Primero fue el cine, ola en la que el autor norteamericano Chuck Palahniuk se elevó con la novela "El club de la lucha". Antes, fue rechazada por varias editoriales, pero desde el comienzo fue pensada mediante la acción, que comienza con "Tyler me consigue un trabajo de camarero, después me mete una pistola en la boca y me dice que para alcanzar la vida eterna primero tienes que morir".

En las páginas siguientes aparece el estribillo de "la primera regla del club de la lucha es que nadie habla del club de la pelea", frase impresa en 1996, con un pálido éxito comercial. Tres años más tarde fue llevada a la gran pantalla por David Fincher, con Edward Norton y Brad Pitt encabezando el elenco más la música de Pixies y una oscuridad y neones que anticipaban el nuevo siglo.

En 1999 la cinta no recibió muy buena crítica, pero mediante la transmisión televisiva y dispositivos como VHS y DVD se convirtió en una pieza de culto, con seguidores que formaron nuevos clubes de diversos temas, y Fincher fue considerado uno de los narradores de esta época, título que confirmó una década más tarde con "La red social", la película sobre Facebook.

Palahniuk, en tanto, afinó su radar de tendencias y ha publicado más de 20 libros traducidos al español, entre ellos el cómic "El club de la pelea 2" (2015) con un generoso prólogo de su primer editor, Gerald Howard. Entre las viñetas reaparecen los personajes originales y el propio escritor, quien los orienta en un par de pasajes por "la vía de escape de la depresión provocada por el consumismo y el trabajo rutinario", donde uno de los principales síntomas es no poder dormir.

El manual de Chuck

"¡Deslízate!", vuelven a decir las voces en la cabeza del protagonista del libro, película y cómic, tal como quizás las escuchó el propio autor cuando escribía la idea original a comienzos de los 90, según cuenta en "Plantéate esto", su manual de escritura lanzado hace unas semanas: "Tenía 34 años y seguía trabajando a jornada completa en Camiones Freightliner. Me había licenciado en periodismo en 1986, y éramos tantos en la cadena de montaje los que teníamos el mismo título que solíamos decir en broma que la Universidad de Oregón debería enseñar a soldar".

Y, continúa, "después de mi primera gira promocional renuncié a todos mis sueños de escapar de aquella fábrica. A mi evento del Barnes & Noble del centro de Seattle asistieron dos personas. En San Francisco, donde me llevaron en auto hasta un Barnes & Noble de Livermore -dos horas de trayecto- no apareció nadie", afirma el autor que, sin embargo, no perdió el afán de seguir escribiendo, como dice en este texto educativo -formato que también conquistó el superventas Stephen King con "Mientras escribo"- y además en su newsletter, lanzado a fines de 2021.

Palahniuk sabía que no se convertiría en bailarín de TikTok para mantenerse vigente, razón por la que en septiembre de aquel año firmó un contrato con la plataforma Substack para cada día enviar una pequeña historia, foto o ejercicio de escritura a sus miles de subscriptores, que en la edición de pago participan de talleres con el autor.

Con la irrupción de ChatGPT y cientos de analistas anunciando el fin del periodismo y la ficción, el también autor de "Fantasmas", una serie de cuentos sobre los siniestros personajes que habitan los talleres narrativos, envió a sus seguidores el ensayo "¿Deberíamos ceder terreno?", donde señala que "si estás escribiendo por cualquier otra razón que no sea el amor por escribir, no deberías estar escribiendo", porque "los libreros me hablan de fanáticos que hojean mientras dañan y guardan libros de forma encubierta. La gente tira los libros de Salman Rushdie al baño de la tienda. (…) Iglesias enteras llegarán para comprar el mismo libro, colocándolo así en todas las listas de los más vendidos, y una vez que sea un 'éxito', todos los libros comprados serán devueltos para obtener un reembolso completo. Una tienda puede vender 500 ejemplares, pero 492 son devueltos y finalmente el editor los elimina".

En "Plantéate esto", Palahniuk refuerza la idea con que "el trabajo de una persona creativa es reconocer cosas y expresarlas para los demás. Hay quienes no han cobrado conciencia plena de sus propios sentimientos. Otros carecen de la habilidad para comunicar esos sentimientos o ideas. Y otros carecen de valor para expresarlos. En cualquier caso, reconocemos la verdad cuando la leemos. Los mejores escritores parecen leernos la mente, y aciertan exactamente con eso que nunca hemos sido capaces de poner en palabras", algo que una máquina todavía no puede lograr, menos ponerse los guantes de box y dar la pelea a la página en blanco o las cartas de rechazo editorial.

El taller que más recuerda el escritor en el planteamiento de su modelo de trabajo es el de Tom Spanbauer ("El hombre que se enamoró de la luna"), donde los aprendices iban a su casa a ejercitar la mano, limpiar el jardín y también abrir cervezas, debido a que "'los escritores escriben porque no los invitan a las fiestas'. Así, ten en cuenta que el lector también está solo. Es más probable que un lector se sienta incómodo en sociedad y ansíe historias que le ofrezcan formas de estar en compañía de otros. Al lector, que está a solas en la cama o en un aeropuerto lleno de desconocidos, le llegarán al alma las escenas de las fiestas en la mansión de Jay Gatsby", golpea Palahniuk.

Palahniuk firmó contrato con la plataforma substack para que cada día envíe una pequeña historia o foto a sus lectores.

Por Valeria Barahona

"Si estás escribiendo por cualquier otra razón que no sea el amor por escribir, no deberías estar escribiendo".

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