Un viejo-nuevo tipo de banda criminal
Profunda preocupación causó la detención de tres personas que participaban de agrupación que poseía un arsenal con municiones.
En un hecho que tiene pocos precedentes a nivel regional, tres personas fueron detenidas por su participación en una banda dedicada a delitos violentos, que la policía a cargo del operativo identificó inicialmente como una organización con características paramilitares -es decir, con jerarquía similar a la de una fuerza armada regular, pero integrada por civiles sin control del Estado-, aunque el alto mando de Carabineros en la zona luego calificó como simple crimen organizado. Las denuncias de varios vecinos permitieron a Carabineros y el Ministerio Público descubrir que el grupo delictual usaba las dependencias de la "Biblioteca Popular Ernesto Guevara", creada hace diez años al alero de la Toma Esperanza, en Viña del Mar, para el almacenamiento de armas de fuego y municiones, algunas de alto calibre. De acuerdo al relato policial, la organización estaba compuesta por varias personas, tenía una estructura definida y sus líderes estaban a cargo de los entrenamientos.
Si los delincuentes detenidos usaban las dependencias de la biblioteca popular de forma oportunista para guardar momentáneamente los instrumentos de sus fechorías o efectivamente se trata de un eslabón dentro de una organización política subversiva más grande es un hecho que deberá ser motivo de profunda investigación, pero nadie puede quedar indiferente ante las pruebas dadas a conocer por Carabineros y todas las autoridades deben condenar, sin medias tintas ni reticencias, cualquier atisbo de que haya eventual relación entre actividades delictuales y la promoción de ideas políticas.
Algunos parlamentarios, como el diputado Andrés Celis, pidieron también conocer quién o quiénes están detrás de la "Biblioteca Popular Ernesto Guevara", su funcionamiento y financiamiento. La transparencia respecto de este punto permitiría separar una iniciativa que se describe a sí misma como "un espacio cultural, comunitario y educativo", de aquellos que ocuparon sus dependencias con otros fines. El descubrimiento de este tipo de estructuras delictivas agrega una preocupación más a la sobrecargada agenda de seguridad pública, ya colapsada ante el aumento de delitos violentos -con homicidios y robos con fuerza al frente-, las balaceras entre bandas rivales, el incremento del narcotráfico y los funerales de alto riesgo. Ad portas de la temporada estival, cuando el comercio local necesita que Viña del Mar y sus alrededores ofrezcan la mejor imagen posible, este tipo de situaciones se convierte en una amenaza real a las expectativas de pequeños y medianos emprendedores. Por supuesto, ya no basta con las declaraciones superficiales de las autoridades sobre la necesidad de incrementar la vigilancia policial. El esfuerzo del Gobierno y las instituciones dedicadas a la seguridad pública debe movilizarse con decisión a la aplicación de estrategias efectivas y la materialización de ella en hechos concretos y visibles, capaces de enfrentar el problema de fondo y la creciente percepción de que las calles del Gran Valparaíso son inseguras.