LA TRIBUNA DEL LECTOR En el Jardín de las Delicias
POR RAFAEL TORRES ARREDONDO, GESTOR CULTURAL GESTOR CULTURAL
Sin dudas, la obra que vemos sobre esta nota tiene uno de los nombres más sugerentes que uno pueda encontrar, uno que suena a manjares, a placeres, a cosas ricas y buenas. El jardín de las delicias es el nombre contemporáneo con el que se designa a una de las obras más conocidas del pintor neerlandés Jheronimus Bosch (El Bosco). Es un tríptico sobre madera que hoy se exhibe en el Museo del Prado, en España. Es considerada una de las obras más fascinantes y misteriosas del arte universal y ha habido una serie de interpretaciones que buscan desentrañar la verdadera inspiración del Bosco para realizarla.
Hace unos pocos días, en un jardín delicioso, parafraseando la obra, al interior del convento de los religiosos jesuitas, en Valparaíso, quienes a pesar de haber dejado la ciudad, hicieron una virtuosa alianza con la oficina de arquitectos Puka, para generar en las dependencias un espacio cultural, se dieron cita destacadas personalidades para asistir a la entrega de los Premios Ciudad, de la Fundación Futuro, que destacó en su décima entrega local a un grupo de personas e instituciones, que como bien señaló su directora ejecutiva, la siempre vital Magdalena Piñera, la Pichita, "han hecho de Valparaíso un lugar más democrático, inclusivo y atractivo".
Lucy Briceño, la voz del puerto, una leyenda viva, fue la primera premiada, que muy a su pesar no pudo asistir, pero recibió igualmente un aplauso cerrado a su trayectoria y dedicación a la música porteña. Magdalena Dardel fue premiada por su libro sobre los murales del museo a cielo abierto; el colectivo de vecinos "las brochas locas", del cerro Concepción, recibieron un reconocimiento por ser unos permanentes luchadores contra los rayados; don Carlos Almarza recibió el premio en virtud de ser un gran, si no el mejor volantinero de Chile y porteño; ya decía yo que los jesuitas dejaron su casa en buenas en manos y fueron premiados ellos y los arquitectos Puentes y Cáceres por generar el Espacio La Compañía. Bien por la Compañía de Jesús, "ay Jesús, qué compañía", como dice el refrán.
Otro galardonado fue el Fondo de Cultura Económica, FCE, por haberse instalado con su primera librería en regiones y ponerle, además, el nombre de Manuel Rojas. Enhorabuena por los libros. La Universidad Federico Santa María, fue premiada por haber adquirido el edificio de la ex Bolsa de Valores de la ciudad y transformarla en un polo de innovación y desarrollo. Dejo para el final, por cuanto tengo lo que hoy se denomina conflicto de interés, al Museo de Bellas Artes de Valparaíso, premiado por su labor en estos diez años de reapertura y por su gestión de difusión e inclusión. Un lindo ramillete de premiados que, sin duda, reciben junto con el galvano, una importante dosis de ánimo y entusiasmo para seguir en su diaria labor. Agradecidos todos de la Fundación Futuro por mantener estos reconocimientos que elevan el espíritu y fortifican el alma porteña.
Quisiera aprovechar de mencionar otro jardín que visité hace unos días, el del castillo Brunet, de Viña del Mar, señera propiedad patrimonial, en la cual la Universidad Viña del Mar hizo su ceremonia en que dio cuenta pública de su gestión el rector Carlos Isaac y a la vez entregó sus distinciones que buscan reconocer a quienes se han destacado en diversas áreas. El premio a la trayectoria recayó en el destacado artista, narrador y dramaturgo Carlos Genovese, más que merecido, luego de 50 años de actividad profesional. Otro galardón, el de cultura, fue para Dino Samoiedo, director y propietario de la galería de arte Modigliani, con 30 años de actividad y con una calidad inigualable. La gerenta del hotel Gala, María Teresa Solís, recibió la distinción de mujer destacada por su aporte gremial y a la equidad de género; el diario El Mercurio de Valparaíso, por un compromiso con la información y la opinión, a través de sus 195 años de existencia, que lo convierte en el decano de la prensa escrita. Fernanda Aguirre, joven deportista, premiada por su actuación nacional e internacional; la Fundación Jorge Kaplan, por ir en apoyo de tantas personas que requieren su ayuda; la Fundación Sendas, que atiende y acompaña a los niños, niñas y adolescentes con síndrome de Down y a sus familias. Gran labor. En suma, en un mismo jardín, siete grandes personas y entidades siendo reconocidas por su quehacer, por una universidad con sello regional.
Ir al jardín o a los jardines mejor dicho, ha sido de las cosas buenas que me han pasado en los últimos días, y no puedo dejar de pensar en el de las delicias. Pienso en lo bueno que han hecho tantos hombres y mujeres para hacer mejor nuestra convivencia y creo que se merecen ser admirados, igual que la obra.