Luego de la última purga (al mejor estilo de la recordada serie de Netflix, El juego del calamar) realizada en el municipio viñamarino por la alcaldesa Macarena Ripamonti en contra de su antiguo creador político, Janna Sakalha, por pérdida de confianza, comenzó a tomar forma el nuevo esquema que tendrá la gestión de la ex-DJ en la Ciudad Jardín.

Para suplir la figura de Sakalha se buscó otro nombre de confianza, pero menos "osado". Para ello existió consenso en nombrar al entonces administrador municipal y ex secretario nacional de RD, Leonardo Rissetti. Este último es de suma confianza de Giorgio Jackson y también del diputado Jorge Brito, quien -como lo hemos dicho en reiteradas ocasiones- es quien presume de mandar en Arlegui 615.

Rissetti aceptó -no muy gustoso- la decisión. Para suplirlo como administrador municipal se pensó en varios nombres del entorno de la alcaldesa, pero una vez más el nombre seleccionado fue uno propuesto por Brito: su amigo Pedro Hepp, a quien conoce desde su paso por la Universidad Santa María, específicamente en el Departamento de Industrias, donde Hepp estudiaba Ingeniería Civil Industrial y Brito, Ingeniería Comercial. Luego coincidirían en la revista La Quinta Emprende junto a Jorge Cea Valencia, compañero en Ingeniería Comercial y nombrado como gerente general de la Corporación Municipal de Viña del Mar.

Pero el poder de Brito en la municipalidad va más allá, ya que logró que también nombraran a su jefa territorial, Paulina Mardones, como la segunda al mando de la poderosa Dirección de Desarrollo Comunitario (Dideco), donde ha tenido una serie de roces con su jefa, Natalia Brauchy. Dentro de sus competencias está la Dirección de Deportes, y bajo esa unidad se contrató a su pareja, Rodrigo Castro, designándolo como administrador del Estadio Sausalito y convirtiéndose de facto en la persona que manda en el área de Deportes. Es un hecho que tanto los funcionarios como algunas autoridades municipales saben que si deben ver un tema de Dideco y/o Deportes, deben verlo con la dupla Mardones & Castro, ante lo cual nadie puede dejar de recordar a la mítica pareja de María Angélica Maldonado y Javier Aravena. La "Manam", como el poder del municipio; y Aravena, como el hombre de la Casa del Deporte.

Ripamonti se defiende diciendo que ella es la que manda, además que todas las acciones son transparentes. Pero lo cierto es que desde el día uno pidieron no prejuzgar que muchos de los nombrados eran pareja de alguien (el "Arca de Noé", que la bautizaron los pesados de siempre) y luego "aguantaron" la salida de Sakalha hasta el lunes 5 de septiembre para no empañar el plebiscito.

Pero El Juego del Calamar tiene muchas vueltas. Por estos días, Macarena Ripamonti alista su viaje a Daejeon, en Corea del Sur, donde fue filmada la serie y donde ha sido invitada a participar en la Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales de la Organización Mundial CGLU, organización con sede en Barcelona, con más de 240 mil miembros en más de 140 países. Un gran mérito, sin lugar a dudas. Pero como una es desconfiada, siempre le resta el IVA a lo que cuentan en Viña.

Entre los dirigentes de la CGLU (fue copresidenta y hoy es delegada ante la ONU) está la actual alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, muy cercana al Presidente Boric (viajó al cambio de mando del 11 de marzo en Santiago), a Revolución Democrática, a María Elisa Loncón y, alguna vez, al alcalde Sharp. Es más, Jorge Esteban estuvo con ella durante su gira al Fearless Cities de Barcelona en 2017, donde conoció la historia de Colau y su pasado en los movimientos sociales de los sin casa.

Volviendo al viaje al cambio de mando de Boric, Colau pasó también por Viña y fue recibida por Ripamonti en el Palacio Vergara junto a personalidades como las ministras de Igualdad y Trabajo de España; el canciller de Japón; la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff; la escritora Isabel Allende; y Gustavo Gatica, el joven cegado por disparos de Carabineros.

