A los 91 años muere Jorge Edwards, el escritor crítico de la revolución cubana
LITERATURA. Amigo de Neruda, se negó a creer en la hipótesis de su envenenamiento. En Santiago caminaba con Vargas Llosa.
Valeria Barahona
A los 91 años y en su casa de Madrid, España, falleció el Premio Nacional de Literatura y Premio Cervantes, Jorge Edwards, quien además tuvo una extensa carrera como diplomático, donde fue secretario del Premio Nobel Pablo Neruda y enviado a Cuba durante los primeros años del régimen de Fidel Castro, donde escribió "Persona non grata", libro que lo convirtió en el primer autor crítico de la izquierda en Latinoamérica. La independencia marcó su carrera artística, ya que, asimismo, criticó duramente a la burguesía chilena.
Hoy y mañana se realizarán diversos homenajes al escritor en Europa, hasta donde se trasladó hace poco tiempo, ya que en 2021 aún daba entrevistas en su departamento con vista al Cerro Santa Lucía, en el centro de Santiago. También era posible encontrarlo en los alrededores del centro comercial Drugstore, en Providencia, junto a su amigo y compañero de generación literaria el Premio Nobel Mario Vargas Llosa.
Edwards, por estos días, trabajaba en la tercera entrega de sus memorias, saga que comenzó en 2012, con "Los círculos morados", en donde el autor se dedicó a contar qué era verdad en sus novelas, textos que se caracterizan por la mirada hacia afuera, con un narrador que vive y siente su contexto histórico.
Así lo afirmó en la década de los 70, cuando tras varios libros, publicó "Persona non grata", libro por el cual debió dejar su cargo en la Embajada de Chile en Cuba a tres meses de llegar.
Uno de los primeros escritores que se refirió a este volumen fue Vargas Llosa, quien también en aquel momento comenzaba a cuestionar la política cómo sólo hicieron algunos autores del "boom", donde "la sola existencia de su libro formulaba una propuesta audaz: que la izquierda latinoamericana rompiera el círculo del secreto, su clima confesional de verdades rituales y dogmas solapados, y cotejara de manera civilizada las diferencias que albergaba en su seno".
"En otras palabras, que desacatara ese chantaje que le impedía ser ideológicamente original y tocar ciertos temas para no dar 'armas' a un enemigo a quien, precisamente, nada podía convenir más que la fosilización intelectual de la izquierda", escribió el Nobel en la revista Letras Libres, hace unos meses. Se espera que asista al funeral de Edwards, ya que también vive en Madrid.
"no lo envenenaron"
Neruda era embajador en Francia cuando Edwards llegó como su secretario. Ahí entablaron una amistad debido a que eran dos escritores que vivían de la diplomacia. Hace un mes, el también autor de "El inútil de la familia" señaló al diario argentino Clarín que el Nobel "estaba muy enfermo la última vez que hablamos. Muy enfermo. Por eso les digo que no creo lo del veneno".
"Tenía mucho miedo a morirse porque sabía que estaba enfermo y se agarraba a la vida con todas sus fuerzas, hasta con la fuerza de la duda", agregó el ganador del Premio Cervantes en 1999, uno de los máximos reconocimientos a la literatura en español.
El Instituto Cervantes publicó ayer en su cuenta de Twitter que "nos deja un novelista excepcional, un ensayista valiente y un periodista al tanto de todas las capas de la actualidad. Echaremos de menos su vitalidad y su altura moral. Dejó un legado en la Caja de las Letras (bóveda) que se desvelará en 2035", junto a una foto del depósito de una libreta.
El ministro de las Culturas, Jaime de Aguirre, se refirió a Edwards como "un hombre fundamental de la literatura chilena e hispanoamericana, un intelectual que imprimió su fibra y pensamiento en el quehacer cultural contemporáneo. Fue un creador que supo conjugar sensiblemente la literatura con la política y proyectó desde ahí su destacada carrera".
La Academia Chilena de la Lengua, de la cual también fue parte el autor de "Los convidados de piedra", agregó que "con su partida, Chile pierde a uno de sus mayores intelectuales y escritores, y la Academia, a un miembro querido y admirado por todos".
La primera mujer en asumir el liderazgo de esta institución creada por la Real Academia Española, Adriana Valdés, recordó ayer una frase de Edwards en la novela "El inútil de la familia": "Aquello que llaman chilenidad, todo ese conjunto en el fondo peligroso, temible. Temible entonces y temible ahora".
El exministro de Hacienda, Ignacio Briones, destacó que el escritor fue "un eximio conversador, de quien tuve el honor de disfrutar de largas horas, historias e imborrables anécdotas. Una gran pérdida".
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