Turismo, seguridad y reacción policial
Caso del científico víctima del robo de importantes investigaciones es un hecho más que opaca las atracciones que ofrece la zona a los visitantes. Este caso alerta también sobre reacciones lentas de las policías, morosidad que contribuye a la impunidad de los autores del hecho y aleja la recuperación de las especies sustraídas.
El caso del robo que afectó a un destacado investigador, pasajero del crucero "Silver Explorer", en el sector costero de Viña del Mar, resalta una vez más la importancia que tiene la seguridad en la actividad turística. El hurto a este visitante británico, junto a otras sustracciones que afectaron a 11 de sus compañeros de recorrido, advierte que además de las atracciones que puede ofrecer determinado lugar, un marco esencial de las mismas es la seguridad para las personas y sus bienes.
Este caso ha resultado particularmente notorio debido a que el afectado perdió entre sus especies y equipos el resultado de valiosas investigaciones sobre su especialidad, la ornitología, trabajos que han sido destacados internacionalmente y que incluyen también estudios en las costas chilenas. Peter Harrison, de 76 años, la víctima, había realizado una investigación el año 2011 en la zona de Puerto Montt junto a otros expertos.
En este caso, el afectado ha ofrecido una recompensa de US$ 10.000 por la devolución de sus equipos y trabajos, oferta que no ha tenido resultados. Pero hay además hechos graves que exigen atención. La denuncia ante la policía, sostiene él mismo, tuvo poca y lenta acogida. En declaraciones a este Diario, afirma que "nos dijeron que estaban muy ocupados por ser domingo. Estuvimos allí varias horas, pero no parecieron interesarse mucho en nuestras declaraciones". Agrega, además, que "pudimos rastrear una de las cosas robadas hasta un mercado de Viña del Mar que es conocido por la venta de equipos robados".
¿Cuál fue la reacción de la autoridad ante esa información? ¿Se esperaba una orden de la Fiscalía para actuar? Este caso, además de la inseguridad reinante en muchos frentes y a la cual no escapan los visitantes y la importante actividad turística misma, alerta también sobre reacciones lentas de las policías, morosidad que contribuye a la impunidad de los autores del hecho y aleja la recuperación de las especies sustraídas.
Desde un punto de vista general este caso y también el de los otros afectados, tiene un efecto negativo para el turismo nacional. Los visitantes se van con una mala experiencia, multiplicadora, que se extiende en la comunicación con sus relaciones. Hay un daño de difícil reparación que, justa o injustamente, empaña a todo el país, cuestión a la cual también están atentos para su oferta las empresas operadoras del rubro turístico.
Este caso, que no es el primero, entrega experiencias que deben ser aprovechadas para corregir debilidades en la seguridad, marco básico del turismo, materia en la cual no se puede eludir la comunicación de riesgo, como en todo el mundo, tema de responsabilidad de los operadores del rubro y también de la autoridad que, además, debe revisar sus procedimientos para evitar la indiferencia que denuncia el científico afectado.