"La infraestructura va a sufrir daños con mayor frecuencia"
Las consecuencias del cambio climático tales como la mayor frecuencia de marejadas o el aumento del nivel del mar, y el impacto que ello tendrá en la infraestructura portuaria del país durante las próximas décadas fueron parte de una publicación científica liderada por el académico de la Universidad de Valparaíso (UV) e integrante del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN), Patricio Winckler.
Entre otras consideraciones, el estudio denominado "Impacts in ports on a tectonically active coast for climate-driven projections under the RCP 8.5 scenario: 7 Chilean ports under scrutiny", publicado en la revista científica Coastal Engineering Journal, evidencia que los cierres de puerto ascendieron a 17.153 horas en los espacios analizados entre 2008 y 2018, lo que implicó pérdidas anuales de US$ 18 millones solo por servicios de "muellaje" y transferencia de carga en los casos estudiados y sin incluir los denominados costos logísticos que implica el comercio exterior.
Asimismo, el documento da cuenta cómo el cambio climático afectaría el sistema portuario en los años venideros tanto a mediano como a largo plazo, sobre todo en materia de infraestructura, algo clave tomando en cuenta las decisiones que se deben tomar en la zona central en materia de ampliación de capacidad portuaria y también en lo que respecta al desarrollo del borde costero.
"Las condiciones de diseño de nuevas obras marítimas deben definirse considerando que el régimen de vientos, el clima del oleaje, la marea meteorológica y el nivel del mar cambiarán durante su vida útil", señaló el experto en esa línea.
Daño estructural
- De acuerdo al estudio se prevé un aumento de las marejadas y del nivel del mar, ¿qué desafíos plantea esto a las personas que deben tomar decisiones respecto al desarrollo de la infraestructura portuaria?
- En las próximas décadas y producto del aumento del nivel del mar, las marejadas generarán un aumento del sobrepaso de agua sobre las defensas costeras, incrementando la socavación y la frecuencia con que estas experimentan daño estructural. El efecto conjunto de ambos fenómenos aumentará también el riesgo para la seguridad de operarios, la carga ubicada en las explanadas, los pavimentos portuarios y el equipamiento portuario de zonas expuestas.
- ¿Cuál es la situación que le espera en particular a los puertos de San Antonio y Valparaíso, que son los más relevantes en términos de comercio exterior para el país?
- En un escenario climático pesimista y para un horizonte de entre 2026 y 2045, las marejadas que generan cierres de puerto se mantendrán relativamente constantes en altura, período y dirección, por lo que no debiera haber grandes cambios en cuanto a la cantidad de cierres de puerto.
- Eso incluso se podría mejorar en el futuro con algunas medidas para optimizar la operación de los buques.
- De hecho, si se mejoran las condiciones de operación de las naves, por ejemplo, introduciendo sistemas dinámicos de amarre, pronósticos de marejadas y remolcadores de mayor potencia o mejoras en el abrigo mediante nueva infraestructura, puede incluso que los cierres de puerto se reduzcan debido a la mejora tecnológica del sistema. Distinto es el destino que tendrá la infraestructura, pues debido al aumento del nivel del mar, experimentará daños con mayor frecuencia.
Nuevas obras
- ¿Las obras de ampliación que se hagan en ambos enclaves de la región deben considerar estos parámetros?
- Las condiciones de diseño de nuevas obras marítimas deben definirse considerando que el régimen de vientos, el clima del oleaje, la marea meteorológica y el nivel del mar cambiarán durante su vida útil. Ello obliga a desarrollar nuevos modelos climáticos que aún no permean en forma masiva al mundo de la consultoría, pero cuya materialización ayuda a reducir la incertidumbre, y por ende el riesgo de que estas obras experimenten daños en el futuro.
- En el estudio se da cuenta del deterioro que estas marejadas van a provocar en la infraestructura, y en el país hay mucha de ella antigua, como el Molo de Abrigo de Valparaíso e incluso el Muelle Barón. ¿Usted recomendaría una revisión periódica de obras de este tipo, de cara a lo que viene?
- Mi impresión es que en los últimos años se han incrementado los requerimientos de reparación de muelles menores, pues usualmente están constituidos por subestructuras de acero que tienen una duración corta en ambientes salinos y son afectados también por el impacto de las olas extremas. Cuando estos elementos no tienen buenos sistemas de control contra la corrosión o tienen tableros muy bajos, experimentan daños en pocos años. Un ejemplo a la mano es el muelle norte de Caleta Portales, que se dañó por la marejada del 8 de agosto de 2015, pero que con el tiempo también ha experimentado el corte de algunos pilotes debido a la corrosión. Por el contrario, los muelles antisísmicos construidos luego del sismo de 1985 y que generalmente se ubican en puertos mayores como Valparaíso o San Antonio, están constituidos de pilotes de mayor espesor y se ubican en zonas protegidas, por lo que es probable que su duración sea mayor. Con todo, un buen sistema de mantenimiento preventivo de infraestructura es siempre una buena medida de adaptación pues mantener suele ser más económico que reparar.
Borde costero
- Además de los puertos, en el caso de la zona hay obras previstas en el borde costero como el Parque Barón. En ese sentido, ¿este tipo de proyectos también deben considerar este factor de las marejadas?
- El efecto de las marejadas depende mucho de las condiciones de abrigo natural, de la batimetría submarina, de si el suelo es arenoso o rocoso, de la topografía costera y de la existencia o no de defensas costeras, entre otras condiciones que hacen que cada sitio sea único. El Parque Barón, afortunadamente, se ubica a una cota alta respecto del nivel del mar, razón por la cual es esperable que las marejadas inunden las explanadas en eventos muy extremos que, afortunadamente, son predecibles con días de anticipación. A ello se suma el hecho de que la empresa portuaria construyó una nueva defensa costera por algo más de 9 millones de dólares, reciclando en parte material antiguo, que mejora las condiciones de protección y seguridad de lo que en el futuro será el parque.
"Un buen sistema de mantenimiento preventivo de infraestructura es siempre una buena medida de adaptación".
Patricio Winckler
Académico UV