Estatua de Merino y la vuelta a las odiosidades
El recurso aprobado con voto dividido en la Corte de Apelaciones de Santiago fue acatado por la Armada, pero no ayuda a la unidad nacional. El abogado recurrente aprovechó la oportunidad para disparar desde su cuenta de Twitter contra los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, que toleraron la estatua, y contra el de Gabriel Boric.
Fue el 1 de junio de 2002 cuando en una ceremonia en los jardines del Museo Marítimo Nacional fue instalada una estatua del almirante José Toribio Merino, quien fuera comandante en jefe de la Armada e integrante de la Junta de Militar que gobernó el país entre 1973 y 1990. La ceremonia fue presidida por el entonces comandante en jefe de la Armada, almirante Miguel Ángel Vergara, y contó con la presencia de la esposa de Merino, Margarita Riofrío, que le sobrevive, hoy de 104 años.
La estatua es obra del escultor Arturo Hevia y su colocación fue iniciativa de Roberto Kelly, marino en retiro que un estrecho colaborador de Merino en materias económicas. La presencia de la estatua duró justamente 20 años, pues hace pocos días fue retirada, dando cumplimiento a un fallo dividido de la Corte de Apelaciones de Santiago que acogía un recurso de protección del abogado Luis Rendón y de una víctima de violación a los derechos humanos, donde se sostenía que ese homenaje al marino los "revictimizaba".
Se establece en parte del fallo que "si bien no puede desconocerse la condición de ex comandante en jefe del almirante Merino, no resulta posible, de igual modo, por ser un hecho histórico, público y notorio, que fue precisamente en esa calidad que este participó y dirigió las fuerzas navales en contra del gobierno de la época, legítimamente constituido, y que a contar del 11 de septiembre de 1973 se instauró en el país un régimen de facto".
La Armada no apeló del fallo en la Corte Suprema, ante lo cual el abogado afirmó que "queremos interpretar esto como un acto de reconocimiento a la justicia de nuestro reclamo y también como un paso que, conscientemente, da la Armada hacia la unidad de todos los chilenos y chilenas". Pero Rendón aprovechó la oportunidad para disparar desde su cuenta de Twitter contra los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet que toleraron la estatua y contra el de Gabriel Boric, quien "también decidió esconder la cabeza". Y afirma que el tema no termina, pues quedan otros recursos judiciales pendientes contra la Armada, que "mantiene otros homenajes a Merino, como un busto al interior de la Escuela Naval".
Tanto la presentación del recurso como el fallo judicial y la decisión de la Armada de no apelar aceptan variadas interpretaciones. Para muchos marinos en ejercicio y en retiro la figura de Merino merece respeto y admiración. Las reacciones de rechazo a la remoción vendrán de quienes han dejado las filas, mientras los uniformados mantendrán disciplinado silencio.
Este episodio, contrariamente a lo afirmado por Rendón, no alivia la deteriorada unidad nacional, a la vez que deja flotando la duda sobre la conveniencia de haber homenajeado a Merino, dando con ello oportunidad para revivir odiosidades pasadas.