LA TRIBUNA DEL LECTOR Del miedo a la esperanza
No es extraño asimilar que las cosas que unen a los chilenos, como la solidaridad, una vez más volvió a reunirnos. Quizás mañana sea el deporte, y estaremos juntos levantando la bandera de Chile. Pero en estos días vi levantar con mucho más orgullo una bandera distinta, que nos une como seres de un mismo territorio. También la vi flamear en estructuras que se vuelven a levantar una vez más, en un pedacito de Chile que se llama de muchas formas: Forestal, Nueva Aurora, Viña del Mar, y que nos permite ser libres en él.
Muchos chilenos tuvimos el privilegio de ayudar y alentar a quienes lo perdieron todo en los ya conocidos incendios que afectaron a la parte alta de Viña del Mar aquel infausto jueves 22 de diciembre de 2022. Hoy no buscamos culpables o gobiernos que hicieron mal su trabajo, solo buscamos voluntarios, compatriotas que quieran salir adelante y cambiar la suerte en relación a lo que les había sucedido a personas como Jaime, Patricia, Katy y tantos otros que representan el coraje y la garra de nuestra nación, la que entrega ayuda a sus compatriotas sin miramientos, los que salen adelante a pesar de todos los problemas que enfrenten en la vida. Para todos nosotros, los que tuvimos el privilegio de ayudar y dejar un granito de arena, fue una experiencia llena de emociones y esfuerzo, pues después nos devolvieron una tonelada de amor y esperanza, y a pesar de haber perdido todo lo que tenían, nunca han perdido las ganas de seguir adelante, como buenos chilenos y viñamarinos.
Como muy bien sabemos hacer, nos levantaremos una y otra vez, juntos. Hoy fueron los incendios, ayer los terremotos y tsunamis, siempre guiados por la fuerza del salir adelante y el gran coraje sobre las situaciones adversas, por haber nacido en este territorio de características geológicas tan particulares.
Esta emoción que nos une hoy se manifiesta en cada uno de los rostros que veo a mi paso por los sectores devastados: esa emoción reflejada en el abrazo entre un afectado y un voluntario, entre escombros y aire de desolación. Esa misma emoción nos mueve ayudar y a darle la mano al hermano, porque sabemos que mañana le puede tocar a cualquiera de nosotros.
Aprovecho estas líneas para agradecer a todos los voluntarios que se atrevieron a interrumpir sus propias celebraciones navideñas junto a sus seres queridos para ayudar al prójimo y poner manos a la obra y trabajar. Sin embargo, no es posible pasar por alto la gran labor que aún falta por hacer en nuestros cerros, la cual sin lugar a dudas no será una tarea rápida o fácil. Pero quiero convertir esto también en otro llamado a las autoridades: somos un pueblo que necesita líderes capaces que estén a la altura de nuestra región y de nuestro país, autoridades que trabajen activamente para que hechos como estos nunca se vuelvan a producir.
Y, como vecinos también, debemos tomar conciencia de cómo tratamos nuestros desechos y cuidamos nuestro entorno, en vistas de los conocidos basurales que muchas veces son el mejor acelerante en estos casos, cuando son dejados a merced del cambio climático de esta época, el calor abrasador y los fuertes vientos. Juntos, todos estos factores han sido la mayor razón detrás de la dificultad a la hora de extinguir los incendios en estos últimos años, incendios que podrían ser evitados, incendios que afectan hoy a miles de familias e incendios sociales que ponen en duda el liderazgo de las personas al mando.
Somos una sociedad que busca autoridades con liderazgo al momento de estos acontecimientos, que detengan incendios con iniciativa y entreguen soluciones reales a nuestros problemas, problemas reales, que necesitan personas que vivan esa realidad para entender la magnitud, responsabilidad y valor, sobre nuestro extendido y amado territorio.
por Marcelo Parra Cabrera
Voluntario