Dudas sobre nuevos contratos en Viña
Dos concejales y un diputado pidieron a la alcaldesa Ripamonti atender las denuncias contra un concurso para provisión de personal. Los jefes comunales no se sienten llamados a rendir cuentas a nadie cuando se trata de su equipo de confianza, un elemento que debe ser modificado para evitar el crecimiento inorgánico de las plantas municipales.
El 13 mayo pasado, la Municipalidad de Viña del Mar llamó a concurso público para la provisión de personal en escalafones administrativos y directivos. El lunes de esta semana, la página oficial del municipio publicó la resolución respecto de dos cargos, cuya definición despertó serios cuestionamientos de algunos concejales y el diputado del Partido Republicano Luis Sánchez, porque las personas elegidas serían afines políticamente o cercanas personalmente a la alcaldesa, Macarena Ripamonti. Bajo algunos análisis, el proceso habría sido demasiado vago en la descripción de algunos cargos y muy específico en los requisitos que debían cumplir los postulantes para ser seleccionados.
Para el diputado Sánchez, el caso es un ejemplo de abuso de poder por parte de la alcaldesa y afecta la capacidad del municipio para contratar personas adecuadas. La edil Antonia Scarella (Ind.-UDI), en tanto, dijo que era necesario indagar las denuncias y que, de ser ciertas, la actual gestión viñamarina caía en la inconsecuencia de aplicar las mismas malas prácticas que tanto criticó de la administración anterior.
El concejal Carlos Williams, quien encabeza el Concejo Municipal cuando se ausenta la alcaldesa por su calidad de edil más votado, propuso acudir a la Contraloría para que sea este organismo el que zanje el actuar municipal. Si el procedimiento fue correcto y apegado a la normativa, como afirma el municipio, la Contraloría certificará los concursos realizados y aprobará las contrataciones. En caso contrario, argumenta Carlos Williams, la gestión de Ripamonti deberá rectificar según el dictamen que entregue el organismo contralor.
El cuestionamiento a este concurso se suma a las críticas que enfrentó la alcaldesa en su primera etapa de gestión, primero por los sueldos asignados a algunos personeros de su confianza, pese a que Ripamonti insistió en campaña, y luego recién electa, que el municipio vivía una crisis económica que obligaba a dar señales de austeridad. Luego, por los gremios, que acusaron malos tratos de algunos funcionarios recién llegados.
Todas estas controversias refieren a un elemento presente en la administración pública de los municipios y que adquiere especial visibilidad en una comuna como Viña del Mar. Esto es, la discrecionalidad que tiene cada alcalde para contratar a una gran cantidad de asesores y funcionarios de confianza, sin grandes controles sobre las competencias reales que dichas personas tienen para la ejecución de sus labores. Los jefes comunales no se sienten llamados a rendirle cuentas a nadie cuando se trata de sus equipos de confianza, un elemento que debería ser modificado para evitar el crecimiento inorgánico de las plantas municipales.