"Puede pasar que la gente no sepa que soy escritor"
Leonardo Padura es un habanero cualquiera: su fama internacional no vale mucho en su barrio. En Cuba su obra se descarga en PDF pirata o se compra en la cuneta. Pero eso no lo complica. Es el costo de contar historias a su manera. De paso por Chile, cuenta detalles de "Personas decentes", su última novela.
A sus 62 años, en vísperas del aterrizaje de Obama y del recital de los Rolling Stones, el protagonista de "Personas Decentes", Mario Conde, se olvida de su negocio de libros usados para volver a investigar un crimen que sus antiguos colegas de la policía cubana no pueden cubrir porque están muy ocupados con la misión de tener toda la isla en orden.
Conde no cree que la visita del nuevo administrador del embargo interminable ni tampoco el show de Mick Jagger vayan a cambiar la historia. Le viene bien abstraerse de tanta efervescencia, aunque esto implique el reencuentro con demonios habaneros que creía extinguidos. De paso, le puede servir para destrabar la historia que el propio Conde escribe sobre Alberto Yarini, un famoso proxeneta de comienzos del siglo XX, al que todavía las mujeres le dejan flores en el cementerio de La Habana.
Con su reconocida habilidad narrativa, el escritor Leonardo Padura hace correr ambas historias en su nueva obra, de casi 500 páginas.
- ¿Qué es ser decente hoy?
- Ser una persona de bien, una persona que tiene un comportamiento social y humano recto y que es una buena persona. Es lo fundamental. Yo recuerdo que, cuando era niño, mis padres decían: "Mira, esas familias son pobres, pero son decentes". La decencia era un estatus que tenían esas personas. Pienso que la decencia sigue teniendo la misma importancia y más en una sociedad donde a veces la indecencia crece. Sabemos de males que están afectando a todas las sociedades y donde ese bastión ético importa más que nunca.
- ¿Dónde campea la indecencia hoy?
-La política siempre ha sido un territorio bastante indecente. Hoy se divulgan más las indecencias de los políticos. El mercado es muy indecente y hoy las indecencias del mercado las conocemos mejor. Hay males que han proliferado como el narcotráfico, el tráfico de personas, cuestiones que han existido siempre, pero que en los últimos años han tenido un crecimiento casi exponencial que ha puesto en peligro los equilibrios de determinadas sociedades. Estamos en un mundo con problemas de todo tipo: la indecencia se hace mucho más visible.
En la piel de conde
- ¿Cómo se le ocurrió hacer correr estas dos historias en paralelo en la novela?
- La Habana fue la razón. La quería en una explosión de júbilo y movimiento de expectativas que tienen que ver con dos momentos históricos muy concretos y en los que La Habana vive una gran euforia. Se relacionan los dos momentos por una vía literaria, porque Mario Conde escribe La Habana de 1910 y Mario Conde protagoniza la historia de La Habana el 2016.
- A partir de la serie de libros que protagoniza Mario Conde se ha dicho que es un alter ego suyo. ¿Cómo explica la melancolía del personaje?
- Su melancolía, ese desencanto, le dan un cierto atractivo. No es para nada el héroe capaz de afrontar la realidad con empuje. Al contrario, se siente un poco aplastado por la vida. Se pregunta si la vida que ha vivido es la correcta.
- ¿Qué pretende con Conde?
-Con el personaje de Conde yo he hecho el ejercicio de mirar y reflejar la sociedad cubana por muchos años. Conde es como mis ojos. Con Conde comparto una serie de intereses, de gustos, de fobias, que me hacen muy cercano. Con Conde yo resuelvo otros problemas que son mucho más puntuales y específicos. Por ejemplo, yo quería resolver unos desacuerdos que estaba teniendo con Hemingway. Más con la persona Hemingway que con el escritor Hemingway. Y escribí la novela "Adiós, Hemingway" con el personaje de Conde. Le traspasé ideas, pensamientos, preocupaciones, preguntas que me hacía sobre Hemingway a Conde. Fue muy fácil para mí transmitirle a Conde ideas sobre un personaje tan peculiar en la historia cubana como fue Alberto Yarini, el proxeneta más famoso de la historia de Cuba.
