"Estamos viviendo tiempos muy polarizados, nos encontramos en los extremos y es complicado"
Es un momento especial para la Iglesia Católica de Chile, ya que tras dos años de suspensión de la festividad religiosa de la Virgen de Lo Vásquez por las restricciones sanitarias que se implementaron producto de la pandemia, este año retorna la tradicional festividad de la Inmaculada Concepción.
Desde el santuario y como anfitrión, monseñor Jorge Vega, obispo de la Diócesis de Valparaíso, señala que esta es una gran oportunidad en medio del complicado panorama que atraviesa el país producto de la polarización y de la crisis social, y debe marcar el camino al diálogo, concepto que, a su juicio, se ha olvidado en el último tiempo.
- ¿Qué le parece que después de dos años se pueda volver a celebrar la peregrinación por la festividad de la Virgen de Lo Vásquez?
- Estoy muy contento y muy agradecido. Esto es producto de un trabajo en conjunto. En primer lugar del Estado por su labor durante la pandemia, el mismo pueblo que acudió en masa para protegerse y el hecho que nosotros, como Iglesia, nos hayamos puesto de parte de las soluciones y no del problema y hayamos colaborado para que la pandemia no nos azotara tan fuerte, da como resultado que hoy podamos estar aquí abriendo el santuario para la peregrinación.
- Además, esto es importante porque ustedes se tuvieron que reinventar durante la pandemia. ¿Les fue muy complicado?
-Claro que fue complicado, nosotros como pueblo de Dios somos llamados a estar reunidos presencialmente, no online, y tener encuentros virtuales no fue fácil para nadie. Para nosotros fue muy doloroso tener cerrado el santuario.
Tiempo de polarización
-El país atraviesa un momento sumamente complejo en lo económico y social y se encuentra muy dividido. ¿Cómo analiza esta situación?
-Estamos viviendo tiempos muy polarizados, nos encontramos en los extremos. Y esto lo veo complicado, pero yo tengo esperanza que en algún momento vamos a llegar a dialogar, a conversar y a poder nuevamente dar un golpe de timón y seguir avanzando. Yo tengo esperanza que después de este tiempo que llevamos casi sin conversar entre nosotros los chilenos vamos a poder volver a dialogar.
- ¿Qué llamado hace desde la Iglesia para enfrentar el actual panorama?
- El llamado que yo le hago a la gente es a saber escuchar, porque para poder dialogar hay que saber escuchar, al escuchar uno se pone en el lugar del otro y se puede comprender porqué el otro está diciendo eso. Yo creo que ahí vamos a poder dialogar, cuando yo me pongo en el lugar también del otro.
Respuesta a críticas
- En los últimos años la Iglesia ha enfrentado duros cuestionamientos. ¿De qué forma se han adaptado frente a estas críticas?
- En los últimos años hemos sido cuestionados por muchos. A veces es bueno ser cuestionado, porque nos ayuda a sacarnos las hojas secas que están en nuestro tronco. En ese aspecto, eso nos ha ayudado; ahora, hemos tenido que rever todo nuestro sistema de comunidad y hemos estado realizando cursos por todos lados, sobre todo para prevenir todo tipo de abuso. Aquí en la Diócesis de Valparaíso hemos preparado en la prevención del abuso a muchas personas, tenemos todo un concepto de prevención de abusos.
- ¿El hecho de que celebraciones como Lo Vásquez perduren es una muestra de que la fe sigue intacta en las personas?
- Yo creo que sí, una cosa es la institución y otra cosa es la fe y el encuentro con Dios y con María en este caso. El hecho que se espere cerca de un millón de feligreses para esta instancia es una señal que la gente tiene fe y la mantiene. Solamente que a veces hay que adecuar ciertas formas de actuar, pero la gente tiene fe y no solamente tiene fe, necesita de Dios, necesita de lo sagrado. A veces nuestras autoridades y los diferentes organismos no saben la necesidad que la gente tiene de la dimensión sagrada.
Actos de misericordia
- ¿Cuál es el mensaje que entrega a propósito de esta festividad?
- Mucha gente viene a pagar sus mandas y a veces con sacrificios que son autoflagelantes. Yo quiero invitarles a recordarse las palabras de Jesús "Quiero misericordia, no sacrificios". Más que sacrificios, tener actos de misericordia, por ejemplo, una manda en vez de arrastrarse muchos metros, traer un par de litros de aceite para entregar a los más necesitados, ver cómo poder dar más empleo a los otros, etc.