El diario de la joven que creció en una biblioteca
La escritora chilena Kati Lincopil debutó con los cuentos de "Número equivocado" (Emecé). Son historias de conflictos familiares, búsquedas del origen y las esquirlas de una madre con problemas mentales.
Una hija -abandonada por su padre- hereda un montón de preguntas sobre su origen mapuche. Es lo que narra "Ojitos rasgados", el primero de los cuentos que componen "Número equivocado" (Emecé), debut literario de Kati Lincopil (1989), licenciada en Teoría e Historia del Arte por la Universidad de Chile.
A la misma autora le resulta inclasificable el formato: "es una mezcla de crónica, relato e historia. Fui escribiendo mi diario mientras se desarrollaba la noticia del asesinato de Camilo Catrillanca. Así fui buscando mi lugar en la literatura".
En "Ojitos rasgados" la autora profundiza en las preguntas y prejuicios a los que se enfrenta por llevar determinado apellido: "Ya se le paró la pluma", dice la abuela de la protagonista, quien avanzada la trama obtiene un certificado de etnia mapuche.
Las primeras páginas que escribió Lincopil surgieron en su niñez: "Hay una cultura de diario de vida de cuando una es niña. Siempre está ahí el escribir por voluntad, sin ser forzada. Con las lecturas te vas dando cuenta que escribir tiene una potencia mayor cuando lo mezclas con literatura. Puede ser mucho más poderoso que sólo testificar el día a día", reflexiona.
"Ese diario con el tiempo se volvió una libreta donde anotaba imágenes. Después se hizo más largo y entré a un taller literario con el escritor Carlos Tromben ("El vino de Dios") y otro con Claudia Apablaza ("Goo y el amor"). Ahí caché que existían los escritores, los editores. Ella (Apablaza) me leyó mucho, me puso mucha ficha", recuerda Lincopil sobre su pasada por el taller.
Las historia
Los cuentos de "Número equivocado" muestran una intimidad muy cercana: "Mi mamá se confundió mucho al leer los momentos verdaderos y los que no lo son", acota la autora.
Respecto de los otros siete relatos que componen el libro, afirma que "son una interpretación de lo que pudo haber sido. Hay otros basados en experiencias personales y familiares. A veces la realidad queda media corta".
"Número equivocado" suma 100 páginas. La autora explica que "yo escribí estas historias y me di cuenta que tenían un tema en común: la familia. Un tipo de familia que vivía ciertos conflictos y que debía resolver sus problemas".
En el conjunto de relatos destaca "Días blancos", donde una madre con problemas mentales se debate entre la euforia y el descontrol de los bajones. Situación que lo coloca en peligro. La tercera vía de la protagonista sería "una normalidad medicada".
La autora explica qué la llevó a abordar este tema de salud mental: "Me interesaba el trastorno de personalidad abordado desde sus consecuencias familiares. En este caso en el hijo, que es el narrador de la historia, y también por una constelación familiar compuesta por cuatro mujeres".
En la presentación del libro, la crítica literaria Lorena Amaro escribió lo siguiente: "Termino de leer 'Número equivocado' y veo y oigo a esas madres, hermanas, tías, abuelas y bisabuelas que hablan y cuidan, que cuidan y tejen, que tejen y regañan y que siempre, pero siempre, están preocupadas, con el alma en un hilo, con el suspiro en la boca. Viven en casas medio desmanteladas, trabajan sin descanso, contestan llamadas equivocadas que les traen a sus corazones dolores viejos, hijos muertos, sueños frustrados, ausencias".
En la Biblioteca
Para la formación de la autora fue fundamental la creación de la Biblioteca de Santiago: "Venía de un colegio público que es bueno, el Liceo 1, donde hay valor por la educación y lecturas complementarias, pero uno sabe que las lecturas complementarias no siempre son lo complementarias que uno querría. En mi familia no había cultura literaria", recuerda.
Kati Lincopil se enfrentó entonces a los estantes abiertos. "Ahí leí a Zambra por primera vez, sin saber quién era. Los bibliotecarios lo colocaban destacado, también la poesía chilena. Abría libros y encontraba cosas. Aquí no hay muchas bibliotecas, y encontrar una que tú a los 15 años puedas entrar a mirar fue importante. Era mucho de leer ahí, en ese lugar. Ir y leer en silencio".
En la universidad continuó su formación. "Tenía una amiga que leía mucho, que me pasó primero a María Luisa Bombal, que era como de colegio para mí, pero me dijo que leyera 'La amortajada', y ahí me voló la cabeza. Escritoras también, porque antes leía hombres. Con 'Las olas' de Virginia Woolf me di cuenta que eran más poderosas de lo que yo imaginaba".
La autora Kati Lincopil pasó su adolescencia buceando en las estanterías de una biblioteca abierta.
Por Cristóbal Gaete
"Hay una cultura de diario de vida cuando una es niña. Siempre está ahí el escribir por voluntad, sin ser forzada".
David Gómez