Prolijidad en el rescate de Escuela Barros Luco
Se debe saldar la "inmensa deuda que el Estado de Chile tiene con la comunidad escolar", exige directora del plantel. Acometidas las obras de rehabilitación, se han registrado una serie de tropiezos, abandono por parte de las empresas ejecutoras, aumento del daño y hasta una ocupación del edificio por personas en situación de calle.
Pasan los años, se reiteran anuncios, pero las promesas no se cumplen y las obras no se terminan. A veces ni siquiera comienzan. Un caso típico, ahora que está de moda el tema ferroviario, es la Estación Valencia de Quilpué. Las promesas de reapertura, en algún momento se cerró, vienen del año 2011 y hace meses se anunció que las obras de una estación con todos los estándares del caso ya estaban por comenzar y que los trenes se detendrían allí, para alegría de los incrédulos vecinos, en 2024. La misma dinámica aparece en el caso del edificio de la Escuela Barros Luco de Valparaíso, monumento histórico desde 2003, gravemente afectada por el terremoto del 27 de febrero de 2010. Con toda razón se determinó su reparación. Se trata de un céntrico edificio de calidad, por décadas pilar importante de la educación pública.
Acometidas las obras de rehabilitación, se han registrado una serie de tropiezos, abandono por parte de las empresas ejecutoras, aumento del daño y hasta ocupación por personas en situación de calle. Además de los problemas con los ejecutores de las obras de restauración, se registran también cambios en las responsabilidades en el financiamiento y control de los trabajos, con deficiencias en el seguimiento de la continuidad de los mismos. Ahora aparece un nuevo responsable que asumirá la tarea de recuperar el importante edificio, el Servicio Local de Educación Pública (SLEP), que pasa a reemplazar a la municipalidad en la gestión docente. Para ello es necesario que el municipio finiquite el convenio que mantenía con el Gobierno Regional para el financiamiento de la obra.
Están interviniendo en esta nueva fase del prolongado proceso de rescate del inmueble el mismo SLEP, la Gobernación Regional, la Seremi de Educación y la comunidad escolar, en último término la más afectada por esta larga postergación, ya que se ha convertido en una "comunidad itinerante".
La directora de la escuela, Viviana Tonini, junto con agradecer al SLEP su disposición para retomar la recuperación, sostuvo que "el Estado de Chile tiene una inmensa deuda con nuestra comunidad y, lamentablemente, ninguna de las instituciones encargadas ha estado a la altura". Duras pero justificadas palabras. El problema no ha estado solo en los recursos, sino que en la gestión de control financiero y técnico de las obras. El abandono de las obras y quiebra de los ejecutores no tuvo reacciones oportunas de quienes, desde la vereda oficial, eran responsables.
Ya son muchos años de experiencias negativas que el Servicio Local de Educación debe recoger para el proceso de licitación, partiendo de la calificación de los eventuales nuevos ejecutores y luego en el seguimiento técnico de los trabajos. La larga espera exige extrema prolijidad en todo el proceso que viene para llegar felizmente a la reapertura del establecimiento.