El chulo divino
- ¿Y por qué existe este culto a Yarini en La Habana? Hay mujeres que hasta hoy llegan con flores a la tumba…
- Es una cosa bastante extraña, inexplicable, porque Yarini era un explotador de mujeres, pero su personalidad era tan compleja y resultó ser un tipo tan atractivo, que además encarnó ciertos valores patrióticos. En las sociedades hay mitos positivos y mitos negativos. El de Yarini yo ni siquiera me atrevería a calificarlo de negativo, aunque en esencia pueda serlo.
- ¿Yarini usó códigos que en ciertos ámbitos de su vida lo hacen una persona decente, pese a todo?
- No, ahí no tiene nada que ver con la decencia. Tiene que ver con una serie de valores y comportamientos, como un patriotismo afectado que Yarini defiende nada más y nada menos que en una guerra contra los proxenetas franceses. Tiene un discurso muy político, muy peculiar para su época. Muchas veces los malos son más atractivos que los buenos. Por ejemplo, el protagonista de Breaking Bad es un personaje horrible y sin embargo genera simpatía por parte del espectador. Eso ocurre también en la realidad.
- En Breaking Bad, el protagonista se entrega al mal y se acostumbra a disfrutarlo como un demonio. ¿Cómo construyó a Reynaldo Quevedo, el demonio de su novela?
- Quevedo es una suma de personajes reales convertidos en un demonio. Le pongo características que hacen que sea más despreciable de lo que realmente pudo ser. Esa es una de las posibilidades que da la literatura: acentuar la maldad.
- A Quevedo, en la novela, se la atribuye la persecución a artistas de carne y hueso: José Lezama Lima, Virgilio Piñera, o Cabrera Infante. ¿Qué consecuencias tuvo este proceso en Cuba?
- Muchos de esos artistas nunca recuperaron su capacidad. El trauma los marcó para siempre: nunca volvieron a ser las mismas personas.
- Se les llamó "desviaciones", ¿cuáles se perseguían en Cuba?
- La homosexualidad, las creencias religiosas, tener familiares en el extranjero y tener relaciones con ellos. No tener un pensamiento ideológico absolutamente alineado con la ortodoxia más ortodoxa que podía existir. Cualquier cosa que se considerara fuera de un sistema muy cerrado, de lo tolerable, de lo aceptable, de lo admisible, quedabas fuera.
- ¿Y cómo es hoy?
- Siguen existiendo niveles de censura, niveles de marginación en cuanto a la promoción de determinados artistas. En mi caso, soy un escritor que soy leído por mucha gente, muchas veces por vías alternativas y muy poco promovido.
- ¿Puede pasar que la misma gente de su barrio no sepa que usted es un escritor famoso?
- Sí, puede pasar que la gente no sepa que soy escritor y eso no me molesta tanto. Me gusta mucho que en mi barrio me conozcan como el hijo de mi papá y de mi mamá y eso entonces me hace sentir más normal y más en consonancia con las personas normales que viven ahí.
- ¿Es un costo para seguir viviendo en La Habana?
- Es un costo en cuanto a la posibilidad de que los lectores cubanos tengan un acceso más fácil y directo a mis libros, pero la gente busca alternativas. Este libro ("Personas Decentes") salió en España el 31 de agosto y el 1 de septiembre ya había una copia pirata circulando en sitios cubanos.
El escritor y guionista Leonardo padura tiene 67 años, vive en cuba y ha escrito novelas cono "Adiós Hemingway".
Por Daniel Gómez Yianatos
"Este libro salió en España el 31 de agosto y el 1 de septiembre ya había una copia pirata circulando en sitios cubanos".
Raul Prado