Correo
Carreras ilegales en Viña
Desde hace meses y en aumento por la época estival, en el centro de Viña del Mar, específicamente en el eje Avda. Álvarez/Viana desde el Reloj de Flores hasta el hospital de la ciudad, a eso de las 22.00 horas se puede observar y escuchar el resultado de una mala práctica que se ha ido convirtiendo en un hábito: el que conductores de motocicletas y automóviles se tomen la vía para hacer carreras o piques con sus vehículos entre semáforos y ejecutando a alta velocidad adelantamientos, levantamientos de ruedas y emitiendo estruendosos ruidos con sus tubos de escape adaptados para ello, lo que evidentemente es un peligro para otros conductores y peatones, además de ser un contaminante acústico que altera el buen vivir de residentes del sector y espanta a turistas por ser incivilidades que no se soportan.
Por lo antes descrito, me pregunto qué pasa con las autoridades que tienen las facultades para controlar y cursar las infracciones de tránsito.
El coronel prefecto de Carabineros y la alcaldesa Macarena Ripamonti, como jefa superior de los inspectores municipales, ambos de la comuna de Viña del Mar, además de la delegada presidencial, Sofía González Cortés, y la Seremi de Transportes de la región, son los entes públicos que la Ley del Tránsito 18.290, específicamente su artículo 4°, obliga perentoriamente a controlar el tránsito. A saber: "Carabineros de Chile y los inspectores fiscales y municipales serán los encargados de supervigilar el cumplimiento de las disposiciones a que se refiere la presente ley, sus reglamentos y las de transporte y tránsito terrestre que dicte el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones o las Municipalidades, debiendo denunciar, al Juzgado que corresponda, las infracciones o contravenciones que se cometan".
Ante ello, espero que puedan explicar públicamente y por la prensa escrita su inacción al respecto, por cuanto en dicho eje existen numerosas cámaras de seguridad municipales que han registrado lo denunciado y nada se ha hecho.
Carlos Scheel Ponce
Bomberos mártires
Los bomberos son una notable manifestación de la idiosincrasia criolla. El gusto por el orden, los uniformes con reminiscencias militares, los desfiles y el tremendo sentido solidario del voluntariado y su disciplina son componentes importantes. Su accionar supone riesgos que deben tomar por la impredecible conducta del fuego.
En su labor, muchos hacen gala de heroísmo y entrega, valores dignos de admiración, pero otros son víctimas de los avatares de las caprichosas llamas. A través de los años, muchos han caído en su férreo y decidido combate al más temido de los flagelos de la humanidad, el fuego, ese que consideramos en la memoria colectiva como el mismísimo infierno.
Los mártires de Bomberos son respetados y llorados, han entregado el precioso don de la vida para salvar a otros o intentar minimizar los efectos de las tragedias que acarrean los incendios. El dolor que significa tener un nuevo mártir es mitigado en parte por el respeto que se han ganado y son honrados y llorados como los verdaderos héroes que son. Son corazón y alma chilena desgarrada por el dolor y la tragedia de los incendios, admirados en una manifestación sentida de la nobleza de corazón.
¡Qué contraste entre aquellos mártires y otros infelices que están en las antípodas! Pirómanos que inician fuegos con oscuros propósitos destructivos para generar terror y miedo entre los compatriotas que desprecian, invocando razones reivindicadoras de quien sabe qué derechos que ponen la destrucción por sobre todo lo demás.
El funeral de un bombero mártir es un acto solemne de camaradería que se manifiesta en su esplendor, con prestancia y orgullo, y donde la presencia masiva de los "caballeros y damas del fuego" hacen gala del honor de ser bombero, vistiendo sus uniformes y galas, marchando y ululando sirenas a modo de despedida del compañero caído. La comunidad solidariza y las autoridades acompañan con prestancia y respeto las ceremonias fúnebres.
Los caídos en actos de servicio merecen la mayor deferencia y cortesía de todos los presentes, partiendo por las autoridades concurrentes con una presentación adecuada y digna para un evento tan solemne como es el velatorio o la ceremonia religiosa, triste por sí y que enluta a una familia, a una comunidad y, por cierto, a todo el cuerpo de Bomberos.
La desprolijidad no tiene espacio en las exequias de un mártir, de un ciudadano de corazón noble que entregó su vida por sus compatriotas. No es un trámite más o un par de palabras para la prensa, porque eso hiere aún más que el mismo fuego que truncó una vida. No es ético rebajar el sacrificio de un bombero, y hacerlo sería una falta de respeto que linda en el desprecio a las instituciones más arraigadas y propias de nuestro Chile querido.
No debemos permitir banalizar un acto de máxima solemnidad, pues corremos el riesgo como sociedad de ponerlo a la altura de aquellos detestables funerales narcos que hacen gala de armas, disparos, estridencias y agresividades de todo tipo, en recuerdo de algún infeliz caído en un ajuste de cuentas o de un excesivo consumo del malicioso veneno que esclaviza a la sociedad.
Un sentido y solidario saludo a los Bomberos de Chile, luchadores infatigables de ésta tremenda tragedia que hoy tiene en llamas a medio país por causa de algunos desalmados, que merecen la mayor repulsa y castigo ejemplar por el daño que han hecho.
Michael J. Heavey
Ten Tanker
El avión Ten Tanker presentó una segunda falla mientras el sur se sigue quemando.
¿Cuánto costó la traída del famoso avión? ¿Quién fue el que hizo el negocio de traer el famoso avión?
¿Fue acaso un "nunca falta", el que se las sabe todas el que metió de nuevo la pata? ¿Cómo hizo el negocio que no consideró eventuales fallas? Seguro que pagó por adelantado.
Mientras algunos ministros siguen de vacaciones, leyendo las noticias tan esperanzadoras desde sus poltronas, ¿quién responde por aquello que no debió suceder? ¿Quién responde por los gastos ocasionados por estas irresponsabilidades?
Renato Norero V.
Presunta responsabilidad
Cada detenido por provocar incendios forestales debiera ser de inmediato imputado por asesinato, por cuanto es presuntamente responsable de la muerte de quienes han perecido en estos siniestros que aún afectan a la zona sur del país.
De ser declarados culpables, debieran ser condenados a cadena perpetua.
Valentín Daniels