Amarillos en la nueva propuesta constitucional
El salto político de Cristián Warnken y la formación de un partido con principios que buscan interpretar a la gran mayoría de los chilenos. Destaca un hecho del cual La Moneda no se ha dado cuenta, "la derrota más profunda que ha sufrido la izquierda en décadas. Un terremoto político que pareciera que la elite de la izquierda más radical lo interpretara como un mero temblor".
El poeta se embarcó en la política. No es novedad, ahí está el caso de Neruda. Pero el salto de Cristián Warnken no tiene el respaldo de una trayectoria partidista, como nuestro Nobel. Es un salto que se inicia impulsando con fuerza la campaña del Rechazo a la propuesta de la Convención Constitucional.
Ahora, con el capital que significa el rotundo triunfo del 4 de septiembre, participa también con entusiasmo en la conformación de un nuevo partido político, con todas las de la ley, bien teñido de amarillo, color de los estandartes victoriosos.
En entrevista con este Diario, el poeta, profesor de literatura que se hiciera conocido con su "Belleza de pensar", programa de TV de calidad que desapareció de las pantallas, tal vez por el egoísmo de la sintonía, explica el nuevo paso del movimiento del que forma parte. "No estaba en nuestros planes originales ser partido, pero las circunstancias nos empujaron a ello… ir por una nueva pero buena Constitución y, sin ser partido, corremos el riesgo de no estar en la discusión y ser finalmente irrelevantes", sostiene. A la vez, advierte que "Chile no soportaría otro fracaso constitucional".
El movimiento ya tiene una declaración de principios, "un texto que va a identificar a una gran mayoría de chilenos que buscan una alternativa democrática, reformista, de cambio tranquilo", sostiene. Asimismo, recuerda -lógico en Warnken- la recomendación de un joven poeta del siglo XIX, Rimbaud: "Solo con ardiente paciencia conquistaremos las espléndidas ciudades".
Explica la rotunda negativa ciudadana "porque la Convención se desconectó del país real y privilegió en muchos puntos agendas identitarias e indigenistas y un ánimo refundacional por sobre los temas que preocupan de verdad al pueblo chileno. El iluminismo de vanguardia se topó con el sentido común y el instinto político moderado de la mayoría del país".
Warnken destaca un hecho del cual La Moneda no se ha dado cuenta, "la derrota más profunda que ha sufrido la izquierda en décadas. Un terremoto político que pareciera que la elite de la izquierda más radical lo interpretara como un mero temblor". Reafirmando su pensamiento, dice que "es una derrota cultural, no solo política". Con una mirada desde el nuevo movimiento que impulsa, sostiene que hay una mayoría de chilenos moderados que quieren cambios y mejoras, pero no refundaciones, y que lo ocurrido el 4 de septiembre fue "un estallido silencioso, hastiado de los excesos del octubrismo".
La tarea del literato, del poeta y de su gente, mucha de conocida trayectoria política, es mantener viva, en el centro, la llama del cambio con un movimiento convocante. ¿Cuál será el impacto de estos amarillos, con sus figuras nuevas y antiguas en el cuadro político nacional? ¿Podrán mantenerse en el tiempo y resistir el ninguneo de sectores que temen una erosión en sus militancias?