porque los políticos y quienes están en el Gobierno de turno exigen protocolos de uso de la fuerza que coartan la defensa y acción de la autoridad policial, dejándolos en condiciones inferiores y vulnerables frente a delincuentes y terroristas que no tienen estándares éticos y menos reglas de enfrentamiento; reglas de uso de la fuerza cuyo principal objetivo es exculpar de toda responsabilidad a la autoridad civil y política.
Lo mismo, por su lado, hace la Justicia, al liberar a los delincuentes que insultan, agreden o atacan a Carabineros de Chile.
Esperemos que la reforma que se promueve para esa institución, que avala, difunde y acepta su general director, corrija la situación descrita, ya que la seguridad e integridad de los hombres y mujeres bajo su mando son prioritarias y no se negocian, aunque en la defensa de ello pierda el cargo.
Christian Slater Escanilla
Medidas ineficaces
Mientras cumplía la misión de prevenir el delito, fue asesinado el cabo segundo de Carabineros David Florido Cisterna (Q.E.P.D.), víctima de disparos de delincuentes. Una vez más antisociales no vacilan en atacar a un servidor público que día a día arriesga su vida para dar paz y tranquilidad a la comunidad. Lamentablemente, estos hechos son recurrentes, sin que el Estado de Chile, representado por el Gobierno, jueces, fiscales, defensores públicos y legisladores, se ponga de acuerdo para atacar decididamente la delincuencia, migración ilegal, terrorismo y las muchas otras causas que hoy tienen sumido al país en una enorme sensación de inseguridad.
Basta ya de acciones efectistas como son las querellas contra los que resulten responsables, declaraciones públicas de pésame a la familia y palabras de buena crianza de apoyo a la institución, pues la sociedad ya percibe que la exacerbada ideologización constituye un fuerte muro para desarmar decididamente a la delincuencia.
Todas las encuestas indican que la principal preocupación de los chilenos es la inseguridad; sin embargo, las medidas del Gobierno y autoridades judiciales han sido ineficaces, ya que evidencian señales en sentido opuesto, como por ejemplo, al inhibir el actuar policial y la libertad otorgada a dos agresores de funcionarios de esta institución en Coquimbo, lo que ha sido representado públicamente por el general director de Carabineros, Ricardo Yáñez.
Iván Stenger Larenas
Miradas que coinciden
En su diario del domingo 12 de junio, aparece en Domingo de Reportajes una muy interesante entrevista a la filósofa Lucy Oporto, quien con mucha claridad muestra el momento que vivimos a nivel local y nacional y el negro futuro que nos espera si no reaccionamos. Curiosamente, coincide en muchos aspectos con la columna del abogado Gonzalo Ibáñez Santa María, titulada "Valparaíso no puede esperar" y con la también entrevista a Richard Kouyoumdjian, quien asevera que "en Valparaíso, las más dañadas por una ciudad descuidada son las pymes".
Increíble es la rapidez con que las ideologías no basadas en la realidad causan daños reales y tangibles en la ciudad, la región y el país. Uno tiende a mirar la filosofía como algo etéreo y alejado y Lucy Oporto en sus libros nos baja ese conjunto de saberes a nuestros problemas diarios como personas y como sociedad. Notable, como dirían mis abuelos nacidos hace más de 100 años.
Hoy hacen falta más intelectuales veraces y sin sesgos políticos que cumplan realmente con su misión de ir orientando al país y la sociedad para un futuro mejor y no peor como está siendo ahora.
Emilio Madrid Barros
Pobre Valparaíso
No puedo estar más de acuerdo con Gonzalo Ibáñez y su columna "Valparaíso no puede esperar". Ya se habló sobre la paralización de los proyectos del Puerto... Valparaíso se parece a una Ucrania destruida por la guerra. Es increíble lo que vemos en Valparaíso arrasado por el narcotráfico, el comercio ilegal, la delincuencia, el pintarrajeo horrible y tantos vicios que están matando la ciudad.
Estamos en la mira de perder la declaración de la Unesco para la protección del viejo Valparaíso, lo que le saldrá muy caro a la ciudad, porque redundaría en un nulo turismo en la zona. Las pymes están muriendo. No podemos entender qué pasa con las autoridades de la ciudad, pareciera que se alegran por esta situación; las calles y veredas están tomadas y ¿qué se hace? Nada. Ya casi perdimos la calle tan importante para salir del Puerto tomada por feriantes ilegales, la suciedad y las carpas que se instalan en plazas y jardines. Visitar Valparaíso es para llorar a mares.
P. Enrique Opaso Valdivieso