Tranvía a Reñaca y sistema de concesiones
La instalación de un servicio de superficie por el borde costero de Viña del Mar tendría inestimable valor turístico y de aporte al transporte público.
En algún lugar de las oficinas de EFE Valparaíso, al fondo de un cajón y con seguridad acumulando polvo, hay una gruesa carpeta que describe los ambiciosos proyectos de expansión que alguna vez tuvo la estatal. A la extensión del servicio a La Calera o la reposición de la estación Valencia -ambas en pleno desarrollo- se sumaban ideas onerosas, pero de alto impacto urbano, como el soterramiento de la estación Barón y la construcción de una Línea 2 hacia el norte de Viña del Mar, con un servicio que permitiría conectar Reñaca, Concón y Quintero, incluso, empalmar con partes altas de la ciudad, como Gómez Carreño. Un plan maestro de transporte ferroviario para pasajeros cuaja con lentitud y avanza según lo permitan las capacidades financieras del Estado y la voluntad política del momento, que suele ser esquiva cuando las ideas surgen en una región y las decisiones se toman en Santiago.
Para llenar el vacío que provoca ese lento desarrollo, porque las necesidades de la población nunca dejan de acumularse, surgió a inicios de los años 90 una fórmula que permite entregar a los privados la concesión de grandes obras de infraestructura pública. En los 20, 30 o 35 años que dura el acuerdo entre el Estado y la empresa adjudicataria, la fuerte inversión queda saldada, principalmente, con el pago constante que hace cada ciudadano al momento de usar dicho bien o servicio.
Un ejemplo notable de cómo opera el sistema es justamente el proyecto de tranvía Viña del Mar-Reñaca, que recientemente adquirió relevancia a partir de los nuevos detalles entregados por el Ministerio de Obras Públicas. Presentado en agosto de 2018 por la empresa AFINEX SpA, el proyecto forma parte de la cartera de la Dirección de Concesiones y está en la etapa de prefactibilidad, aunque desde el MOP miran con buenos ojos su futuro. El seremi del ramo, Yanino Riquelme, anunció que el tramo original, que termina en Reñaca, podría extenderse hasta Concón y que exploran algunas opciones para que el servicio llegue también a Gómez Carreño. El aporte de un tranvía de estas características -transitaría por el borde costero- al atractivo turístico de Viña del Mar es inestimable y su contribución al transporte público permitiría satisfacer las necesidades de una comunidad que cada día confía menos en la capacidad del gobierno de turno para solucionar sus problemas más básicos. Enhorabuena que el Gobierno valore el sistema de concesiones, uno de los pilares del crecimiento ocurrido en los tan vilipendiados 30 años, y enhorabuena que a la idea de tranvía, como lo plantea el propio seremi Riquelme, se sume el municipio viñamarino. Las consecuencias de poner obstáculos inútiles al sector privado o reparos meramente ideológicos a soluciones que funcionan perfectamente las sufren los vecinos. Esta idea no es nueva, ya la planteó Deng Xiaoping, líder supremo de la República Popular de China entre 1978 y 1989, quien llevó adelante el programa de reformas económicas que tiene al gigante asiático como una potencia mundial del mercado de capitales. "No importa si el gato es negro o blanco -escribió Xiaoping-, mientras pueda cazar ratones es un buen gato".