Cuáles son nuestros dolores
El subdere Nicolás Cataldo estuvo en la PUCV y dio líneas de cómo será su gestión. Una sola aprensión: si no van a cumplir, no ilusionen. El que siempre saldrá más robusto es Santiago, con sus majestuosas líneas de Metro, sus estupendas ciclovías para que pasee el ministro de Transportes, o su Transantiago cada vez más subsidiado y gratuito.
Una interesante participación tuvo en un seminario sobre descentralización llevado a cabo en la PUCV el subsecretario de Desarrollo Regional, Nicolás Cataldo, militante PC que reemplazó en esa oficina clave a Miguel Crispi, luego de que se bloqueara su incorporación como subsecretario del Interior, cargo en el cual -por presiones que apuntaban a su militancia- duró entre 5 y 10 minutos. Quizás un poco más de eso. Pero tampoco mucho.
Nacido y criado en el cerro Esperanza, educado en el Eduardo de la Barra y profesor de Historia de la Universidad de Valparaíso, Cataldo dista mucho de los clásicos subderes capitalinos que más parecían cuidar la caja santiaguina que preocuparse del desarrollo de las regiones.
"Somos bastante más que la institución que les reparte plata a los alcaldes", dijo en el citado seminario universitario, en días en que el debate sobre la descentralización, el financiamiento del sistema, las rentas regionales y municipales, y la discusión sobre el traspaso de competencias es más relevante que nunca.
"Chile debe ser otro en un plazo de 10 a 15 años, estableció el subsecretario. "¿Cuál es la imagen objetiva del Chile descentralizado que queremos construir? Tengo la impresión que es una discusión no desarrollada a fondo", se respondió a sí mismo.
Bastante de razón tiene. Primero, el proceso de transferencia está ocurriendo con complejidades más que anticipables. ¿Cómo es posible que una de las competencias transferidas a la Región Metropolitana sea la tuición sobre el uso del borde costero? ¿Nadie anticipó que muchas de las mismas serían rechazadas por los gobernadores y consejeros regionales por falta de recursos?
Se trata de equidad territorial, siguió Cataldo, en un juego en el cual el poder no aumenta, sino que suma cero y solo puede ser distribuido.
Sin embargo, donde sus palabras pueden sonar un tanto vacías es en ese afán por querer hacer creer que a La Moneda le importa algo de lo que pase más allá del peaje Lo Prado. Por eso hace bien en querer determinar cuáles son los dolores y carencias de las regiones, no solo las zonas de rezago. Y la respuesta es bastante más sencilla de lo que cree: acá, en la Región de Valparaíso, hay déficit de agua, seguridad, transporte, vivienda y trabajo. Partamos con esas 5. Y agreguemos que el Ministerio de Obras Públicas quitó -según el seremi, por el "alto costo de los materiales"- de la cartera de concesiones el embalse Catemu y la segunda fase del Paso Fronterizo Los Libertadores, privilegiando proyectos en la Región Metropolitana. Dice Cataldo que trabajará por cumplir la promesa del Presidente Boric de irse con menos poder del que entró a La Moneda. Por supuesto que se irá con menos poder. De hecho, parece que ya lo está logrando. El que siempre saldrá más robusto es Santiago, con sus majestuosas líneas de Metro, sus estupendas ciclovías para que pasee el ministro de Transportes, su Transantiago cada vez más subsidiado y gratuito, algo muy parecido al sueño que siempre tuvo.