Correo
Resultados poco auspiciosos
En el último tiempo algunos han tratado de invalidar varios refranes populares, pero con resultados no muy auspiciosos, más bien preocupantes. Por ejemplo, se intentó demostrar que no siempre "otra cosa es con guitarra" (inexperiencia del Gobierno), que no se requieren "pasteleros a sus pasteles" (desarrollo de la Convención Constitucional) para que las cosas resulten perfectas. Ahora, con el caso de los indultos, salió otro a la palestra, ese que dice "tu pasado te condena".
Luis Enrique Soler Milla
Propósito
Recordar lo obvio visto el calamitoso estado actual de cosas en nuestra ciudad, se vuelve más necesario que nunca. Cómo no añorar y querer las bondades de una ciudad de ritmo lento, elegante, agradable, ordenada y tranquila, ajena a la fealdad desaseada, tanto en lo visual como en lo moral, que nos ha venido imponiendo la chabacana oclocracia de la corrección política. Valparaíso se ha venido convirtiendo en una caricatura de lucha de clases en que ciertos grupos progres (y desgraciadamente también quien la administra) tachan de elitista todo empeño por cuidar el espacio público y toda prédica que intente transmitir deberes, sentido de la urbanidad y amor por la belleza, sin comprender el valor civilizador que aportan y sin ver que nuestra ciudad sería un lugar mucho peor sin ellas, como ya lo está siendo, lamentablemente.
Hace rato que Valparaíso ha dejado de ser lo que fue. Sin embargo, haber nacido en él compromete como un sacramento que imprime carácter, razón de sobra para no cejar en nuestro empeño de recalcar que si algo necesita nuestra ciudad es a su propia gente con una conciencia alumbrada de sus responsabilidades en la tarea de su cuidado y de convivir respetuosamente en ella. Que ese sea nuestro propósito en este año que recién se inicia.
Rodrigo Díaz Yubero
Rayados en Valparaíso
¿Por qué en Valparaíso hay personas que se sienten con el derecho y la libertad de rayar la ciudad? ¿Será que el municipio está fallando en dar una señal de autoridad en los espacios públicos y monumentos históricos de la ciudad? ¿Es Valparaíso una ciudad en la que está "todo" permitido? Lamentablemente, la respuesta es afirmativa.
Mylene Muñoz Johnson
Demandas vecinales
Hace un mes, pobladores del campamento Felipe Camiroaga manifestaron su descontento en contra de la Municipalidad de Viña del Mar por la tercera suspensión de una reunión agendada por Ley de Lobby. Días más tarde, la autoridad edilicia respondió a los dirigentes, por intermedio de una carta, solicitando que presentaran sus demandas a través de un proyecto en la Dirección de Obras Municipales y que, posterior a dicho trámite, volvieran a agendar una nueva audiencia.
Parece ser que las autoridades locales superaron las reglas de la lógica, dado que para presentar un proyecto de tal envergadura se requiere apoyo técnico y un acompañamiento permanente con el territorio, más aún cuando los requerimientos de dicho asentamiento no solo se referían a la problemática habitacional, sino que también a la licitación para la limpieza de pozos negros y a la prevención y combate contra incendios. Sobre esto último, de haberse tomado las medidas correspondientes, no habríamos sido testigos del reciente y lamentable siniestro que afectó al sector.
Dirigentes de otros campamentos y poblaciones de comunas del Gran Valparaíso han denunciado la misma situación: abandono por parte de las autoridades locales, quienes solo han realizado esfuerzos para implantar sus agendas, más no abordar las problemáticas más urgentes del territorio.
Cristián Barrera Barrios Presidente Corporación para el Desarrollo Popular
Ejemplo de lucha y constancia
Benedicto XVI, el hombre que nos habló de la batalla que tenemos los cristianos contra el relativismo. Ratzinger es el Papa de la generación de jóvenes que se cansó de vivir bajo las ideologías, soy de esa generación, de la generación ratzingeriana, es el Papa de mi adolescencia, donde muchos de nosotros comenzamos a entender qué es el cristianismo. Nos habló de los valores no negociables y fue defensor de estos.
Nos deja un gran legado: el respeto y la defensa de la vida, la familia, la educación y el bien común, porque es ahí donde se debe custodiar y salvaguardar la pureza de la persona humana y su dignidad. Estos principios no negociables, me atrevo a decir, son la gran enseñanza de Ratzinger, doctrinalmente. Pero el cristianismo no es una doctrina, es un estilo de vida, es una forma de vivir. Quienes adherimos al cristianismo lo hacemos de manera libre y voluntaria. Nadie dice que es fácil ser cristiano, pero es un esfuerzo de cada día y Ratzinger es un ejemplo de lucha y constancia.
Ratzinger se reconocía como el simple y humilde trabajador de la viña del señor y nos deja esta lección: ser humildes. Él es una prueba de máxima humildad, pero con una lucidez y una mente brillante que jamás se privó de decir la verdad y defenderla.
Isidora Suárez
Tesis universitarias
Dos trabajos de título y de grado de la Universidad de Chile abordan y, al parecer, se aventuran a cohonestar la pedofilia, vinculándola con el ejercicio de la pedagogía. Se trata de propuestas académicas aberrantes, que desnudan con elocuencia la catadura de sus autores y patrocinadores, como asimismo el tipo de estudios e investigaciones que promueven algunas unidades académicas en nuestro país. Es evidente que esos trabajos no buscan el conocimiento ni mucho menos algún tipo de aproximación a la verdad. Más bien colocan a la comunidad ante el vértigo insondable de la decadencia y la barbarie. Arrancan del espeso magma de la ideología y exacerban ideas y posiciones que puedan tener expresión potente, epatante y desafiante en el espacio público, en particular en la arena política. Hoy la lucha es cultural, y todo es político, repiten con sonsonete monocorde quienes promueven estas operaciones.
Pues bien, esta actividad académica no solo envilece la vida pública, sino que provee envidiable soporte académico y cultural para el ejercicio de prácticas reñidas con las más elementales consideraciones éticas, aparte de colocar a los niños en una situación de exposición pública sumamente riesgosa y vulnerable.
Si la Universidad de Chile quiere ser fiel a su integridad y vocación de servicio al país, debe revisar con seriedad y atención los programas de estudio que se imparten en la unidad respectiva e indagar incisivamente cómo pudo suceder que académicos de su claustro aceptaran, patrocinaran, guiaran y aprobaran estos trabajos. Y, desde luego, los autores de semejantes estudios, titulados o graduados, debieran quedar excluidos de la posibilidad de trabajar en establecimientos educacionales con niños y adolescentes.
Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega