Un camino hacia una nueva Constitución
El acuerdo firmado por los representantes de varios partidos políticos habilita un nuevo proceso, pero no garantiza el éxito del texto a plebiscitar.
A casi 100 días del plebiscito de septiembre, dirigentes de partidos y líderes de la Cámara de Diputados y del Senado llegaron a un acuerdo que permite iniciar un nuevo proceso constituyente. El texto, firmado por representantes de un amplio espectro del abanico político, establece que el órgano redactor tendrá 50 integrantes elegidos por la ciudadanía en el formato de paridad de género, que trabajará junto a un consejo de 24 expertos nombrados por el Congreso, quienes elaborarán propuestas y acompañarán la deliberación temática de los constituyentes, además de un comité técnico de admisibilidad, que podrá decidir si los nuevos artículos planteados se circunscriben a los 12 puntos esenciales establecidos como condiciones del nuevo documento constitucional.
Como era evidente, rápidamente surgieron críticas y cuestionamientos al acuerdo -en Republicanos exigen que el Gobierno y el Congreso se preocupen de otros temas que consideran más urgentes-, a sus mecanismos deliberativos -todo el movimiento Transformar, con Sharp a la cabeza, impugna la falta de una convención totalmente autónoma y elegida bajo las reglas amplias del proceso derrotado en septiembre- o a su itinerario -el PDG quería un plebiscito de entrada-, pero los firmantes aseguran contar con los votos necesarios para activar formalmente la reforma constitucional que habilite un segundo camino constituyente en menos de dos años.
El acuerdo amplio permite dar mayor respaldo al conjunto de instancias creadas para dar vida al proceso y las bases institucionales reducen el nivel de incertidumbre que tanto marcó el trabajo de la Convención Constitucional anterior. Quizás los dirigentes políticos aprendieron la lección: los resultados electorales no son ajenos a los procesos previos y la legitimidad democrática no depende solamente de un mecanismo de elección, sino que está atada, también, a las personas que encarnan el rol para el cual fueron elegidas y a los contextos políticos en los cuales desarrollan su trabajo, ente otros factores.
Como líder natural del movimiento Transformar Chile, el alcalde Jorge Sharp -secundado por la alcaldesa de Villa Alemana, Javiera Toledo- rechazó el acuerdo, cuestionó sus mecanismos y calificó al Consejo Técnico de Admisibilidad como un "fraude para la soberanía popular". Es una expresión de su vocación eterna por la disidencia, su búsqueda algo frenética de una interpretación sobre el estallido social y exactamente la misma posición que adoptó luego del pacto por la paz firmado en noviembre de 2019. Será relevante que el jefe comunal separe aguas entre sus legítimas opiniones políticas y el trabajo que desempeña el municipio, sin ponerse creativo en la organización de festivales constituyentes. La misma regla deberán seguir el resto de las autoridades regionales y comunales, cuya preocupación deberá estar puesta en los problemas urgentes de la ciudadanía, mientras el plan constituyente avanza en un camino paralelo, como siempre debió ser.
La ruta es larga y el actual consenso no garantiza el éxito definitivo del texto que será plebiscitado el próximo año.