Correo
Biblioteca Severín
Qué duda cabe que la Biblioteca Pública Santiago Severín es una de las joyas arquitectónicas de la Región de Valparaíso. Por la calidad de su repositorio bibliográfico y obras de arte, este edificio neoclasicista constituye un patrimonio invaluable y un orgullo permanente para cada porteño y cada chileno que la visita.
Por lo mismo es que quiero manifestar mi preocupación en virtud de que, como nunca antes me había tocado en suerte, a partir de 2022, los investigadores y académicos que concurren a sus dependencias para escribir trabajos en sus computadoras portátiles solo pueden hacerlo dos días a la semana, según informan en portería, por falta de personal de atención permanente.
Ya fuimos privados del acceso a museos y bibliotecas por las estrictas medidas que se tomaron frente a la pandemia; hoy resultan impresentables excusas como estas para impedir el acceso al ciudadano común, y reitero con énfasis que se trata de una de las bibliotecas más importantes del país.
Giovanni Sandino Historiador del Arte
Cotización adicional
Dos gobiernos han visto fracasar su reforma previsional por el destino de la cotización adicional "a cargo del empleador", a pesar que todos saben que esa cotización es fruto del esfuerzo y trabajo de las personas, y que sin trabajo no existe dicha cotización.
El Gobierno justifica que es necesario que el empleador también cotice, pero lo cierto es que como la cotización no es a cargo del trabajador, entonces da la posibilidad que sea gestionada por un tercero, en este caso el Estado, sin propiedad ni heredabilidad.
Hoy quienes defienden la capitalización individual deben enfocarse a que la cotización adicional debe ser a cargo del trabajador, como lo ha sido por más de 40 años, y que ha imposibilitado que el Estado o los políticos de turno hagan mal uso de ese dinero.
Por último, la cotización a cargo del trabajador asegura que el dinero es invertido en un activo financiero real, que junto con la rentabilidad en el tiempo, mejorará la pensión por mayor ahorro acumulado.
Eduardo Jerez Sanhueza
40 horas
Un rápido avance está teniendo el proyecto de ley de 40 horas en el Congreso, actualmente en segundo trámite constitucional, haciendo parecer inminente que se convertirá en ley durante este Gobierno. Sus detractores han centrado sus críticas en un argumento sumamente real y válido, que es la baja productividad de los trabajadores chilenos, pues si miramos los indicadores de la OCDE, Chile ocupa el lugar 36 de 39 en esta materia, solo por encima de Costa Rica, México y Sudáfrica.
Sin embargo, también somos el sexto país con más horas de trabajo anual de sus trabajadores, superando las 1.900 por año, cuando el promedio de quienes integran la OCDE es de 1.600 horas anuales. Entonces, si es tan evidente el problema, ¿para qué seguir insistiendo con lo que claramente no funciona?
Avanzar en las 40 horas debe ser visto como un desafío para mejorar nuestra productividad, dejando atrás los paradigmas y convirtiéndolo en un buen incentivo para los trabajadores, donde habrá más espacio para la vida familiar y social, a cambio de un mayor esfuerzo por cumplir con las mismas tareas laborales en menos horas de trabajo. En esto último, la desconfianza no ayuda.
La prueba de que es posible es que hoy 184 empresas e instituciones, de todos los rubros y tamaños, se han acogido voluntariamente al sistema, porque seguramente algún beneficio les trae. Nuestra casa de estudios es la primera universidad en hacerlo y estamos convencidos que nos ayudará a continuar mejorando la eficiencia de nuestros procesos -que es uno de nuestros principales ejes de trabajo desde que nos constituimos-, así como tendrá un positivo impacto en el clima laboral.
Rafael Rosell Aiquel Rector Universidad del Alba
Sorpresas
A las derrotas de Alemania y Argentina habría que agregar algunos resultados que no se esperaban y otros que seguramente se pueden dar en el transcurso del campeonato. Esto nos lleva a pensar que la ley de las probabilidades está más vigente que nunca. En este tipo de eventos, nunca hay que subestimar al adversario que no tiene historia y considerarlo "pan comido". Todos los que participan tienen un objetivo y harán lo posible por conseguirlo. En estos momentos, equipos representantes de Asia y África son el mejor ejemplo de superación y la gran amenaza deportiva para quienes se consideran imbatibles.
Jorge Valenzuela Araya
A propósito de la crisis
Las jornadas de octubre de 2019 propiciaron una gran discusión sobre las fragilidades de la economía y política chilena. Hasta entonces, diversos estudios provenientes de las ciencias sociales advertían una serie de tensiones precisas de atender institucionalmente. Estas aludían a la necesidad de implementar medidas de democratización que favorecieran la participación ciudadana en la toma de decisiones vinculantes y a la redistribución económica, con especial atención hacia los sectores vulnerables, sin perjudicar la inversión y crecimiento macroeconómico.
El estallido que vivió nuestro país se enmarca en un ciclo global de movilizaciones, similar a aquellas desarrolladas en 1968, 1989 y 2011. Una de las principales conclusiones sobre esto es que tal tipo de escenarios hoy se reiteran con mayor frecuencia e intensidad. No obstante, existen diferentes lecturas para la explicación de los hechos.
Entre ellas destacan las que sostienen que dichos acontecimientos se explican por el incremento de la complejidad de las sociedades contemporáneas. Mundialmente integradas, estas son más proclives a la autocaotización, debido a las propiedades emergentes de las interacciones entre la creciente multiplicidad de partes que las componen. Ejemplo es la pandemia de SARS-CoV-2, que vino a replantear el dilema entre autonomía e integración local en las cadenas mundiales de valor.
Hoy la sociedad chilena enfrenta el desafío de escribir una nueva Carta Magna. La expectativa es suturar tejidos rotos y generar una adaptación institucional al Chile del posestallido y de la pospandemia. Sobre esto, se sugiere reflexionar en base a tres tensiones. Primero, aquella dada entre la fragmentación y polarización política en el país. Segundo, a las fricciones entre élite/pueblo que dificultan la legitimidad institucional. Por último, a las propuestas de salidas materiales y posmateriales a los momentos de crisis, a propósito del 'rechazo popular' del pasado 4 de septiembre. Tal resolución permitiría diseñar salidas a estas crisis.
Jorge Valdebenito Académico investigador Carrera de Trabajo Social UDLA Sede Viña del Mar