Yo no sé por qué, pero a mí el viaje a Corea del Sur me suena a que se acabó la simpatía catalana por Sharp y La Moneda gestionó un premio de consuelo exprés a Macarena Carolina por el deslavado fallo del Consejo de Ministros en lo del paño Las Salinas.

Como sea, el viaje puede ser un plus para la ciudad, más allá de las supuestas inversiones que dice buscará doña Macarena. Si tiene tiempo, le recomiendo visitar el Hanbat Arboretum, el jardín botánico más grande de Corea. En sus más de más de 37 hectáreas se encuentran jardines temáticos y 9 mil tipos de plantas de diferentes especies. Más de alguna idea para el futuro de las 16 hectáreas Las Salinas puede salir de ahí.

Por último, y siendo sinceros, si le pone empeño y convence al Grupo Angelini, capacito que le resulte mucho antes que el Parque Barón, el Instituto de Neurociencia y lo que sea que pueda ser el Parque Pümpin.

El juego del Calamar

El ajedrez está revolucionado a niveles pocas veces vistos en la historia del juego. El campeón del mundo, el noruego Magnus Carlsen (Elo 2856), ha acusado públicamente al Gran Maestro estadounidense Hans Niemann (Elo 2699) de hacer trampa en partidas por computadora y, probablemente, también de manera presencial.

Todo empezó en la tercera ronda de la Copa Sinquefield en San Luis, Estados Unidos, cuando Niemann derrotó a Carlsen con las piezas negras adivinando la preparación del noruego en una variante poco empleada de la defensa Nimzoindia. El juego de Niemann fue perfecto, casi de máquina. Luego de la partida Carlsen publicó un mensaje en su cuenta de Twitter acompañado de una antigua entrevista de Mourinho en la que el entrenador portugués dice "si hablo me meto en un gran lío".

Unos días después, en la Copa Julius Baer, Carlsen y Niemann volvieron a verse las caras.

La sorpresa fue general cuando el noruego abandonó la partida habiendo hecho solo una jugada. Al término de la copa, Carlsen acusó a Niemann de hacer trampa y obligó a la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) a formar una comisión disciplinaria para investigar el asunto.

El affaire Niemann refleja algunos de los vicios de nuestras sociedades cada vez más distópicas:

a) Acusaciones sin pruebas. Si bien hay indicios de que Niemann pudo haber hecho trampa, Carlsen no ha presentado pruebas que respalden su acusación. Pese a la presunción de inocencia que ampara a toda persona que ha sido denunciada, no pocos han lapidado públicamente a Niemann sin esperar el resultado de la investigación y sin conocer la solidez de las pruebas en su contra. Es la victoria del absurdo aforismo "no tengo pruebas, pero tampoco dudas".

b) El poder de la inteligencia artificial. Hace años que potentes módulos de ajedrez como Stockfish y AlphaZero juegan mejor al ajedrez (y al go) que el más fuerte de los humanos. Las máquinas son autorrecursivas, es decir, aprenden a partir de unas pocas reglas elementales y de sus propios fallos. Además, no se cansan, no tienen miedo, no cometen errores importantes y con ellas no funcionan los trucos psicológicos.

c) La amenaza de las plataformas digitales. Si bien el problema no es la tecnología en sí misma, publicar un tuit que será visto potencialmente por 330 millones de personas implica hacerlo con responsabilidad. Las llamadas redes sociales son terreno fértil para las funas, cancelaciones y otras incivilidades propias del mundillo digital, y pueden causar un grave daño a los afectados.

d) El fin no justifica los medios. Carlsen y Niemann son nativos digitales y su forma de ver el mundo está determinada por la tecnología. Existe una gran tentación de acortar las distancias y traspasar los límites de la mano de la tecnología.

No obstante, aún hay esperanza. Si hay un rasgo que caracteriza a los humanos ese es la ética: una sombra larga y afilada que nos persigue hasta la tumba y, quizá, más allá de la muerte.