"Chile necesita acuerdos para atravesar un mar embravecido"
Desde los 6°C del otoño-invierno en que concentra sus actividades académicas en París -entre ellas diversos seminarios y una conferencia en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales en La Sorbonne-, el sociólogo y columnista porteño Ernesto Ottone Fernández destaca el Acuerdo por Chile "no solo por el aspecto constitucional, sino en términos de la atmósfera política" que se respira en el país.
Chile tiene que enfrentar momentos difíciles en el año que se avecina y, "más allá de las diferencias de opinión, la lucha política y todo lo que constituye una democracia, debe alcanzar niveles de acuerdo que le permitan atravesar un mar embravecido", plantea el doctor en Ciencias Políticas, exsecretario ejecutivo adjunto de la Cepal y exjefe de asesores del expresidente Ricardo Lagos.
DEMOCRÁTICA, SOCIAL Y MODERNA
El académico, quien por estos días suma a la veintena de libros de su autoría Crónica de una odisea, del estallido social al estallido de las urnas, valora en particular el grado de consenso logrado en torno a las 12 bases o principios fundamentales, que esbozan "una Constitución democrática, de vocación social y moderna, completamente diferente a la propuesta anterior, que era refundacional en muchos aspectos, que provocaba desequilibrios en los poderes del Estado, debilitaba el quehacer democrático y confundía el problema de la nacionalidad por una exacerbación identitaria".
En cuanto al acuerdo en sí, opina que aun cuando "puede parecer un poco barroco, un poco hasta rococó, en el sentido que tiene muchas idas y vueltas, y se pone en muchas situaciones", va en la dirección correcta porque "en la democracia los acuerdos tienen que ser complejos para que todos se sientan representados; esa complejidad es propia de las democracias, solo en las dictaduras las cosas son simples".
A la vez, valora que estén planteados "los grandes temas metodológicos, es decir, hay una presencia ciudadana a través de una elección directa, y también está el conocimiento específico en torno a lo que es una Constitución, representado por los expertos que serán nombrados por el Senado y la Cámara de Diputados".
Adiós al refundacionismo
- A juzgar por los pilares institucionales acordados, fueron pocos los cercos que se corrieron respecto de la actual Constitución. ¿Se impuso el reformismo?
- Quedó fuera el refundacionismo. Y por supuesto, los principios que se acordaron marcan el tema de una nueva Constitución con un espíritu reformador. Por lo tanto, no hay un espíritu de ruptura, de refundación, de revolución, eso yo creo que se ha logrado y me parece que es muy importante para Chile, especialmente en el 2023 que va a ser un año duro desde el punto de vista económico en todo el mundo, pero particularmente en el país. Entonces, habrá que hacer un gran esfuerzo unitario y esto genera una atmósfera que no es de un conflicto insuperable, sino de un camino reformador.
- Por el rol que le entrega al Congreso, una de las instituciones peor evaluadas, ¿el acuerdo tendrá suficiente legitimidad? El mismo gobernador regional lo criticaba.
- Bueno, el gobernador regional está a la izquierda de la izquierda, normalmente critica todo, al igual que el alcalde…yo creo que son opiniones sesgadas, partisanas. Pienso que hay una masa crítica, ciudadana, que valora este acuerdo. La democracia liberal, representativa, está pasando por momentos difíciles en el mundo, y al mismo tiempo hay países que están luchando con mucho coraje en su defensa, como Ucrania, invadida por Rusia. Pienso que la enorme mayoría de los chilenos está por mantener el sistema democrático, haciendo los cambios que sean necesarios. ¿Que esto sea ilegítimo? ¡Pero si el Congreso lo eligió la gente! Los congresos en el mundo son criticados por la población, y tendrán que ir recuperando apoyo en la medida que las fuerzas representadas en ellos realicen las acciones en conjunto que demanda la sociedad.
