"Si miramos la última década, lo de este año fue anormal"
SEQUÍA. El gerente general de Esval, José Luis Murillo, subrayó que el desafío más grande para la sanitaria ha sido evitar el racionamiento.
Aunque las lluvias caídas durante el pasado invierno hicieron que este fuera el año con más precipitaciones desde que la región sufre una megasequía, está lejos de representar una mejoría significativa para la crisis hídrica.
"El 2022 se ha acercado a la normalidad de los últimos 30 años, pero desgraciadamente si miramos los últimos 10, es una anormalidad. Desde luego, ha sido un respiro importante, pero en ningún caso nos podemos relajar", comentó el gerente general de Esval, José Luis Murillo, en el marco de la presentación del 15° Reporte de Sostenibilidad de la empresa.
"La realidad es que contamos en la región con una infraestructura que está diseñada para entregar agua hasta el 2040, pero si tenemos años continuados y permanentes como el 2021, que fue uno de los más secos del siglo, no cabe duda de que vamos una tener una tensión entre la disponibilidad del recurso y los usos del mismo", agregó el ejecutivo.
En esa línea, advirtió que siempre se están mirando alternativas poniéndose en el peor de los escenarios y que todo apunta a un objetivo, que es evitar el racionamiento. "En ese sentido, nosotros seguimos mirando distintas alternativas donde, lógicamente, el volver a usar las aguas servidas tratadas y la desalación es una alternativa al agua continental que hay que desarrollar; y también al otro lado de la balanza una mayor eficiencia en el uso para que esa disponibilidad y los recursos que podamos incrementar sean utilizados de la manera más eficiente".
Inversiones
Y es así que en los últimos años, agregó Murillo, la empresa sanitaria de capitales canadienses ha debido realizar inversiones permanentes para hacer frente a a la emergencia.
"Somos una de las empresas de la región que más esfuerzo inversor hace y en la última década no hemos invertido menos de 50 mil millones de pesos por año en distintas infraestructuras, fundamentalmente abocadas a lo que es la eficiencia en nuestras redes, en la distribución para ahorrar y buscando nuevas fuentes. Es la única forma de sostener un servicio muy difícil de mantener", subrayó.
Y en ese punto, recalcó que las proyecciones obligan a seguir pensando en soluciones de manera constante. "Siempre decimos que tenemos que esperar lo mejor como lo que ha pasado el 2022, pero prepararnos para lo peor. No podemos paralizarnos y pensar que todos los años van a ser como este, sino que tenemos que pensar en escenarios que van a ser como el año pasado. (...) Cada vez nos parecemos más a Atacama y esa es una realidad a la que tenemos que adaptarnos en la región", dijo el ejecutivo.
Precisó que la situación hídrica cada vez es peor, al igual que el deterioro de las napas, y sumando que la infraestructura cada vez es más costosa y dura menos años dando el servicio necesario. "Esa es una evidencia de que el cambio climático nos acompaña. Hay que estar pensando hoy en lo que vamos a necesitar dentro de 10 a 15 años, porque de lo contrario no llegamos a tiempo. La inversión y el desarrollo de estudios deben ser permanentes".
Pocas lluvias y heladas
La meteoróloga Michelle Adam alertó que en lo que queda del año habrá pocas precipitaciones, pero sí se verán heladas con una característica particular que debe llamar a tomar precauciones, sobre todo al sector agrícola.
"Lluvias puede haber en esta época, pero la cantidad de agua será escasa y lo que vamos a tener son heladas tardías muy perjudiciales para la agricultura, porque pueden devastar lugares de hortalizas o frutas y eso implica poca cosecha y que los precios aumenten", dijo la experta, que también puntualizó que si bien las precipitaciones que cayeron este año representan una buena noticia, responden a una situación que no es normal.
"Dentro de la megasequía de 13 años, fue el año menos malo y fue como un pequeño respiro, donde tenemos que estar agradecidos de lo que cayó de lluvia y lo que se acumuló de nieve, pero no es suficiente porque esta es un agua más bien superficial. Esto ayuda a los agricultores, pero está la otra parte, que es el agua subterránea, y para que eso se revierta necesitaríamos 15 años como éste o 5 años con superávit de lluvia de manera consecutiva. Estamos muy lejos de ese resultado", admitió.
De hecho, la profesional oriunda de Villa Alemana señaló que hay que prepararse para tiempos complejos, donde las lluvias se prevén cada vez más escasas. "Tenemos que ser muy objetivos y pensar que la tendencia, según todos los estudios, es que la temperatura va a aumentar, que vamos a un escenario de desertificación y que también transitamos hacia una etapa de cada vez menos precipitaciones", cerró.
"Cada vez nos parecemos más a Atacama y esa es una realidad a la que tenemos que adaptarnos en la región".
José Luis Murillo, Gerente general de Esval
"Lluvias puede haber en esta época, pero la cantidad será escasa y lo que vamos a tener son heladas tardías que son perjudiciales".
Michelle Adam, Meteoróloga
42 % del agua que dispone la región proviene de fuentes superficiales y el restante es de origen subterráneo.
5 años seguidos con superávit es lo que se necesita para revertir el deterioro de las napas.