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¿negociación sin retorno?
- El hecho de que los dirigentes de Chile Vamos hayan decidido restarse de la reunión que se realizaría el jueves para llegar a un acuerdo sobre la continuidad del proceso constituyente, y la petición de dicho sector de que el Gobierno se reste de las tratativas, ¿resta piso político a cualquier pacto que se suscriba con este propósito?
- La derecha tiene la responsabilidad de demostrar a su electorado, que votó ese "Rechazo para reformar", que está disponible para una nueva Constitución. Por eso es que desdramatizo esto y creo que es la naturaleza misma de una negociación, donde una persona puede poner sus puntos y obviamente es un grupo viene de ser ganador, entonces sus puntos tienen que ver con las formas, con los debates, pero probablemente haya otros temas. Quizás la derecha quiera poner bordes de fondo a la Constitución y tampoco estamos en una posición muy ventajosa para exigir nada, pero sí pedir algo básico y es que la ciudadanía participe en la elección de una nueva Convención, que la comisión de expertos no sea a tontas y a locas, sino que sea bien definido qué es un experto
- Desde la coalición opositora acusaron premura del Ejecutivo y en particular de la ministra Camila Vallejo cuando ella señaló que "vemos que va bien encaminado un acuerdo", y deslizó que se contaría con participación de independientes y pueblos originarios. ¿Son atendibles estos reclamos?
- Creo que la ministra Ana Lya Uriarte ha sido facilitadora del proceso, ha estado ahí, sin ser parte directa. En eso el Ejecutivo ha sido bastante deferente. La declaración de la vocera Vallejo, creo que viene dada por un preacuerdo donde Javier Macaya y Francisco Chahuán se habían mostrado disponibles. Se equivocó al mencionar las listas de independientes y escaños reservados, que es algo que aún no está en la negociación, porque se ha hablado de pueblos originarios, pero no del mecanismo que se va a seguir, y sobre las listas de independientes, creo que hay bastante consenso para que no lleguen a puerto, sino que se busquen otros mecanismos para su participación. En eso la vocera debiera ser un poco más cuidadosa en sus declaraciones.
Construir borrador base
- De acuerdo a lo que se dio a conocer el lunes, la posición mayoritaria era en pos de una Convención con integrantes 100% electos, pero acompañados por una comisión de expertos. ¿No sería más viable que solo sean personas con experiencia en el tema constitucional quienes integren este nuevo órgano?
- Es complejo, porque en la Convención habían muchos expertos constitucionales, como Jaime Bassa, Fernando Atria, Amaya Alvez o Cristian Vieira. Había una serie de expertos e igual fracasó. Aquí tiene que haber una mezcla. Los expertos no tienen que ser solo académicos, también debe haber personas que hayan legislado, que hayan dictado sentencias, jueces, ex fiscales, parlamentarios incluso, personas que hayan trabajado en el mundo jurídico, que hayan sido abogados destacados, no solo personas de la academia; y también gente de otros mundos, como la ciencia, las artes, la cultura, que puedan cooperar en diversos temas. Pero al mismo tiempo, que exista una secretaria técnica de expertos que tenga un rol clave, que no sea decisorio, pero sí participar en la deliberación que en el fondo aporte este conocimiento técnico. Creo que en la Convención no hubo un rol de facilitador de la secretaría técnica, fue un rol poco de cooperación técnica, fue facilitador de la discusión, más de mediar el debate, de dar las condiciones.
- ¿La redacción de la futura Carta Fundamental debe partir desde una hoja en blanco, como han planteado en el Frente Amplio, o se siente más cercano postura del senador Francisco Chahuán, quien calificó el proyecto de Constitución de Michelle Bachelet como "un buen punto de inicio"?
- Opino que hasta que se elija la nueva Convención, la secretaría técnica debería preparar una serie de insumos que sirvan de base. Podemos usar el borrador que fue rechazado, el proyecto de Constitución de Bachelet, la Constitución de 1980 reformada en 2005 e incluso de la Constitución del 1925, y con eso llegar a un proyecto que finalmente sirva de base para que los nuevos convencionales puedan trabajar; porque además, si no, vamos a tener una Convención que va a durar más de un año nuevamente, y ya hay consenso de que más de seis o siete meses es imposible.2