Correo
Amistad cívica
Chile tendrá una nueva Constitución, que no será la de Pinochet ni la de la Convención. Así lo quisimos los casi 6 millones de chilenos que aprobamos iniciar el proceso constituyente en 2020 y así lo ratificamos los casi 8 millones que, con pesar y decepción, rechazamos una propuesta que no estuvo a la altura de los desafíos del país. Corresponderá a las fuerzas reformistas y democráticas de centroderecha y centroizquierda dar continuidad a este proceso, con amistad cívica, respeto y tolerancia, para construir juntos, de una vez por todas y sin excluir a nadie, un nuevo y buen acuerdo social.
La historia continuará y de nosotros dependerá no defraudar la esperanza de millones de compatriotas.
Francisco Costa Yáñez Presidente regional Evópoli Valparaíso
La música
Cuán premonitorio habría de ser Daniel Stingo, quien al establecerse la fracasada Convención Constitucional, soberbiamente manifestó: "Ahora la música la ponemos nosotros".
El resultado del plebiscito de salida deja de manifiesto que "la música" está lejos de ser propiedad de alguna fracción de nuestra clase política, ni de la agenda que imponga la clase gobernante, ni de las casas de encuestas, ni menos de la pauta que determina el rating de los medios de comunicación.
El voto obligatorio no solo es justo e intrínsecamente democrático, sino que incrementará por siempre la validez de la opinión popular y constituirá una advertencia permanente para los poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y medios de comunicación de que la "partitura de la música" es propiedad del voto popular; y quienes componen los poderes el Estado, en su calidad de "empleados públicos", tienen el deber de satisfacer las necesidades de quienes tenemos el derecho de determinarlos y exigirlos.
Téngase presente, entonces, que el 62% de los 13 millones de votantes del domingo pasado son quienes eligieron la partitura que la orquesta estatal deberá armoniosamente interpretar en el futuro inmediato.
Y señor Stingo... infórmese acerca de nuestra historia musical, siempre la música la pone Chile.
Hugo Barra
Servel
Ganó la cordura y el sentido común, que son los grandes triunfadores. Pero una institución se pasó, el Servel: eficiente y confiable. ¡Felicitaciones!
María Angélica Fuster
Costo y responsabilidad
Respecto del resultado de la votación de este 4 de septiembre, en que una gran mayoría de ciudadanos rechazó lo propuesto por los constituyentes, creo que estos últimos debieran devolver parte de los dineros que recibieron por presentar este bodrio que fue mayoritariamente rechazado por los chilenos. Al país le costó varios millones del erario nacional una tarea totalmente errónea para la idiosincrasia de los chilenos.
Aníbal Jerez Campos
Facilidades para votar
La gran cantidad de personas que sufragaron este 4 de septiembre fue histórica, pero más lo será cuando se aborde el tema de las excusas, en particular cuando son a causa de problemas laborales o de distancia. El único impedimento tendría que ser por salud. Desde mi punto de vista, así como residentes en el extranjero pueden sufragar, de igual manera lo podrían hacer quienes dentro del país están fuera de su lugar habitual de residencia. En las regiones o comunas se podrían habilitar mesas para tal efecto. Así se evitarían las incómodas y denigrantes filas y, de paso, permitiría que los funcionarios encargados de certificar las excusas disminuyeran su carga de estrés. Son muchos los ciudadanos que se quedan con las ganas de ser partícipes de una decisión tan importante como lo es una votación.
Jorge Valenzuela Araya
Unidad
Es común ver en el estadio que los jugadores vayan con fuerza, se digan muchas cosas y hasta se griten los goles en la cara. Terminado el partido se abrazan y hasta intercambien camisetas. Una vez escuché a uno decir que "lo que pasaba en la cancha, quedaba en la cancha", que ser profesionales era respetar al otro, porque "hoy eran rivales, pero mañana podían estar en el mismo equipo".
Han pasado las elecciones, la pasión nos ha hecho ser testigos de todo tipo de palabras y hechos. ¿Seremos profesionales para respetar al rival y dejar en la cancha todo aquello que no nos deje ponernos en el mismo equipo? Ojalá no nos quedemos estancados en el partidismo, la violencia y el descarte.
Pbro. Felipe Lizama Silva
Amarillos
En mi país el amarillo tenía un tinte opaco, un deslucido pedigrí y una carga de descrédito que no permitía lucirlo públicamente. Todo lo anterior, a pesar que yo veía que mi pueblo era más bien equilibrado y no extremista.
Gracias a la valentía de muchos (que podría personificar en Cristián Warnken), esto ha cambiado y el amarillo vuelve a tener la simbología que en muchas otras partes tiene, como un color de luz que refleja brillo, incluso el color de un metal noble. Hoy vuelve a indicar lo que somos los chilenos, un grupo que quiere avanzar en justicia, pero sin ser injustos con otros. Personas más bien de centro que creen en la democracia, porque la democracia puede tener muchos colores, pero para avanzar en progreso y justicia tiene que hacerlo tornándose amarilla, conciliando posturas, escuchando al otro, logrando conquistas con paciencia, paso a paso, convenciendo con cariño y aceptando aportes desde los otros colores.
El amarillo hoy es luz de esperanza, fortaleza de nuestra clase media, seguro de la tolerancia y la nobleza de un trabajo decidido con todos.
Rodrigo Cifuentes Ramírez
Normalidad democrática
El contundente resultado en las urnas nos lleva a concluir que una gran masa de ciudadanos desea volver a una normalidad democrática y reconstruir las confianzas erosionadas desde hace ya algún tiempo. Ciertamente, es la oportunidad de empezar a combatir las incivilidades que representan los muros rayados, los bienes públicos dañados y las increíbles protecciones de tiendas y locales comerciales que surgieron después del estallido social.
Por este medio, me permito hacer un llamado a la comunidad toda a realizar un trabajo de limpieza y de reconstrucción de nuestros espacios públicos y privados también, para así recuperar nuestras ciudades como señal de buena convivencia y mutuo respeto. ¡Volvamos a creer en Chile!
Michael J. Heavey