DISTINTA CORRELACIÓN DE FUERZAS
- ¿Por qué escribir Crónica de una odisea, del estallido social al estallido de las urnas ahora, en una crisis que no termina?
- Este es un libro esperanzador, porque esa crisis, que comenzó de una manera violenta, después dio un paso muy importante con el rechazo de lo que a mi juicio le hacía daño a la democracia chilena. Por eso yo voté esa opción. Me parecía importante, sobre todo le pareció a mi editor, dejar registrados un tono y una visión sobre esa etapa. Y es un término feliz, porque el libro sale justo en el momento en que se llega a un acuerdo para retomar un nuevo proceso constitucional que va a tener otro carácter. Yo creo que ahora sí se va a poder construir una Constitución democrática, moderna y social.
- Poco es igual que hace dos años, cuando se dio el triunfo del apruebo en el primer plebiscito y de la izquierda dura en la Convención. ¿Es pendular el electorado chileno?
- Actualmente, cuando los partidos políticos se han debilitado y todavía no se sabe cómo se van a reconstruir para el siglo XXI, el electorado en general en los países democráticos es muy volátil, cambia muy rápido de una posición a otra. Eso ha sucedido también aquí. Hoy día es muy distinta la correlación de fuerzas a la que existía en el momento en el cual una enorme mayoría votamos porque hubiera una nueva Constitución, pero se abusó del uso de los independientes, que resultaron en su mayor parte ser personas de extrema izquierda, y se exacerbó la representación de los pueblos originarios. Y entremedio está el Gobierno que ha ido avanzando con muchas dificultades, que cometió el error de jugarse por esa Constitución, pero que ha dado ahora signos de una cierta maduración política. Y eso hay que mirarlo con esperanza, pero se tiene que plasmar en una nueva orientación. Vemos algunas señales muy buenas en este sentido, tanto en política internacional como en la forma de ir estudiando y discutiendo las reformas planteadas.
Foco en buena gobernabilidad
- Muchos dicen que con medidas efectivas en seguridad pública, reforma de pensiones y reforma tributaria, el Gobierno debería darse por satisfecho.
- Creo que el Gobierno tiene que elegir qué es lo que puede y lo que no puede hacer, y centrarse en dar una buena gobernabilidad, sobre todo en el sistema de seguridad ciudadana que se ha deteriorado mucho, pues aun cuando el deterioro es global, en Chile ha sido muy fuerte. Considerando las condiciones que existen hoy, pienso que debería concentrarse en esas tareas, porque cuando uno está en el Gobierno no puede hacer todo lo que quiere. Hay que conjugar la voluntad del gobernante con la realidad del mundo y del país.
- ¿Qué espera de este nuevo proceso constitucional?
- El 2023 va a ser un año muy duro, de decrecimiento; incluso si se hacen las cosas bien y se logra frenar un poco la inflación, habrá necesidades que atender, volver a focalizar el gasto en quienes más lo necesiten y olvidarse de medidas populistas, porque no se puede desatender el equilibrio fiscal: eso se paga muy caro después. Hay fuerzas en el Gobierno y en la oposición que están conscientes de eso. Creo que este acuerdo es muy importante no solo por el aspecto constitucional, sino en términos de la atmósfera política. Chile tiene que enfrentar momentos difíciles y, más allá de las diferencias de opinión, la lucha política y todo lo que constituye una democracia, debe alcanzar niveles de acuerdo que le permitan atravesar un mar embravecido. 2
La correlación de fuerzas es muy distinta a la que existía cuando votamos porque hubiera una nueva Constitución, pero se abusó del uso de los independientes, que resultaron en su mayor parte ser personas de extrema izquierda, y se exacerbó la representación de los pueblos originarios".
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Rosa Zamora Cabrera
rosa.zamora@mercuriovalpo.cl
"El Gobierno tiene que elegir qué es lo que puede y lo que no puede hacer, y centrarse en dar una buena gobernabilidad".