Ejemplos que iluminan en medio de las llamas
La tragedia en el sur del país presenta una serie de desafíos a partir de una reconstrucción que debe ser acometida con criterio de futuro. Es ineludible investigar las causas de este terremoto rojo, en gran medida previsible. Y urge una legislación para sancionar con rigor a quienes se aprovechan de la tragedia.
Un terremoto rojo estremece a Chile. Víctimas fatales y desaparecidos. Un balance de daño humano difícil de cerrar, con secuelas también en la salud física y mental de miles de personas.
Y ese daño humano se suma al daño material de miles de hectáreas consumidas por las llamas, cientos de viviendas arrasadas por el fuego y numerosas fuentes de trabajo destruidas. Aún sin ser cuantificada la tragedia en su totalidad, el hecho es que el saldo es pavoroso.
Los incendios, los cientos de focos, llegaron nuevamente, pero esta vez con mayor violencia y extensión. Las causas son conocidas y van desde la intencionalidad hasta los descuidos. Hay que sumar además la explosiva extensión de superficies plantadas, materia sobre la cual caben medidas de protección de acuerdo su peligrosidad y cercanía a sectores poblados. Hay un aspecto pendiente que exige estudios y cambios de normativa tanto en la explotación del recurso forestal como en las condiciones de seguridad del desarrollo urbano. En ese aspecto Valparaíso y Viña del Mar tienen experiencias que se deben considerar.
Es ineludible investigar las causas precisas de esta tragedia, de este terremoto rojo, en gran medida previsible. Y es urgente a la vez una legislación para sancionar rigurosamente a quienes se aprovechan de la tragedia. La reticencia de los afectados por evacuar sus viviendas se basa en el temor de ser víctimas de robo, como de hecho ocurre.
Tras los terremotos de 1906 y 1939 se fusilaba a los saqueadores. Historias de otros tiempos, pero que no pueden olvidarse.
Viene ahora la reconstrucción, que debe ser asumida con visión de futuro evitando tropezar con la misma piedra. Hemos sacado buenas lecciones de nuestra condición sísmica aplicando con éxito nuevas normas constructivas.
¿Hemos tenido una reacción parecida ante la creciente curva de devastadores incendios? No se trata de medidas ocasionales más políticas que técnicas, sino de acciones que se mantengan en el tiempo; no hay que olvidar que la Corporación de Fomento, la Corfo, nació con una visión de adelanto tras el terremoto de 1939 que destruyó gran parte del centro sur del país.
En medio de esta tragedia latente hay que destacar la primera línea de combatientes contra el fuego que con su trabajo salvan vidas y, cuando es posible bienes, arriesgando su propia integridad. Están el personal de Conaf, Carabineros, PDI, Fuerzas Armadas y funcionarios de diversos servicios públicos. Destacan, como siempre, los Cuerpos de Bomberos, voluntarios de la zona y de todo el país, incluyendo por cierto a Valparaíso, que profesionalmente intentan sofocar los siniestros. En medio del humo y las llamas, son múltiples los ejemplos que iluminan y reviven lo mejor de nuestra nacionalidad.