LA PELOTA NO SE MANCHA Pelé en colores
POR WINSTON POR WINSTON
No quiero ser mal agradecido, he visto a Maradona, Messi, Romario, Ronaldinho, a los Ronaldos, pero me faltó ver a Pelé. Lo más cercano fue disfrutarlo en la película "Fuga a la Victoria" junto a Sylvester Stallone, Michael Caine y Bobby Moore. A pesar de que el final era obvio y las escenas muy artificiales, me fascinaba. Más allá de la ficción, ahí se puede ver algo del talento del astro brasileño y un rasgo que marcó su presencia en los mundiales: la brutalidad con que lo trataron los defensas y la complicidad de los árbitros para permitir ese abuso. Como dice Piero en su canción, era otros tiempos, "con tranvía y vino tinto".
Mientras sus contemporáneos no dudan en darle el primer lugar del podio como el mejor futbolista de la historia, las actuales generaciones tienden a menospreciarlo, pues solo han visto imágenes oscuras, en blanco y negro, sin mayor brillo. Y es inevitable, hoy hasta el gol más intrascendente de Melipilla o Colchagua en HD, desde 16 cámaras, lo transforman en un tanto extraordinario.
Por esto mismo, las imágenes de Pelé en el Mundial de México en 1970 sean lo más cercano a lo que vemos ahora. A modo de guía, los invito a detenerse en tres jugadas maravillosas de ese torneo que, con justicia, ganó Brasil por tercera vez en su historia.
La primera es el cabezazo de Pelé frente a Italia en la final. Ese es el rasgo que, vaya casualidad, eleva al astro brasileño sobre Maradona y Messi, sus más grandes competidores. Antes de los 18 minutos, Pelé saca por lo menos una cabeza de distancia con su salto al defensa para derrotar al arquero italiano, marcando la senda de esa victoria. El cabezazo es de manual, no solo por cómo se eleva, sino porque lo hace calculando para, con un latigazo del cuello, lanzar la pelota fuerte y abajo. Un tiro imposible para Albertosi, arquero de los italianos. Hay dos imágenes notables de ese gol: la celebración de O Rei levantando su brazo derecho alzado por Jairzinho y que hoy hemos vista reproducida hasta el cansancio. Y la segunda viene inmediatamente después. Mientras el resto del equipo abraza al 10, su compañero Gerson se toma las manos implorando al cielo. Jamás sabremos si agradeció por el gol, por jugar en ese equipo o por tener a Pelé al lado de los suyos.
El siguiente momento se produce hacia el final de este mismo encuentro, más específicamente, en el minuto 41, cuando Pelé da el pase a Carlos Alberto para que convierta el cuarto y definitivo gol. Antes de que existiera YouTube e internet, mi hermano me decía que ese pase lo había hecho O Rei casi de espaldas a su compañero, sin necesidad de verlo. Recién ahora, después de revisarlo muchas veces (como verán, soy un tipo muy ocupado), descubro que Pelé sí lo ve. Es más, Tostao le indica con el brazo que viene. Por eso lo espera y luego lanza la pelota hacia el vacío a su encuentro, lo que le permite a Carlos Alberto meter un bombazo de 117 kilómetros por hora. La misma tecnología que desmitifica el pase a ciegas, permite disfrutar la jugada completa, desde su inicio, lo que la hace aún más extraordinaria.
La última jugada en colores es la de Brasil contra Uruguay en la revancha del Maracanazo. Vale la pena volver a revisar las imágenes de esa semifinal para darse cuenta de la violencia de aquellos tiempos. Uruguay entró a intimidar a los brazucas a punta de patadas, pero los brasileños no se achicaron e incluso Pelé se dio el gusto de meter un codazo que hoy lo habría dejado fuera de la final. Aunque Brasil ya ganaba 3 a 1, Tostao filtró, como está de moda decir, un pase a las espaldas de los defensas uruguayos, lo que le da tiempo a Pelé para hacer una genialidad contra el arquero charrúa Ladislao Mazurkiewicz. El astro deja que el balón siga su curso y lo engaña solo con el movimiento del cuerpo. Una vez que deja fuera al arquero con este amague, va por al reencuentro del balón y remata cruzado, pero su tiro se desvía caprichosamente. Una muestra de que Pelé también erraba como el resto de los mortales.
No sé dónde esté Pelé ahora, pero quiero imaginar que está en un lugar donde ese disparo entra. Yo, por mi parte, espero que, antes de morir, la inteligencia artificial pueda recrear todas esas jugadas de O Rei, pero en HD. Ahí se convencerán todos de que, como decía César Luis Menotti, Pelé era de otro planeta.