"Canción para mañana. Memoria de Los Bunkers"
Mauricio Durán
Planeta
244 páginas
$15.200
Mauricio Durán
Planeta
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Aparecer y desaparecer son actos que requieren cierta elegancia, como la mostrada por Los Bunkers en su estreno en Concepción, donde se vistieron como The Beatles, rompieron un bajo como The Who y cerraron la fiesta con un cover de The Kinks, hace ya un par de décadas. Luego vino MTV, México y la fama internacional, historia que cerraron -de momento, porque nunca se sabe- con un concierto en Plaza Baquedano durante diciembre de 2019, piedrazos y lacrimógenas mediante, cuando atravesaron un par de camiones en plena Avenida Providencia.
Aunque tal vez lo más interesante del grupo, que luego repitió el espectáculo en el campus de la Universidad de Concepción, también con un público multitudinario, es lo que pasó entremedio: cómo cinco jóvenes de la capital penquista llegaron a ser parte de la memoria auditiva de quienes hoy tienen entre 30 y 40 y pocos años, tanto en Chile como Latinoamérica, eso es lo que cuenta su compositor y bajista, Mauricio Durán, en el libro "canción para mañana. Memorias de Los Bunkers", publicado hace unos días.
Acompañado de detalles técnicos que bien servirán a quienes desean dedicarse a la música, Durán cuenta cómo abandonó una vida más convencional y, claro, acertó: "Estaba perdiendo el tiempo en la cafetería de la Escuela de Periodismo de la U. de Conce", afirma el autor de letras como "El detenido" y "Bailando solo", para luego contar la forma en que se conocieron, desde la primera banda "Los Biotles", una mezcla entre The Beatles y Biobío, dedicada a tocar covers.
Uno de los primeros integrantes de lo que luego sería Los Bunkers fue el baterista Mauricio Basualto. Primero no se entusiasmó con la idea: "Al componer material original las cosas se empezaban a poner serias, uno comenzaba a proyectar la música como un trabajo, a inyectarle energía, y luego todo se desmoronaba porque muy pocos grupos lograban desarrollarse y alcanzar un grado decente de consolidación. Dijo que ya había transitado ese camino y que no deseaba volver a sentir tal frustración. Insistí durante meses, lo hinché hasta más no poder. No sé si lo aburrí o lo contagié con mi determinación", recuerda Durán.
El requisito "era que nos lanzáramos con todo, que nos tomáramos el grupo de forma profesional desde el inicio", con productores, ingenieros de sonido, estudios de grabación, etcétera, aunque "el gran problema era -y probablemente aún lo siga siendo- que muchas veces los artistas de Conce tenían que migrar a Santiago para sacar sus proyectos adelante", afirma el autor sobre el momento de llegar a la capital, donde otros penquistas de la generación anterior se subieron al escenario con ellos: Los Tres.
La banda ícono de los 90 también en 2019, aunque antes de octubre, marcó la noche con la celebración de los 20 años -en rigor, 22- del disco "fome" en un llenísimo Teatro Coliseo, frente a La Moneda. El retraso del festejo se debió a que su voz, Álvaro Henríquez, fue trasplantado a mediados del año anterior. El artista, en un giro casi teatral, por unos minutos quedó solo sobre el escenario rojo luciendo un sofisticado traje, iluminado por un par de focos y ante el silencio del público, al que luego cantó "Me arrendé", uno de los temas de la placa donde escribió, casi como una premonición, "el sol volvió al corazón /lo salvó de una muerte feroz /el destino me salvará a su vez /de la abulia que prometió volver".
En el mismo concierto, la editorial Libros del Pez Espiral lanzó la historia tras "Fome", disco hecho en Nueva York luego de ser los primeros chilenos en grabar un MTV Unplugged. La placa fue registrada y transmitida en vivo por el canal de televisión. El primer latinoamericano en este escenario fue Charly García.
El libro de "Fome", escrito por el periodista David Ponce, muestra la odisea en el estudio en Woodstock. La edición incluye numerosas imágenes tomadas por el bajista de la banda, Roberto "Titae" Lindl, y el productor de The Clash, Joe Blaney, que trabajó con Los Tres porque tuvieron "un muy buen ensayo en el estudio, (… y) hay algo acerca de los grupos, de los buenos grupos de todos los tiempos, que no es sólo un asunto de cuán buenos músicos individuales son, sino de cierta química en cómo tocan e interactúan", lo mismo que cuando un escritor encuentra a su editor.
En 2019, asimismo, se publicó el libro "Álvaro Henríquez", armado por el hermano del cantante y compositor de González y Los Asistentes, Gonzalo Henríquez. Allí, junto a escritos del líder de Los Tres, aparecen dibujos y fotos de su niñez: "Una construcción que guarda las complejidades y laberintos personales de una vida intensa", indicó el autor de la antología. El también poeta editó al año siguiente "Repite conmigo", volumen experimental donde aparece "Borracho", basado en la canción "Desiertos de amor", que numerosas veces interpretó Henriquez en vivo junto al Premio Nacional de Literatura Raúl Zurita.
Dentro de esta franca migración hacia la literatura se inscribió el texto homónimo del disco "Pateando Piedras. Los Prisioneros", escrito por Francisco Ortega ("Logia") en la colección "Disco rayado" de La Piedra Redonda Ediciones, dirigida por el novelista Patricio Jara ("Geología de un planeta desierto"). El epígrafe del libro es del vocalista de la banda, Jorge González, quien afirma que "cuando pienso en "Pateando Piedras" evoco algo provinciano, limpio, y especialmente me acuerdo de Concepción, porque gran parte de esas canciones se hicieron mientras tocábamos en el sur".
Ortega toma esta idea y la convierte en la historia de tres amigos que crecen en el Pueblo, donde la banda más famosa de los años 80 toca una vez, en el gimnasio del Colegio de Monjas, único recinto que, al ser privado, autorizó la presentación mientras el resto de la comunidad se oponía por las letras de las canciones que cuestionaban al régimen militar. En un pasaje, el narrador explica a Emilia que "los héroes vienen de la provincia".
La joven luego se titula de abogada en la U. de Concepción, mientras que la voz que guía el texto intercalado con letras del citado trabajo discográfico se convierte en escritor y, en el capítulo "Independencia cultural", Emilia lo felicita por uno de sus libros y reclama "durante un tiempo te odié. ¡Ni siquiera me cambiaste el nombre! (…) Todo el mundo que nos conoce sabe que soy yo".
"Canción para mañana" fue escrita por el compositor de los bunkers, mauricio durán.
Por Valeria Barahona
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