RELOJ DE ARENA Menú y soberanía en la Antártida
El menú fue excesivamente contundente: entrada de camarones, consomé de ave, filete con arroz y leche nevada de postre. Fue la cena ofrecida el 17 de febrero de 1948 al Presidente de la República Gabriel González Videla en la base naval del puerto Soberanía. Con la visita presidencial se reafirmaba la posesión chilena en la Antártida.
La comida, recuerda el Mandatario, fue preparada por el soldado cocinero Ramón Caroca. Cocineros hay muchos, pero lo original del menú fue que los camarones eran el diminuto krill, puesto de moda hace algunos años; el consomé era de huevos de pingüino; el filete, carne de foca y la tan tradicional leche nevada también era en base a huevos de pingüino.
El tal vez exceso de condimentos tenía como finalidad eliminar el sabor a aceite de pescado de los ingredientes de la cena.
El teniente Francisco Araya, comandante de la base, explicó que ellos estaban acostumbrados a esos alimentos que preferían a las conservas que terminaban por hastiar.
Araya reemplazaba al teniente Boris Kopaitic, primer comandante de la base, quien había permanecido allí durante todo el año 1947 con una dotación de cinco hombres, totalmente aislados del mundo, del país y de sus familiares.
Las instalaciones de la base naval de los años 40 consistían en una cabaña Quonset, estructura de acero semicircular desarrollada durante la Segunda Guerra Mundial para almacén o vivienda de emergencia.
Los cables de las antenas de radio estaban montados en grandes mástiles de madera con "vientos" para soportar las implacables ráfagas polares.
Las dotaciones antárticas de las diversas ramas de las Fuerzas Armadas, primero llegaron los marinos, estaban especialmente capacitadas para soportar un prolongado aislamiento con dificultades en la comunicación con el continente. Los medios aéreos eran muy limitados y la navegación compleja en la temporada invernal.
Radioaficionados
El enlace radial era la única salida para las comunicaciones oficiales y también personales. En este último aspecto, grandes servicios prestaron los radioaficionados, en el algún momento bomberos del aire, pues atienden emergencias. Ejemplos concretos, las emergencias del terremoto de Chillán, 1939, y el que afectó parte del sur en 1960, seguido de un maremoto.
Un viejo documental, "Si todos los hombres del mundo", muestra la labor de servicio de los radioaficionados.
Precisamente desde su estación de Viña del Mar, Dos o Tres Poniente, José Chadwick Larraín, estimado hombre de radio, facilitaba las comunicaciones entre los familiares y las dotaciones destacadas en la Antártida. Lo recordaba, por ejemplo, "Chita" Sir, que así se hablaba por radio con su esposo Alberto, de dotación en la base Prat.
Datos del marco humano que rodeaba la precursora presencia chilena en la Antártida.
Nos podríamos remontar a La Araucana, de Alonso de Ercilla, siglo XVI:
"Chile, fértil provincia y señalada
en la región antártica famosa
de remotas naciones respetada
por fuerte principal y poderosa"
Y saltando en el tiempo seguimos con la hazaña del piloto Luis A. Pardo Villalón, que con el primitivo escampavías "Yelcho" logró en 1916 rescatar a los integrantes de la expedición inglesa de sir Ernest Shackleton. Así, la misión de rescate fue realizada por un barco de la Armada de Chile al mando de un piloto de la Armada de Chile. "La primera comisión oficial de Chile en el territorio antártico", afirma el ex comandante en jefe de la Armada Edmundo González.
Luego, 1940, el Presidente Pedro Aguirre Cerda, visionario, delimita el territorio chileno antártico entre los meridianos 53 y 90 de longitud oeste.
Su correligionario radical, González Videla, a meses de asumir, dio pasos concretos para consolidar la soberanía nacional, enviando en enero de 1947 dos naves de la Armada. La expedición inauguró en la isla Greenwich, grupo de las Shetland del Sur, la base "Arturo Prat" el 6 de febrero de ese año. Otra expedición zarpó en diciembre con la misión de instalar la base militar "Bernardo O'Higgins". Cada una con dotaciones mínimas, pero con funciones administrativas simbólicas importantes, como la creación de agencias postales. Expresiones concretas de soberanía reafirmadas con el Mandatario en persona, junto a numerosa y representativa comitiva, en febrero de 1948.
En un artículo publicado en "Revista de Marina", el contraalmirante Cristián Araya Escobar da cuenta de un antiguo documento encontrado en un baúl en la base "Arturo Prat", en el cual el propio Mandatario "toma posesión material del actual Territorio Chileno Antártico". Se lee en el texto manuscrito:
-"Con emoción de chileno, de ciudadano y de Mandatario pongo pie en esta base 'Soberanía', reafirmando los seculares e indiscutibles derechos de Chile sobre esta parte del territorio antártico, y hacemos formal protesta ante los pueblos del mundo que la presencia del Jefe del Estado, de los miembros del Parlamento, del Ejército, la Marina y la Aviación, representantes de la prensa nacional, de las organizaciones obreras y de cuatro mujeres chilenas dignas exponentes del arrojo y patriotismo del alma femenina, significa la resolución irrevocable de nuestra patria, de defender con la vida si fuere necesario la integridad de nuestro territorio nacional que se extiende desde Arica al polo sur".
Este documento lo firma el Presidente y también su esposa, Rosa Markmann de González, reconocimiento precursor de la importancia de la mujer en la vida nacional.
Churchill enojado
Pero la presencia chilena en el continente helado, con el Presidente de la República a la cabeza, motivó protestas diplomáticas de Gran Bretaña y el envío del gobernador de las Islas Falklands y tres naves de guerra al territorio proclamado por Chile. Recuerda en sus memorias González Videla que nada menos que Winston Churchill interpeló en la Cámara de los Comunes al entonces gobierno laborista "por su actitud pasiva frente al indiscutible acto de soberanía realizado por el Presidente de Chile, lo que consideraba un abierto desafío al poder naval británico y una invasión en los dominios de Su Majestad".
Escribe el almirante Araya que "Argentina informó de una fuerza naval de operaciones, integrada por cruceros, cazatorpederos y aviones, partiría de Puerto Belgrano el 12 de febrero de ese año (1948)".
El hecho es que todos llegaban placé, pues en los hechos y en las palabras, Chile consolidaba su presencia antártica hace décadas.
Con cambio global y todo, hielos eternos que se derriten, la Antártida sigue en la mira de muchos. Hasta nuestro vecino don Alberto Fernández, amigo de mucho abrazo, se dio hace pocas semanas su vueltecita por allá con el discurso del caso.
Dios me libre de mis amigos, que de mis enemigos me libro yo. Afirmación de un escéptico. De cualquier modo, varios le han recomendado a nuestro Presidente que se acerque a nuestras heladas tierras, o hielos, mejor dicho. El dueño debe cuidar sus terrenos, sobre todo que ahora las tomas y loteos brujos están de moda.