Sistema penitenciario bajo constante asedio
Mediante teléfonos celulares, el líder del Tren de Aragua mantenía su red de comunicaciones desde la cárcel de Valparaíso. ¿Eso es normal? El sumario no puede quedar en el limbo. Debe haber transparencia y sanciones administrativas y penales. Pero queda pendiente la situación de las cárceles, donde es urgente desarticular bandas que operan en su interior.
El ingreso clandestino y uso de teléfonos celulares al interior de las cárceles no es una novedad. Desde hace tiempo se ha detectado la presencia de esos elementos con los cuales los recluidos cometen estafas o dirigen sus operaciones delictuales. Pero ahora el caso es particularmente grave, pues se trata de cuatro de estos equipos en un módulo supuestamente de alta seguridad en el cual se encuentra recluido Carlos González Vaca, alias "Estrella", líder en Chile de la organización criminal internacional Tren de Aragua.
Dotado así de una red de comunicaciones, el interno podía perfectamente seguir dirigiendo desde la prisión las operaciones de sus cómplices, con lo cual su reclusión pierde el efecto deseado, que es cortar la continuidad de la cadena delictual.
Ese es un punto. Pero lo que es de la mayor gravedad es que González haya logrado introducir en su celda esos teléfonos y así lo ha reconocido la ministra de Justicia, Marcela Ríos, de quien depende Gendarmería, al anunciar un sumario para establecer el origen de los móviles incautados. ¿Hay funcionarios implicados en el hecho? Una tesis que cobra fuerza debido a que en ocasiones anteriores se ha detectado la participación de personal de Gendarmería en esos ilícitos, incluso en el ingreso de drogas. No se puede olvidar además que la delincuencia, cada vez más poderosa, maneja importantes medios y recursos económicos.
El sumario anunciado no puede quedar en el limbo. Debe haber transparencia y las sanciones administrativas y penales que correspondan. Pero queda pendiente el tema general de la situación de las cárceles, donde es urgente desarticular bandas que operan en el interior, muchas veces controlando a otros reclusos y también manteniendo los ya mencionados contactos con sus redes en el exterior. No es todo. Ya ayer el subsecretario Manuel Monsalve reconoció otros dos allanamientos con similares resultados en la celda del famoso "Estrella".
En lo material, se debe aplicar ya, ahora mismo, tecnología que bloquee el funcionamiento interno de teléfonos móviles, a la vez que se debe insistir en los controles de ingreso de visitas a los penales. En lo administrativo, se debe facultar a Gendarmería para sancionar o trasladar a los reclusos peligrosos justamente para desarticular agrupaciones criminales internas que son réplica de aquellas que operan en el medio libre. Además, hay que garantizar al personal penitenciario seguridad en su compleja función, pues en ocasiones son amenazados, como es el caso del alcaide de la cárcel de Angol.
La prisión, junto con ser medio de sanción y de posible reinserción, debe ser esencialmente una herramienta eficaz de protección para una sociedad víctima del delito en sus más variadas y a veces crueles formas. Las prisiones no pueden caer en esas situaciones de crisis que vemos en otros países, que desembocan en verdaderas masacres, bajo el control de grupos poderosos cuya arma principal es el dinero que compra poder interno.