Campeones de bronce
La jugada mediática wanderina de sumar dos estrellas a su palmarés acabó, como siempre, de la forma más triste posible. "Wanderers tienes tres estrellas de oro y dos más, que si quiere ponerle de cobre, póngalo así", explicó el vicepresidente de la Federación, Jorge Yunge.
En un astuto golpe mediático, cuyos beneficios y daños solo podrán ser calculados con el paso del tiempo, la dirigencia de Santiago Wanderers, liderada por su expresidente, Rafael González, y el historiador deportivo Dino Villella, consiguió convencer a la no muy respetada mesa de la Federación de Fútbol de Chile y la ANFP de validar como títulos los dos campeonatos ganados por los caturros en la antigua Asociación Porteña en los años 1941 y 1942. Ambos fueron la resulta de haber ganado la mayor cantidad de puntos en torneos de seis equipos (Wanderers, Gimnástico Administración del Puerto, Fosfato Cemento Melón, Deportivo Viña del Mar, Deportivo Las Zorras y La Cruz), todos de alto nivel competitivo, aun cuando solo los verdes continúen en el profesionalismo.
El detalle, que pudo haber quedado en anécdota, fue explotado hasta el hartazgo, utilizando el ¿inocente? gesto de la ANFP para bordar inmediatamente dos estrellas más en camisetas y escudos y así dar realismo a esa nueva realidad paralela que hablaba de los caturros compartiendo honores con los inolvidables equipos de Colo Colo y Santiago Morning, hasta ese día campeones exclusivos de esos años, y superando en la tabla histórica a Magallanes, Audax Italiano y, especialmente, a su archirrival Everton, todos con cuatro estrellas.
Pero, contritos por las críticas, la aclaración llegó, cual balde de agua fría, al día siguiente: "(...) dichos títulos regionales son independientes y paralelos a los títulos nacionales obtenidos por Colo Colo y Santiago Morning en la Asociación Central de Fútbol Profesional", aclarando que, para mayor abundamiento, no son equivalentes. "Wanderers tienes tres estrellas de oro y dos más, que si quiere ponerle de cobre, póngalo así", explicó el vicepresidente de la Federación, Jorge Yunge.
Todo esto ocurre a las puertas de una nueva elección en la sede de Quilín, en la cual el actual presidente Pablo Milad se ve, al menos, cuestionado, tras la eliminación del Mundial de Qatar, los fiascos que han resultado el trabajo del director deportivo Francis Cagigao, el humo vendido por el abogado Eduardo Carlezzo respecto de una infame posible clasificación al Mundial por secretaría a través del caso del ecuatoriano Byron Castillo, el menos que tibio estreno de Eduardo Berizzo en la gira asiática y, al menos tangencialmente, por su responsabilidad de no aclarar de una vez por todas la presencia de representantes en la injerencia y propiedad de los clubes, y la violencia en los estadios. Simultáneamente, la ANFP le rinde un homenaje al presidente y dueño de Wanderers, Reinaldo Sánchez, junto a la Conmebol en un claro afán de cercanía que apunta a instalar a uno de los directivos de Mantagua en la mesa de Quilín y, obviamente, al apoyo caturro a la reelección de Milad. Raya para la suma, y puede ser doloroso pero no por ello menos cierto, Wanderers terminó siendo blanco hasta de burlas cuando debiese preocuparse de la posibilidad cierta de alcanzar la liguilla del ascenso tras un olvidable primer semestre.