"Relación con Perú es una de las más delicadas de nuestra política exterior"
La relación entre Chile y Perú "ha sido, es y será siempre una de las más delicadas de nuestra política exterior", por lo cual "aparecer ante los ojos peruanos teniendo una injerencia con respecto a cómo se debe manejar su gobierno es sumamente grave", plantea el abogado y académico de la Universidad de Chile, exembajador en Israel y experto en Relaciones Internacionales, José Rodríguez Elizondo.
El prolífico escritor -autor de una treintena de libros- y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2021, vivió una década en Perú, donde fue editor de la revista Caretas, lo que se tradujo en un profundo conocimiento de la política del país vecino, hoy golpeado por una dura crisis donde un sector de las izquierdas más extremas, señala, estaría por socavar el gobierno de Dina Boluarte "e ir hacia lo que tienen ahora como doctrina, que es un país refundado con una asamblea constituyente".
Se explaya asimismo sobre la doctrina de Evo Morales, en cuyo mandato se declaró inválido en la Constitución de 2009 el Tratado de Paz y Amistad chileno- boliviano de 1904, y que tras el fallo de La Haya de 2018, que determinó que Chile no tiene obligación de negociar una salida al mar para Bolivia, "atacó por el lado de la América Latina plurinacional, con una asamblea que quería desarrollar en el Cuzco, con la complacencia o la autorización del Presidente Pedro Castillo".
Sostiene que el objetivo del proyecto geopolítico Runasur de Evo Morales, develado por diez diplomáticos históricos del Perú, encabezados por Allan Wagner, es "instalar una franja bajo soberanía aymara entre Perú y Chile, para luego adjudicársela a Bolivia", lo que implicaría dejar sin efecto otro tratado, el de 1929 entre Chile y Perú, por lo cual "me extraña sobremanera que esto no haya provocado el mínimo necesario de alerta entre nuestros estudiosos".
Nuevo episodio con israel
-El duro intercambio entre el diputado Brito y el embajador de Israel es el segundo round tras el episodio de las cartas credenciales. ¿Qué comentario le merece?
- Creo que por muy profesional que sea una Cancillería, a veces tiene tantas heridas recientes que un embajador profesional, como pienso que es el embajador de Israel, tiene algún exabrupto. Por lo tanto, yo no voy a justificar el exabrupto sino a reiterar que las Cancillerías reaccionan por motivos de Estado y de manera formal. Por lo demás, me pareció violento comparar uno de los muchos incidentes armados en el marco del conflicto israelí-palestino con el Holocausto nazi: seis millones de judíos indefensos -entonces la mitad de la población judía europea- asesinados planificada e industrialmente.
- ¿Qué alcances ve en estos impasses, que parecen exacerbar en Chile las posiciones sobre el conflicto palestino-israelí?
- Cuando fui embajador en Israel, las instrucciones que recibí del Presidente Frei Ruiz-Tagle fueron que debíamos mantener la posición de no importar ese conflicto a Chile, porque teníamos dos comunidades muy valiosas y no podíamos introducir una cuña en el país con motivo de esto. Es decir, nosotros tenemos que ser observantes en el máximo nivel del derecho internacional y de las posibilidades de arreglos positivos de controversias entre palestinos e israelíes. Lo cual, cuando estuve en Israel, suponía la adhesión a los Acuerdos de Oslo diseñados por Shimon Peres para la existencia de dos estados. Creo que las reacciones que se han hecho públicas no han favorecido esta doctrina de respetar los dos estados y la no importación a Chile del conflicto. Y veo que en Chile a veces hay más patriotas palestinos o israelíes que patriotas chilenos.
Chile y perú, delicada relación
-Tras los dichos del Presidente Boric sobre Perú, su colega y exembajador, Carlos Huneeus, lo atribuyó a la inexperiencia política y a la falta de tonelaje de su segundo piso. ¿Está de acuerdo con esa apreciación?
- Aquí hay un proceso que he seguido desde que se produjo la malhadada filtración del audio. Creo que está absolutamente reconocido que fue un error grave producido en nuestra Cancillería. Quiero reaccionar lo más patrióticamente posible no hundiendo el dedo en esa herida y diciéndoles a mis entrevistadores que ya todo está dicho sobre el calibre del error. Lo que corresponde ahora es tratar de remediar los daños causados, el control de daños.
