La crisis hídrica ataca en muchos frentes. Uno de ellos es el turismo en la época de verano. Es el caso de Olmué, con grave déficit de agua potable y creciente desarrollo turístico, que significa mayor población y consumo. Luigina Pruzzo, presidenta de la Cámara de Turismo de la comuna, advierte que la Cooperativa Granizo, que administra el suministro domiciliario de agua, se ha quedado sin el recurso en sus pozos, lo que afecta a unas 3 mil familias.

El problema se arrastra desde hace años y en parte se aborda mediante pozos en muchos domicilios, pero estos o son insuficientes o se han agotado. La Cooperativa, sin abastecimiento propio, está comprando agua para abastecer los estanques comunitarios y el suministro se hace día por medio en horas de la madrugada.

La dirigente identifica tres factores del problema. El obvio, que es la sequía, deficiente gestión de las cooperativas y la falta de otros proveedores, como sería Esval. Su lógica preocupación es el turismo, principal actividad económica de la comuna que debe recurrir a la compra del líquido en pozos inscritos, también en fase de agotamiento. El problema es que el turismo es intensivamente demandante en muchos aspectos, incluyendo las piscinas, instalación básica en la temporada estival con altas temperaturas propias de la zona interior.

Está en lo cierto la dirigente cuando afirma que los esfuerzos que hace la municipalidad no son suficientes y se trata "de un problema país que no ha quedado más que en los discursos y mesas de trabajo, porque las soluciones siguen siendo las mismas, el parche de los camiones aljibe". Insiste en la necesidad de soluciones reales, como plantas desaladoras, por ejemplo. "No pueden estar los vecinos viviendo con cinco litros de agua diarios", alega. Y a la cuestión básica del consumo humano se suman las demandas de la agricultura, la ganadería y la minería, todo lo cual exige políticas que van mucho más allá de polémicas medidas de racionalización en la asignación del recurso. Y en lo puntual, no se pueden olvidar los pavorosos incendios forestales.

La desalinización, que ya se aplica en el norte, debe extenderse intensivamente a la zona central, sumando ese abastecimiento a las amenazadas fuentes tradicionales sometidas a alta demanda. Hay que acometer, además, el reciclaje de las aguas grises.

Sobre estas materias y sobre otras modalidades para conjurar la crisis hay experiencias nacionales e internacionales que se deben aplicar ante una situación que no es solo una emergencia veraniega de una linda comuna como es Olmué, que da una voz de alarma de alcance nacional. Como en muchos casos -el tren a Santiago, por ejemplo-, hay que pasar del discurso y la mesa de trabajo a la acción. Los expertos, profesión de moda, abundan y hay que recurrir a ellos.

A un año de ser inaugurado, el Museo Universitario del Grabado (MUG) de la Universidad de Playa Ancha, ubicado en Lautaro Rosas 485, en el hermoso y reconocido cerro Alegre de Valparaíso, realiza un muy positivo balance del aporte que comprometió a la ciudad, a la región y al país. El espacio se construye como el lugar permanente de exhibición de la importante colección de arte que conserva, difunde e investiga el Fondo de las Artes de la misma casa de estudios.

El museo se abrió a la comunidad toda, sin distinción de género, raza o situación funcional, acogiendo a los diversos públicos que pueden disfrutar el edificio, como recuperación histórico-arquitectónica, y gozar estéticamente de la importante colección de grabados que se exhibe.

En este corto tiempo, su condición de museo universitario y el compromiso con la democratización de sus bienes culturales le ha permitido generar importantes vínculos con espacios educativos formales y no formales. De ese modo, responde así al compromiso con los derechos culturales de cada ciudadano/a, favoreciendo el acercamiento sensible personal y colectivo de una población golpeada por una pandemia a un espacio de reencuentros y esperanza.

Se enorgullece, además, de ser el único museo en su especie en Chile y en América del Sur con estas características, es decir, capaz de ofrecer un lugar digno de exhibición para esta expresión de las artes visuales, generar redes entre artistas nacionales e internacionales, poner a disposición documentación histórica y especializada en temas del grabado en Chile y en América Latina, y potenciar la educación artística situada a partir de le experiencia en sus talleres de grabado.

Una ciudad como Valparaíso se merece un espacio dedicado puramente al goce del grabado, oficio, técnica y expresión profunda que se encuentra indisolublemente arraigada a la identidad de la Ciudad Puerto y donde el diálogo entre artistas históricos/as y contemporáneos/as se hace realidad en este nuevo lugar. De ahí el compromiso de la Universidad de Playa Ancha en generar las condiciones para exhibir el legado de los artistas, hombres y mujeres que creyeron en la misión de una universidad pública y regional, y quienes decidieron dejar una parte de ellos/as al amoroso cuidado que se la prestado a cada colección.

Por lo anterior, resulta clave que instituciones con arraigo en la zona, con una clara identificación con nuestro territorio, con sensibilidad por la cultura y las artes, así como socios estratégicos y filántropos, puedan sumarse como aliados realizando aportes a esta maravillosa obra que responde a un compromiso del gobierno regional y de la Universidad de Playa Ancha, utilizando los mecanismos que hoy el Estado permite para ello. Incorporar instituciones o a particulares en estas condiciones no solo habla de una vinculación virtuosa, sino que también de una muestra de profundo amor por nuestra ciudad, su legado y su gente.