Año Nuevo en el Mar, un concepto renovable
Tras el impacto económico negativo que significa la suspensión, hay que buscar nuevas tecnologías que permitan aprovechar el valor panorámico de la bahía. ¿Era predecible esta situación? Pregunta pertinente, pues tras el tradicional espectáculo hay contratos en que, supuestamente, las partes tomaron los resguardos del caso.
El impacto es tremendo. El turismo de la ciudad de Valparaíso y en gran medida de Viña del Mar había apostado todas sus fichas al tradicional Año Nuevo en el Mar. Cientos de miles de personas llegan atraídos por ese despliegue que ha cobrado incluso presencia internacional. Pero ahora, tras un estudio realizado por un organismo técnico del Ejército, se prohibió su realización debido a que los elementos pirotécnicos estaban vencidos y su utilización significaba riesgos para operadores y la población.
Ya planteada la duda, se dispuso el examen realizado por la Dirección General de Movilización Nacional (DGMN), entidad que en uso de sus facultades dispuso la prohibición del uso del material. La presidenta ejecutiva de Fedetur, Helen Couyoumdjian, criticó lo tardío de la determinación y el hecho que "no se haya previsto el vencimiento de los fuegos artificiales". José Pakomio, presidente de la Cámara Regional de Comercio de Valparaíso, expresé que "nos sentimos estafados. Una vez más la industria del turismo queda en segundo plano. El 98% de las empresas del sector turístico son pymes y emprendedores". Insistió en que "hay que buscar a los responsables" y evaluó una pérdida de ingresos por 70 millones de dólares.
Justificadas quejas y recriminaciones. Los afectados están en todo el abanico económico y hay un daño general a la imagen de la oferta turística regional. ¿Era predecible esta situación? Pregunta pertinente, pues tras el tradicional espectáculo hay contratos en que, supuestamente, las partes tomaron los resguardos del caso, especialmente si se trata del uso de materiales que reconocidamente son riesgosos. Por un lado, han suscrito esos contratos las municipalidades y, por otro, las empresas proveedoras.
Pero mirando hacia atrás nos encontramos con críticas a la tradicional jornada de Año Nuevo. Daño al medioambiente, impacto acústico, efecto negativo en personas con determinadas enfermedades y también en animales. Se había hablado de nuevas formas de recibir el nuevo año con espectáculos de luces y el uso de drones citando presentaciones que se hacen en otros países.
Pero olvidadas esas críticas y ya con el antecedente del abandono de los fuegos artificiales en muchas ciudades, se siguió adelante con la preparación de la jornada en Valparaíso. Entretanto, una trágica alerta fue el devastador incendio de Viña del Mar, siniestro que para muchos obligaba a una suspensión del jolgorio más allá de la peligrosidad.
Los hechos están consumados y la irrenunciable vía judicial, con su lentitud, no reparará el daño ni la confianza perdida. La tarea es ahora mantener y renovar el concepto de celebración de Año Nuevo en el Mar, aprovechando el hermoso anfiteatro porteño, pero con avanzadas tecnologías que, junto al brillo que entusiasma y alegra, superen las objeciones a la tradicional modalidad ahora cancelada.