- Según Ascanio Cavallo, a Chile le costará muy cara esa "intromisión irreflexiva" en los asuntos peruanos. ¿En qué se pueden traducir esos costos?
-Yo viví diez años en Perú y por mi trabajo tuve acceso a toda la elite política. Sé muy bien los sentimientos de los peruanos con respecto a Chile. Por una parte, tenían en esa época un grado de admiración por nuestra institucionalidad. Por otra, había sectores nacionalistas que conservaban recelos de las pasadas guerras. Por lo tanto, nuestra relación con Perú ha sido, es y será siempre una de las más delicadas de la política exterior de Chile. Entonces, aparecer ante los ojos peruanos teniendo una injerencia con respecto a cómo se debe manejar su gobierno es sumamente grave. Y así lo han visto los peruanos de derechas y de izquierda democrática.
- Usted no habla de la izquierda sino de las izquierdas…
- No existe la izquierda, sino las izquierdas, que van desde el sector democrático hasta el de izquierdas indigenistas que promueven el buen vivir de los pueblos originales, pasando por la izquierda insurreccional de estirpe castrista chavista. En el Perú existe un sector de las izquierdas más extremas que no vería con malos ojos inclusive la intervención extranjera para socavar el gobierno de Dina Boluarte e ir hacia lo que tienen ahora como doctrina, que es un país refundado con una asamblea constituyente. ¿Le suena eso?
Política de estado
- También señala que las Relaciones Internacionales son política de Estado, al margen de la ideología de los gobernantes. A la luz de los últimos acontecimientos, ¿cree que el Gobierno suscribe realmente ese concepto?
-Yo creo que nos estamos saliendo de ese marco histórico. Tras el autogolpe de Alberto Fujimori en el Perú en 1992, cuando yo era director de Cultura e Informaciones de la Cancillería, hubo un debate de muy alto nivel entre diplomáticos profesionales y consejeros asesores del Presidente, sobre la reacción que debía tener Chile al respecto, siendo nosotros defensores máximos de la democracia representativa. Estábamos en plena negociación de unas convenciones para poner finiquito a las cláusulas pendientes del Tratado de 1929 y las dos posiciones eran: cortar relaciones diplomáticas con el Perú golpista de Fujimori o dar señales de que nosotros no apoyábamos políticamente un golpe de Estado. Se decidió suspender la negociación de las convenciones porque había que conservar cuidadosamente la mejor relación posible con el Estado peruano, al margen de que no nos gustara el golpe de Estado de Fujimori.
- ¿Una determinación salomónica?
- La diplomacia es un arte que requiere mucha sutileza y sobre todo mucha experiencia. La Guerra Fría puso frente a frente a dos enemigos estratégicos, la Unión Soviética y los Estados Unidos, pero en ningún momento pensaron en romper sus relaciones, todo lo contrario, cultivaron el máximo de profesionalidad en su diplomacia para que fuera, como dice un tratadista británico, un ejército de negociadores profesionales. Y esos momentos hubo acontecimientos tan graves como la crisis de los misiles de 1962, que habría podido provocar una guerra mundial termonuclear. Hoy vivimos una especie de réplica de ese momento tan espeluznante de la humanidad. Por lo tanto, más que nunca, la diplomacia debe ser reconocida como el arte más sutil y más delicado de todos los estados. En ese sentido hemos sido un poco descuidados porque no hemos cultivado con la acuciosidad requerida la profesionalidad de la Cancillería, sobre todo porque somos un país que tuvo una experiencia bélica importante en cuya virtud acrecentamos nuestro territorio. Eso provoca un cambio en la geopolítica, y esos cambios afectan las relaciones diplomáticas. Ese ha sido el motivo principal de que Chile haya tenido una política exterior de Estado, porque no es cuestión de derechas ni de izquierdas. Es cuestión de la seguridad, de la integridad de Chile. 2
No hemos cultivado con la acuciosidad requerida la profesionalidad de la Cancillería. Tuvimos una experiencia bélica importante en cuya virtud acrecentamos nuestro territorio. Eso provoca un cambio en la geopolítica, y esos cambios afectan las relaciones diplomáticas".
tras los bullados episodios, "lo que corresponde ahora es tratar de remediar los daños causados, el control de daños".
Rosa Zamora Cabrera
rosa.zamora@mercuriovalpo.cl
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