El pasado, presente y futuro del Museo de Bellas Artes porteño
CULTURA. Durante septiembre, el Baburizza se encuentra celebrando 10 años desde que reabrió sus puertas a la comunidad local y visitante.
"De alguna manera representamos la estabilidad en tiempos de cambio. Uno siempre sabe que en el Paseo Yugoslavo está el Baburizza", reflexiona Rafael Torres, director ejecutivo del Museo Municipal de Bellas Artes de Valparaíso - Palacio Baburizza, a 10 años de la reapertura del recinto cultural.
Fue en septiembre de 2012 que el lugar volvió a funcionar. En su momento se tuvo que tomar la drástica medida de suspender las actividades y clausurar el recinto, producto del mal estado tanto de la casona como de las colecciones.
"Siempre lo he dicho: los años más duros para la ciudad -creo que hay que pensarlo así- fueron esos casi 15 años en que el Museo estuvo cerrado, digámoslo que por abandono, por el mal estado de la propiedad y las colecciones, y después el tiempo natural que significó la restauración tanto de las obras como de la casa".
Un largo camino
Emplazado en cerro Alegre, el recinto comenzó a construirse en 1914 por orden Ottorino Zanelli que quería usarla como su casona familiar. Sin embargo, no la alcanzó a disfrutar, debido a que murió en 1916, mismo año en que terminó de edificarse; por lo que en 1925, su viuda la vendió a Pascual Baburizza, quien realizó modificaciones estructurales y de los espacios interiores de la casa.
En 1971, el palacio fue adquirido por la Municipalidad de Valparaíso para instalar allí el Museo de Bellas Artes, el cual contaba con una colección compuesta por las obras sobrevivientes al terremoto de 1906, aquellas donadas por el propio Baburizza y las que reunieron Camilo Mori y Augusto D'Halmar, quienes refundaron el museo.
Ocho años más tarde fue declarado Monumento Nacional. Sin embargo, ya a fines de los '90 estaba claro su deterioro, por lo que se decidió cerrarlo en 1997 con el fin de empezar a trabajar en su restauración, aunque no fue hasta el 2001 que CREA, centro especializado en documentación, conservación, restauración y puesta en valor de bienes patrimoniales y colecciones de artes visuales, llevó a cabo la recuperación de 244 obras de la colección del museo.
"Siempre he dicho que lo bueno que le ocurrió al Baburizza en esa década triste es, por un lado, el gesto altruista de la familia Carroza Solar a través de su centro de restauración, CREA, que -a pesar de no llegar a acuerdo con la administración municipal del momento- igualmente asume la por su costo la restauración de las obras que son el pilar central de la exhibición. Al mismo tiempo se genera un convenio con el Senado para que las obras, a medida que van siendo restauradas, son llevadas a la sede del Senado en Valparaíso y puesta a disposición ahí de la comunidad", dice Torres.
Pero no fue lo único: "Luego vino lo otro positivo que fue que las autoridades del momento del Plan de Recuperación Urbana de Valparaíso (PRDUV) priorizan el año 2009 como la última obra de este plan -que recordemos es el excrédito BID- la restauración del museo y se le encarga el proyecto a la oficina de Mario Pérez de Arce, quien trabaja asociativamente con la historiadora Isabel Cruz para pensar el relato y la forma de presentar la casa", detalla.
La casona estaba en un estado "bien difícil", dice el director ejecutivo del Museo, "porque tenía daños estructurales, de mantención y sobre todo las termitas que son un enemigo muy, muy duro de propiedades como ésta que es centenaria. Ahí el trabajo de Pérez de Arce fue muy importante en hacer una recuperación que fue exhaustiva, se usaron tratamientos de alta generación para el control de las plagas".
Además, "se arregló la techumbre completa, que en este caso es de cobre, entonces tiene una forma especial y sobre todo hubo mucho cuidado y mucho respeto con la arquitectura de la casa. Además había que responder al Consejo de Monumentos. Entonces toda la restauración y toda la exhibición estuvo muy controlada desde esa perspectiva", relata.
Fue el 27 de septiembre de 2012, con la presencia del entonces Presidente Sebastián Piñera, que el recinto reabrió sus puertas. En ese momento y por varios años "se usó una exhibición que tenía dos componentes: uno mostrar todo para que no quedara duda de que las obras estaban, porque fue de las muchas mitologías; y luego lo que se denomina la exhibición lineal que es una obra al lado del otro a una altura definida", cuenta Torres.
También había algunas novedades importantes. "Con esta recuperación, que superó los 2.000 millones de pesos, se incorpora una zona nueva bajo el paseo que significa un auditorio, una sala para muestras temporales, una sala de eventos y en la antigua residencia de servicio del palacio se instalan tienda y cafetería".
"Tenemos una gran alegría de celebrar esta década de apertura", reconoce el director ejecutivo, añadiendo que también "es una alegría encontrarnos ad portas de los 20 años de la declaratoria patrimonial con el Museo funcionando en su mejor momento, lo que no pudo ser para para el 2003".
Desde su perspectiva, el recinto "está convertido en un buen y gran vecino de la ciudad que participa en todo lo positivo, que significa una referencia para los habitantes y un imperdible para los visitantes; y que cumplimos nuestro rol público de ser un espacio inclusivo, abierto, respetuoso y donde queremos que todos y todas encuentren que tienen un lugar".
Hitos de los 10 años
Rafael Torres lleva ocho de los 10 años que lleva reabierto el Museo Municipal de Bellas Artes de Valparaíso como su director ejecutivo.
Desde su perspectiva, en estos esta década -a la que hay que descontar el periodo que el lugar permaneció cerrado por pandemia-, han ocurrido tres grandes hitos.
El primero de ellos es "hacernos cargos de la inclusión como un deber ético de un espacio público como un museo. Así generamos los programas para personas ciegas, para personas sordas, para niños niñas y adolescentes con síndrome de Down o síndrome TEA; con la creación de la Unidad de Género, con la puesta en valor de
"El Museo Baburizza es un lugar de encuentro para los porteños y porteñas, es una de nuestras principales atracciones y es un orgullo para Valparaíso".
Jorge Sharp, Alcalde de Valparaíso
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